La Boda es Un Día; El Matrimonio es Toda Una Vida 2-9-12

La Boda es Un Día; El Matrimonio es Toda Una Vida
ARZOBISPO JOSEPH E. KURTZ

¿Por qué no puedo casarme en la playa?
Mi reflexión en esta pregunta puede también ser vista en el segundo de nuestros “videos de entrevistas” que incluye un segmento de 9 minutos de la edición del mes de febrero de Conversations. Después de que haya de leer esta columna, lo invito a que vaya a www.archlou.org/destinationweddings a verlo.

Bodas en las montañas o en la playa son personales y son adaptadas a los intereses de la pareja. La pregunta acerca del sitio de las bodas es natural en la cultura actual en donde el matrimonio es visto como una relación personal y privada. Además, los jóvenes adultos son atraídos a sitios para bodas que reflejan sus valores y a los lugares y tiempos que han sido significativos para ellos.

Estas tendencias culturales normalmente se contraponen a las políticas de la Iglesia que requiere que las parejas se casen en el lugar sagrado de la Iglesia con la comunidad presente. Las parejas quieren saber ¿qué hace la diferencia en donde me case?

La clave para apreciar la importancia de nuestra enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio es el de dar el mejor primer paso para el resto de sus vidas teniendo su boda en un lugar sagrado. El tema para nuestro ministerio de Encuentro de Novios Comprometidos – “La Boda es Un Día; el Matrimonio es Toda Una Vida” – nos recuerda que el matrimonio es un peregrinar y que la boda es el primer paso del peregrinar que es personal, solemne y público. Además, la práctica pastoral de la Iglesia que alienta el intercambio de votos en el contexto de la Sagrada Eucaristía cuando ambos esposos son bautizados católicos enfatiza la presencia de Cristo en el matrimonio y el importante desempeño de la pareja en el cuerpo de Cristo, la Iglesia.

El matrimonio, una alianza que a través de su naturaleza sacramental expresa todo el amor incondicional de Dios por Su pueblo, involucra el amor que Jesús describe en el Evangelio de acuerdo a San Juan con la palabra griega agape: un amor que existe por el bien del otro y por la comunidad. A través del sacramento del matrimonio, un hombre y una mujer reciben la gracia y el poder de compartir este amor con sus esposos, sus hijos si son bendecidos con hijos y con todo el  mundo que anhela ser testigo de un amor que es sacrificado, heroico y profundamente romántico.
Fr. Robert Barron, el sacerdote cuyo ministerio por internet Word on Fire, ha provisto tanto gran material, les hace recordar a las parejas de su gran llamado- ellos son llamados a representar a Dios al mundo a través de su fiel y fructífero amor del uno hacia el otro. Él explica que las parejas no están recibiendo un sacramento; ellos son el sacramento. Ellos son un signo vivo de amor sacrificador y de la Trinidad, una comunidad de personas en amor.

Recientemente leí una biografía de Dietrich Bonhoeffer, el pastor y teólogo que murió en un campo de concentración cerca del fin de la Segunda Guerra Mundial. Mientras él estaba en el campo escribió un sermón conmovedor sobre el matrimonio que nunca tuvo la oportunidad de comunicar pero que continúa conmoviendo.

Bonhoeffer, escribió acerca de los tres “sí” del matrimonio. El primer “sí” es el profundo amor personal de la pareja del uno hacia el otro y su “sí” para toda la vida de amarse y apreciarse. El segundo “sí” es por la tierra de Dios de como las parejas abren sus corazones hacia hijos. El tercer “sí” viene de Dios mientras la pareja crece en su comprensión del gran compromiso del matrimonio y en la sabiduría que reconoce que sin la gracia de Dios no pueden esperar tener éxito en este peregrinar de toda la vida. Bonhoeffer termina su sermón con estas palabras: “No es su amor lo que sostiene al matrimonio sino, de ahora en adelante, es el matrimonio lo que sostiene su amor”.

Por consecuencia es apropiado que Ud. invite el “sí” de Dios el primer día de su matrimonio en el altar ante Dios, con el intercambio de promesas en público y en el lugar sagrado de la Iglesia con la comunidad de feligreses, familia y amigos que los quieren. La Iglesia no es solamente un “escenario” para la boda sino una expresión de todo lo que creemos sobre el matrimonio. En última instancia, donde Ud. celebre su matrimonio marca el tono de cómo Ud. ve su matrimonio: público y para otros o privado y solamente acerca de Uds.

Muchos de ustedes se encuentran en la planeación de su boda. Este es un tiempo como ninguno otro en su vida y es un tiempo de gran alegría. Compartimos su felicidad y damos la bienvenida a su energía y entusiasmo. Mientras planee su boda, no obstante, por favor piense y ore acerca de cómo Ud. se convertirá en este hermoso sacramento de la Iglesia.

Le agradeceré su retroalimentación sobre esta explicación de las prácticas pastorales de la Iglesia sobre el matrimonio. ¿Esto le ayuda a entender la riqueza de nuestra enseñanza sobre el matrimonio y por qué la Iglesia tiene políticas acerca de cómo y dónde las bodas son celebradas? Sígame y contácteme en Twitter (@ArchbishopKurtz) o envíe un correo electrónico a conversations@ archlou.org.

Mientras piensa en el sacramento del matrimonio, por favor mantenga en sus oraciones a aquellas parejas que celebran de 5 a 25 años de matrimonio en nuestra celebración de aniversarios este fin de semana, así también como a todas las parejas comprometidas mientras se embarcaran en esta gran aventura de amor.

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