

¡Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo!
La Navidad es un tiempo de alegría, esperanza y amor al celebrar el nacimiento histórico de nuestro Señor Jesucristo en Belén. Alegría porque el día de Navidad recordamos el regalo más grande de Dios: su hijo unigénito. Nos regocijamos en la luz de Cristo porque nos trae esperanza. Esperanza en un mundo que viene con desafíos, pérdidas y tristeza. Con el nacimiento de nuestro Salvador, recordamos el amor de Dios por nosotros. En la maravilla y el misterio de la Encarnación, Dios se hizo uno de nosotros – se hizo carne – para habitar entre nosotros y sufrir con nosotros. Jesús nació para salvarnos. Él es Emanuel, que significa Dios con nosotros. Y Jesús está con nosotros siempre.
Mis queridos hermanos y hermanas, dejen que la alegría, la esperanza y el amor del tiempo de la Navidad entre en sus corazones. Difundan esa alegría, esperanza y amor cuando se reúnan con familiares y amigos durante las fiestas navideñas. Mantengan esa llama encendida en su corazón ahora y durante el próximo Año Nuevo. Sean el rostro de Cristo para todos con quienes se encuentren.
Que las abundantes bendiciones de Dios sean derramadas sobre ustedes y sus seres queridos. Por favor, tengan conocimiento de mis oraciones por ustedes y les pido que oren por mí.
¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo! ¡Dios los bendiga!