
Por Cindy Wooden, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO — Dado el cuidado y la preocupación del difunto Papa Francisco por los pobres, un grupo representativo de ellos ha sido formalmente invitado a acoger su féretro en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma para su entierro.
“Los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios”, dijo la oficina de prensa del Vaticano en un comunicado el 24 de abril. Lo mismo “en el corazón y en la enseñanza del Santo Padre, que eligió el nombre de Francisco para no olvidarse nunca de ellos”.
“Por esta razón, un grupo de personas pobres y necesitadas estará presente el sábado 26 de abril en la escalinata de la Basílica Papal de Santa María la Mayor para dar el último adiós al Papa Francisco antes del entierro de su féretro”, dijo el comunicado.
El Colegio Cardenalicio decidió que el funeral del Papa Francisco se celebrara el 26 de abril en la Plaza de San Pedro. En su testamento final, el Papa Francisco pidió ser enterrado en Santa María la Mayor, donde acudía con frecuencia a rezar para buscar la ayuda de María o para agradecerle su asistencia.
El Vaticano dijo que el ataúd del Santo Padre sería conducido a la basílica desde el Vaticano a través de la ciudad de Roma. La comitiva se moverá lentamente para que el público pueda saludarle por última vez.
El entierro es un rito que no será transmitido en vivo, dijo Matteo Bruni, director de la oficina de prensa del Vaticano.
La tumba del Papa Francisco, en un nicho en una nave lateral de la basílica, está hecha de mármol de Liguria y, de acuerdo con los deseos del Papa, dice simplemente “Franciscus”. Una reproducción de su cruz pectoral cuelga sobre la losa de mármol.
En su testamento final, publicado por el Vaticano pocas horas después de su muerte el 21 de abril, el papa Francisco pidió ser enterrado en Santa María la Mayor porque había confiado su “vida y ministerio sacerdotal y episcopal” a María.
“Deseo que mi último viaje terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico, para encomendar confiadamente mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle sus dóciles y maternales cuidados”, escribió.