Por Patricia Jimenez
Este artículo es parte de una serie enfocada en diferentes áreas ministeriales. Los artículos son presentados bajo la perspectiva del proceso del V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana/Latina.
¿Quién soy? ¿Quién es mi comunidad? ¿En dónde pertenezco? Estas preguntas son clave para la formación de la identidad de los católicos latinos en los Estados Unidos. Los latinos de la primera generación tuvieron la bendición de traer consigo un fuerte sentido de identidad personal y cultural de su país de origen. Lamentablemente, gran parte de los esfuerzos pastorales de los ministros hispanos / latinos se han enfocado y continúan enfocándose en servir a los recién emigrados.
Para muchos de nosotros quienes nos identificamos como generaciones 1.5 y más allá (nacidos o criados en Estados Unidos), crecimos pensando que no pertenecemos y atrapados entre dos mundos. Muchos de nosotros fuimos incluidos en programas de formación en la fe en inglés o en grupos juveniles que a menudo carecían de la riqueza, la belleza y la mística hispana. Por otro lado, también nos forzaron o nos pusieron en programas en español que llevaban nuestra esencia cultural y espiritualidad pero que carecían de nuestra propia identidad estadounidense y nuestro idioma principal: el inglés.
Desafortunadamente, muchos jóvenes católicos latinos no han encontrado un hogar en nuestras parroquias y no me sorprende que muchos ya no se identifiquen como católicos. Nosotros, como Iglesia y en el Ministerio Hispano, hemos sido negligentes con los latinos nacidos o criados en los Estados Unidos. También sabemos que la razón principal por la que los jóvenes hispanos dejan la Iglesia es porque no se sienten bienvenidos (CARA). No sentirse bienvenido es también un signo de abandono o negligencia. ¿Pero qué tiene que ver este descuido con los nuevos medios de comunicación?
El inadecuado acompañamiento de los católicos latinos se complica aún más por las nuevas formas de comunicación. Las investigaciones y la experiencia nos dicen que los latinos, tanto en los EE. UU. como en todo el mundo, han adoptado rápidamente la tecnología móvil y los nuevos medios. Mientras la Iglesia y los agentes pastorales en los Estados Unidos están adoptando lentamente nuevos medios de comunicación, las generaciones más jóvenes de católicos hispanos han estado usando estas plataformas con facilidad por años.
Esta nueva realidad en el ámbito de la comunicación y las tecnologías móviles ha creado un nuevo espacio para la evangelización en los tecno barrios. Techno Barrios es un término que he llegado a definir como los espacios digitales que los hispanos / latinos ocupan a diario, como Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, YouTube, WhatsApp, etc. Aunque no es una ubicación física, son espacios donde los latinos pueden experimentar una extensión de su barrio o comunidad eclesial.
Pero ¿qué sucede cuando las abuelitas, las tías o aquellos que transmiten la fe no están presentes en los tecno barrios? ¿Estamos abandonando una vez más a las generaciones más jóvenes en sus nuevos espacios sociales y culturales? Este reto nos llama a un enfoque renovado, uno de acompañamiento y encuentro, especialmente a aquellos en las periferias o aquellos que ya no se identifican como católicos quienes ocupan estos espacios.
El Papa Francisco ha sido un gran ejemplo para nosotros sobre cómo comunicarnos y el uso de las redes sociales. En su Mensaje para la 50 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, nos desafía: “Como hijos de Dios estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión”. Sin embargo, si no estamos utilizando las principales formas de comunicación de los jóvenes, estamos fracasando.
Él Santo padre continua en su XLVIII Mensaje, “Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía”. Muchos líderes pastorales que utilizan los nuevos medios de comunicación simplemente están publicando información a través de las redes sociales, pero ¿estamos realmente escuchando?
Este es un dilema ético ya que estamos descuidando a nuestros jóvenes. Las investigaciones sobre los niños abandonados han subrayado el impacto de tal trauma. Los trastornos de apego son condiciones en las que los niños o bebés no forman vínculos sanos con sus padres debido a la negligencia o la falta de satisfacción de sus necesidades emocionales, psicológicas o básicas (Mayo Clinic). Algunos de los síntomas de los trastornos de apego pueden incluir ser desapegados, falta de conciencia, dificultad con el conflicto, la manipulación, hostilidad, dificultad para mostrar empatía, falta de confianza o compasión, relacionar el comportamiento sexual con la cercanía y resistirse a ser nutrido o guiado. Expresan un comportamiento destructivo, a menudo se sienten aislados, deprimidos, frustrados, estresados y exhiben un comportamiento adictivo, son extremadamente vigilantes y agitados. Se sienten indefensos, desesperanzados y enojados (Institute for Attachment and Child Development).
Un apego saludable es un asunto serio que nosotros, como Iglesia, no hemos considerado. Si bien la relación y el apego de los jóvenes latinos con la Iglesia no tienen el mismo peso que el de un padre, pero todavía debemos discernir cuáles serán las repercusiones para una Iglesia que no ha logrado formar un apego espiritual saludable con muchos de nuestros jóvenes. El abandono en sus raíces se trata de una pérdida de amor y conexión. ¿Cómo puede la Madre Iglesia recuperar esa pérdida? ¿Vamos a acompañar a nuestros jóvenes yendo a donde se encuentran? ¿Estamos dispuestos a escucharlos sin juzgar o criticar? La consulta del V Encuentro nos muestra que los jóvenes piden que su Iglesia use las redes sociales y las nuevas tecnologías para la evangelización. ¿Cómo es que vamos a responder?
Patricia Jimenez, D. Min. es la fundadora de USHispanicMinistry.com y Coordinadora de Comunicaciones para el V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana/ Latina.
