Tenemos Curiosidad — Si me siento llamado al sacerdocio o a una orden religiosa, ¿cómo sé que podré aceptar la vocación, especialmente el celibato en un mundo lleno de tentaciones y pecados en los que puedo caer?

Father Anthony L. Chandler

La Iglesia siempre necesita sacerdotes y religiosos. En una sociedad que glamoriza el sexo, el poder y el dinero, la Iglesia necesita el testimonio continuo de hombres y mujeres jóvenes dispuestos a dar todo por la santidad viviendo una vida de castidad, obediencia y pobreza. Debido a que somos una Iglesia de palabra y sacramento, necesitamos sacerdotes que prediquen la Palabra con integridad y que nos ministren en tiempos de gozo y dolor con sensibilidad. Cuando nuestro mundo está plagado por división y polarización, necesitamos la esperanza de una comunidad cristiana inspirada por personas que se unen en paz para vivir y compartir su fe, valores y misión.

Al considerar una vocación religiosa, no tienen nada que perder. De hecho, se lo deben tanto a ustedes mismos como a la Iglesia para considerarlo.

A través de nuestro bautismo, todos los cristianos comparten un llamado común a la santidad, pero Dios nos llama a vivir nuestra santidad de diferentes maneras, dado nuestros talentos, dones y limitaciones individuales. Todas las vocaciones están orientadas hacia la santidad y la profundización de la relación con Dios.

En mi primer año como Director de Vocaciones, les pregunté a los jóvenes si habían pensado en el sacerdocio o en la vida religiosa. La respuesta típicamente era sí, ¡pero no soy lo suficientemente digno ni santo! ¡Dios proporciona la gracia!

Quizás otro problema es que los jóvenes pueden encontrar que en el mundo de hoy es difícil defender su elección a entrar a una vida religiosa. Hace años, parecía una opción viable para un joven católico tomar la misma decisión. En un mundo cada vez más secular, los jóvenes a menudo buscan a alguien o algo a quien seguir, de diferentes tendencias y celebridades, y finalmente encuentran falta de felicidad en esta forma de vida.

Si están discerniendo la decisión de entrar en la vida religiosa, sepan que ninguno de nosotros es digno, pero si están destinados a serlo, Dios abrirá un camino.

El padre Anthony Chandler es párroco de la parroquia St. Francis of Assisi en Louisville, KY.

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