
Por Gina Christian, OSV News
La fertilización in vitro, que es contraria a la enseñanza católica, plantea amenazas “a la dignidad y los derechos humanos” de maneras “a veces muy evidentes” y “otras veces muy sutiles”, dijo el obispo Michael F. Burbidge de Arlington, Virginia.
El 22 de enero, el obispo Burbidge publicó “La familia cristiana, la fertilización in vitro y el testimonio heroico del amor verdadero”, una carta pastoral sobre lo que describió como “temas increíblemente delicados” de la FIV y la fertilidad.
La carta, disponible tanto en inglés como en español en el sitio web de la Diócesis de Arlington, cita el Catecismo de la Iglesia Católica, el Concilio Vaticano Segundo, escritos papales, especialistas católicos en bioética y cobertura periodística de la industria de la FIV, al tiempo que proporciona una variedad de recursos pastorales. para parejas que luchan contra la infertilidad.
El obispo Burbidge, quien en noviembre completó su mandato de tres años como presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, escribió que la carta pastoral fue motivada tanto por compasión como por consternación.
“Como sacerdote y obispo, he oi´do hablar constantemente de la angustia experimentada por tantas personas en relacio´n con el deseo de formar una familia”, escribió. “En nuestro tiempo, he observado con preocupacio´n pastoral la creciente aceptacio´n de la fecundacio´n in vitro como una aparente solucio´n al dolor de la infertilidad”.
Pero, advirtió, esa aceptación tiene un costo tremendo: uno que incluye la destrucción eugenésica de millones de niños embrionarios, el desmoronamiento del vínculo integral entre la maternidad y el amor conyugal, la erosión del derecho del niño a tener padres naturales y amenazas a salud, seguridad y libertad religiosa.
Desarrollada a partir de experimentos con mamíferos en la década de 1930, la FIV (mediante la cual los óvulos de una mujer y el espermatozoide de un hombre se unen fuera de sus respectivos cuerpos en un entorno clínico, con uno o más niños embrionarios seleccionados para su implantación en el útero de la mujer) se generalizó después del nacimiento de Louise Brown en 1978, quien fue concebida mediante este método por investigadores del Reino Unido.

Desde entonces, más de 12 millones de niños han nacido tras la concepción mediante FIV, aunque “por cada uno” de ellos, “hay muchas decenas de millones ma´s de hermanos y hermanas desaparecidos que han sido destruidos deliberadamente, con los que se ha experimentado, o que han sido congelados en nitro´geno li´quido y a los que se ha negado su derecho natural a la plenitud de su desarrollo”, escribió el obispo Burbidge.
“Cada procedimiento de FIV que tiene e´xito da como resultado un hijo vivo con muchos hermanos perdidos”, afirmó.
— Enseñanza de la Iglesia sobre la FIV —
El obispo Burbidge señaló “Donum Vitae”, la instrucción de 1987 sobre el respeto a la vida humana emitida por la Congregación del Vaticano (ahora Dicasterio) para la Doctrina de la Fe, que articuló por primera vez la postura de la iglesia sobre la FIV. La instrucción destacó que “los embriones humanos obtenidos in vitro son seres humanos y sujetos de derechos: su dignidad y su derecho a la vida deben ser respetados desde el primer momento de su existencia”.
“La Iglesia afirma la verdad de que cada hijo es un don de Dios, independientemente de las circunstancias de su concepcio´n, aun cuando las ensen~anzas de la Iglesia contra la FIV han permanecido constantes y han sido confirmadas por la experiencia de los an~os intervenidos”, escribió el obispo Burbidge.
Destacó que “todos los hijos concebidos y nacidos mediante FIV poseen una dignidad humana inalienable”. Señaló que “su dignidad innata es la razo´n de la oposicio´n de la Iglesia a que sean instrumentalizados y convertidos en objetos mediante la FIV, que selecciona eugene´sicamente a unos para vivir y a otros para morir”.
Sin embargo, incluso si no tuviera como resultado el descarte o la destrucción de los niños embrionarios, “la FIV seguiría siendo injusta y moralmente incorrecta”, escribió el obispo Burbidge.
La FIV y otros procedimientos, comúnmente etiquetados como “tecnologías de reproducción asistida”, funcionan para socavar en lugar de reforzar “la donacio´n amorosa de los co´nyuges manifestada en el amor conyugal procreativo y unitivo”, escribió. “De este modo, el abrazo natural y amoroso del hombre y la mujer expresado en el amor conyugal es eficazmente sustituido por un procedimiento de laboratorio hecho posible por el sometimiento del hombre y la mujer a un proceso tecnolo´gico”.
Señaló el repetido énfasis del Papa Francisco en los riesgos de lo que el Papa ha llamado un “paradigma tecnocrático” que resulta en deshumanización y tiranía.
“La FIV subvierte la dignidad humana al reducir a las personas -hombres, mujeres y niños por igual- a objetos de un proceso técnico que amenaza lo que el Santo Padre ha descrito como ‘al ser humano en su especificidad irreductible'”, escribió el obispo Burbidge.
— Las amenazas de la FIV a la libertad religiosa —
La convicción religiosa y la libertad también están en riesgo frente a la FIV, dijo, particularmente con respecto a cualquier esfuerzo para exigir a nivel federal el derecho a la FIV, ya sea a través de una “financiacio´n directa u obligando a las compan~i´as de seguros me´dicos a hacerlo”, una perspectiva del obispo Burbidge, citando Marcos 12, 17, califica de “una entrega ilegítima al César de las cosas de Dios”.
“La Iglesia se solidariza con todos los que sufren infertilidad y proclama la dignidad de todos los que vienen a la existencia como resultado de la FIV”, escribió el obispo Burbidge. “Sin embargo, se opone rotundamente a cualquier accio´n gubernamental federal o estatal que implique a todos los ciudadanos con una grave injusticia moral”.
Como candidato, el presidente Donald Trump dijo que había sido “un líder en FIV” y que “apoyaría la disponibilidad de tratamientos de fertilidad como la FIV en todos los estados de Estados Unidos”. Trump prometió que su administración obligaría al gobierno o a las compañías de seguros a pagar los tratamientos de FIV después de que un controvertido fallo de la Corte Suprema de Alabama determinara que los embriones congelados calificaban como niños según la ley estatal de muerte por negligencia.
Al igual que el mandato de anticoncepción en la Ley de Atención Médica Asequible, los mandatos gubernamentales para la FIV “inevitablemente dari´a lugar a la coaccio´n generalizada de los trabajadores de la salud y la evisceracio´n de su derecho profesional de conciencia”, escribió el obispo Burbidge.
Pero, dijo, el estado debería buscar “apoyar el bien de la familia” a través de “formas concretas de fomentar el matrimonio y la formacio´n de la familia a una edad ma´s temprana, establecer programas para hacer frente a los gastos directos relacionados con el embarazo y el parto que pueden actuar como una barrera para el crecimiento de las familias, y ampliar la cobertura de los cuidados de fertilidad que afirman y restauran la vida”.
Como mínimo, y “asumiendo la desafortunada persistencia de la FIV como industria” (conocida por su falta de regulación como un “salvaje oeste”), el obispo Burbidge dijo que los funcionarios electos “deberi´an garantizar que las instalaciones de FIV adopten normas ba´sicas de salud y seguridad que minimicen los dan~os” asociados con su práctica.
— Compasión por las parejas infértiles —
En su carta, el obispo Burbidge, citando Jn. 6, 60, escribió que reconocía que “lo que la Iglesia enseña sobre la FIV representa un ‘lenguaje duro’… que para muchos es conveniente ignorar, y que muchos cato´licos y otras personas de buena voluntad pueden no haber encontrado nunca la ensen~anza de la Iglesia sobre esta cuestio´n”.
Encuestas nacionales recientes realizadas por Gallup y Pew, citadas por el obispo Burbidge, indican que una mayoría significativa de los estadounidenses (el 82%, según Gallup) considera la FIV como moralmente aceptable, y poco menos de la mitad (49%) también considera aceptable la destrucción de los embriones, niños concebidos mediante FIV. Pew descubrió que el 65% de los católicos estadounidenses consideraban favorable el acceso a la FIV.
En una entrevista de mayo de 2024 con el Papa Francisco, la periodista de CBS Norah O’Donnell preguntó sobre el rechazo de la Iglesia Católica a la subrogación, que a menudo forma parte del proceso de FIV.
O’Donnell dijo que conocía a mujeres sobrevivientes de cáncer para quienes la práctica se ha convertido en “la única esperanza” de tener un hijo. El Papa Francisco reafirmó la enseñanza de la Iglesia sobre este tema, al tiempo que elogió a O’Donnell por su sensibilidad hacia quienes sufren de infertilidad.
Sobre todo, dijo el obispo Burbidge, “la familia cristiana está llamada a dar un testimonio heroico del amor verdadero en cada generación, y de modo particular en nuestro tiempo”.
“La persona humana lleva en si´ misma la imagen misma y la semejanza de Dios que es amor (cf. 1 Jn 4, 8), y mirando y confiando en el Dios que ofrece la verdadera esperanza y la posibilidad de la felicidad eterna, todas las personas pueden gozar de la realizacio´n de sus deseos buenos y naturales en la plenitud de los tiempos”, escribió. “La familia cristiana tiene un poderoso aliado espiritual en la Iglesia, cuyos miembros esta´n llamados a caminar junto a las parejas que experimentan infertilidad, ofrecie´ndoles opciones reparadoras y vivificantes, al tiempo que abordan aquellas injusticias morales que hari´an imposible nuestra experiencia de la verdadera felicidad”.