Teólogos: El aniversario de Nicea inspira la fe y fortalece la misión

El Papa Francisco, el Metropolitano ortodoxo Polykarpos de Italia y Malta, a la izquierda, y el arzobispo anglicano Ian Ernest, director del Centro Anglicano en Roma, a la derecha, hacen una pausa en oración frente a la tumba de San Pablo antes de un servicio de oración ecuménica que marca el final de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos el 25 de enero de 2025, en la Basílica de San Pablo Extramuros de Roma. (Foto CNS/Vatican Media)

Por Cindy Wooden, Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO — Los cristianos no deberían ver el Credo de Nicea simplemente como una lista de cosas en las que creen, sino que deberían maravillarse porque relata la grandeza del amor de Dios y el don de la salvación, dijeron miembros de la Comisión Teológica Internacional.

“Nicea presenta el realismo de la obra de redención. En Cristo, Dios nos salva entrando en la historia. No envía un ángel ni un héroe humano, sino que Él mismo entra en la historia humana, naciendo de una mujer, María, en el pueblo judío y muriendo en un período histórico específico, ‘bajo Poncio Pilato'”, dijeron los teólogos.
Los miembros de la comisión, quienes son nombrados por el Papa y asesoran al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, dieron a conocer el documento “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador: 1700 años del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025)”.

El documento fue aprobado por el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio y presidente de la comisión, y su publicación fue autorizada por el Papa Francisco.

El documento se publicó el 3 de abril en francés, alemán, italiano, portugués y español. Se está preparando una traducción al inglés.

El Concilio de Nicea se reunió en 325 en lo que hoy es Iznik, Turquía. Fue el primero de los concilios “ecuménicos” que reunió a obispos de todas las comunidades cristianas.

“Su profesión de fe y sus decisiones canónicas se promulgan como normativas para toda la Iglesia”, afirmaron los miembros de la comisión teológica. “La admirable comunión y unidad suscitadas en la Iglesia por el acontecimiento de Jesucristo se hacen visibles y eficaces de un modo nuevo, mediante una estructura de alcance universal, y el anuncio de la Buena Nueva de Cristo en toda su inmensidad recibe también un instrumento de autoridad y alcance sin precedentes”.

Aunque la redacción del Credo se perfeccionó en el Concilio de Constantinopla de 381, según la comisión, sus afirmaciones básicas se definieron en Nicea y siguen constituyendo la profesión de fe esencial para todos los cristianos.

Al recitar lo que técnicamente es el Credo Niceno-Constantinopolitano, “confesamos que la Verdad trascendente está inscrita en la historia y actúa en ella”, decía el documento. “Por eso el mensaje de Jesús no puede disociarse de su persona: él es para todos ‘el camino, la verdad y la vida’ y no sólo un maestro de sabiduría entre otros”.

Celebrar el 1700 aniversario del concilio debería dar nueva energía a los esfuerzos de evangelización, aseguró el documento.

Tomar al Credo como punto de partida para proclamar a Jesús como salvador, decía, significa primero “dejarnos asombrar” por la inmensidad del amor y la obediencia de Cristo “para que todos queden maravillados” y “reavivar el fuego de nuestro amor al Señor Jesús, para que todos puedan arder de amor por él”.

“Proclamar a Jesús como nuestra Salvación desde la fe expresada en Nicea no es ignorar la realidad de la humanidad”, dijo el documento. “No da la espalda a los sufrimientos y a las sacudidas que atormentan al mundo y que hoy parecen socavar toda esperanza”.

“Al contrario, afronta estas dificultades profesando la única redención posible, alcanzada por quien ha conocido la violencia del pecado y del rechazo, la soledad del abandono y de la muerte, y que, incluso desde el abismo del mal, ha resucitado para llevarnos también a nosotros en su victoria hasta la gloria de la resurrección”, dijeron.

Además, decían los teólogos, “La fe de Nicea, en su belleza y grandeza, es la fe común a todos los cristianos. Todos están unidos en la profesión del símbolo niceno-constantinopolitano, aunque no todos confieren a este Concilio y a sus decisiones un estatuto idéntico”.

Aun así, dijeron, celebrar juntos el aniversario es “una oportunidad inestimable para subrayar que lo que tenemos en común es mucho más fuerte, cuantitativa y cualitativamente, que lo que nos divide: todos creemos en el Dios Trinidad, en Cristo verdadero hombre y verdadero Dios, en la salvación en Jesucristo, según las Escrituras interpretadas en la Iglesia y bajo la moción del Espíritu Santo. Todos creemos en la Iglesia, el bautismo, la resurrección de los muertos y la vida eterna”.

El Credo también debería inspirar esperanza entre los individuos al reconocer en varias líneas cómo Dios los creó, los ama, los salva y los llevará a Él al final de los tiempos, aseveraba el documento.

“Además”, decía, “la esperanza en la resurrección como también la esperanza en ‘la vida eterna del mundo futuro’ atestigua el inmenso valor de la persona individual, que no está llamada a desaparecer en la nada ni en el todo, sino a entrar en una relación eterna con Dios que eligió a cada uno antes de la fundación del mundo”.

La Comisión Teológica Internacional también pidió a la gente que considerara su afirmación de que la Iglesia es “una, santa, católica y apostólica”.

Los cristianos profesan y creen, decía la comisión, que “la Iglesia es una, más allá de sus divisiones visibles; santa, más allá de los pecados de sus miembros y de los errores cometidos por sus estructuras institucionales”, así como universal y apostólica de un modo que va más allá de las tensiones culturales y nacionales que la han asolado en distintos momentos de su historia.

Uno de los objetivos del concilio era establecer una fecha común para la Pascua que expresara la unidad de la Iglesia, según el documento. Lamentablemente, desde la reforma del calendario a finales del siglo XVI, la Pascua según el calendario juliano utilizado por algunas iglesias ortodoxas sólo coincide ocasionalmente con la Pascua según el calendario gregoriano utilizado en Occidente y por muchos cristianos orientales.

La diferencia de fechas para celebrar “la fiesta más importante” del calendario cristiano “origina daños pastorales en las comunidades, hasta el punto de dividir a las familias, y suscita escándalo entre los no cristianos, afectando así el testimonio del Evangelio que se les transmite”, señaló el documento.

En 2025, sin embargo, los calendarios coincidirán, lo que, según los teólogos, debería dar más energía al diálogo para llegar a un acuerdo.

A finales de enero, el Papa Francisco volvió a afirmar la posición católica, adoptada oficialmente por San Pablo VI en la década de 1960: si los cristianos orientales se ponen de acuerdo para determinar una fecha común para la Pascua, la Iglesia católica aceptará esa fecha.

OSV News
Written By
OSV News
More from OSV News
Leave a comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *