La IA debe tener una gestión ética y una regulación que proteja a la persona humana, dice el Papa

Una mujer en silla de ruedas se acerca a Mirokaï, una nueva generación de robots que emplean inteligencia artificial, como se ve en esta foto tomada el 8 de julio de 2025 en la Cumbre AI for Good 2025 en Ginebra. La cumbre, organizada del 8 al 11 de julio por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en colaboración con unas 40 agencias de la ONU y el gobierno suizo, se centró en “identificar aplicaciones innovadoras de IA, desarrollar habilidades y estándares, y promover alianzas para resolver desafíos globales”, según el sitio web del evento. (Foto CNS/cortesía de la UIT/Rowan Farrell)

Por Carol Glatz, Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO — El Papa León XIV instó a los líderes y expertos mundiales a establecer una red para la gobernanza de la Inteligencia Artificial (IA) y a buscar claridad ética respecto a su uso.

La inteligencia artificial “requiere una gestión ética adecuada y marcos reguladores centrados en la persona humana, y que vayan más allá de los meros criterios de utilidad o eficiencia”, escribió el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, en un mensaje enviado en nombre del Papa.

El mensaje fue leído en voz alta por el arzobispo Ettore Balestrero, representante del Vaticano ante las agencias de la ONU en Ginebra, en la Cumbre “AI for Good 2025” que se celebró del 8 al 11 de julio en Ginebra. El Vaticano hizo pública una copia del mensaje el 10 de julio.

La cumbre, organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones en colaboración con unas 40 agencias de la ONU y el gobierno suizo, se centró en identificar “aplicaciones de IA innovadoras, crear competencias y normas, y fomentar alianzas para resolver desafíos globales”, según el sitio web del evento.

“La humanidad se encuentra en una encrucijada, ante el enorme potencial que genera la revolución digital impulsada por la Inteligencia Artificial”, escribió el cardenal Parolin en nombre del Papa.

“Aunque la responsabilidad del uso ético de los sistemas de IA recae principalmente en los desarrolladores, administradores y supervisores, aquellos que utilizan los sistemas tecnológicos también comparten esta responsabilidad”, escribió.

“En nombre del Papa León XIV, me gustaría aprovechar esta oportunidad para animarles a buscar la claridad ética y establecer una gobernanza local y global coordinada de la IA, basada en el reconocimiento compartido de la dignidad intrínseca y las libertades fundamentales de la persona humana”, escribió el cardenal Parolin.

“Esta transformación epocal requiere responsabilidad y discernimiento para garantizar que la IA se desarrolle y utilice para el bien común, tendiendo puentes de diálogo y fomentando la fraternidad, y asegurando que sirva a los intereses de la humanidad en su conjunto”, escribió.

Cuando se trata de la creciente capacidad de la IA para adaptarse “de forma autónoma”, según el mensaje, “es crucial considerar las implicaciones antropológicas y éticas de la IA, los valores en juego”, así como “los instrumentos regulatorios necesarios para protegerlos”.

“Aunque la IA puede simular aspectos del razonamiento humano y realizar tareas específicas con increíble rapidez y eficacia, no puede reproducir el discernimiento moral ni la capacidad de entablar relaciones auténticas”, decía el mensaje papal. “Por lo tanto, el desarrollo de tales avances tecnológicos debe ir de la mano con el respeto de los valores humanos y sociales, la capacidad de juzgar con la conciencia tranquila y el crecimiento de la responsabilidad humana”.

El cardenal Parolin felicitó y agradeció a los miembros y al personal de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que celebraba el 160 aniversario, “por su trabajo y su esfuerzo constante para fomentar la cooperación mundial con el fin de llevar los beneficios de las tecnologías de la comunicación a las personas de todo el mundo”.

“Conectar a la familia humana a través de las comunicaciones telegráficas, radiofónicas, telefónicas, digitales y espaciales presenta desafíos, especialmente en las zonas rurales y de bajos ingresos, donde aproximadamente 2.600 millones de personas aún carecen de acceso a las tecnologías de la comunicación”, escribió.

“Nunca debemos perder de vista el objetivo común” de contribuir a lo que San Agustín llamó “la tranquilidad del orden”, y fomentar “un orden más humano de las relaciones sociales, y sociedades pacíficas y justas al servicio del desarrollo humano integral y del bien de la familia humana”, escribió el cardenal.

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