
Un grupo de aproximadamente 70 catequistas se reunió el 15 de febrero en la iglesia de St. Rita para aprender sobre cómo ministrar a personas con discapacidades.
“No es diferente a (formar ministros) la vida familiar”, dijo la expositora, Esther García, durante una entrevista. “Necesitamos tener conciencia para reconocer que la persona con discapacidad tiene la misma dignidad y los mismos derechos que todos nosotros”.
García dirigió el taller organizado por la Oficina de Ministerio Hispano, para católicos hispanos/latinos. Ella se especializa en dirigir programas catequéticos para niños y familias en la Diócesis de Dallas. García también fue director of outreach and diocesan relations para National Catholic of Partnership on Disability (NCPD).
Feligreses con discapacidades, que incluye a aquellos con discapacidades físicas e intelectuales, tienen derecho a recibir los sacramentos debido a su bautismo, mencionó García.
Necesitan “nutrirse en su fe” a través de estudios bíblicos y retiros para que puedan “llegar a conocer y tener una relación con Dios”, indicó. “Pueden responder al llamado de Dios y dar testimonio. Podemos aprender de ellos”.
García señaló que las personas tienden a ser hospitalarias y hacen adaptaciones para aquellos que tienen discapacidades físicas. Eso es más difícil de hacer cuando la discapacidad no es visible. Por ejemplo, a los niños con autismo a veces se los considera maleducados, señaló.
“Tenemos que ser una comunidad de amor y compasión y no juzgar”, subrayó. “Siguen siendo la imagen de Dios, y necesitan ser tratados con dignidad y respeto”.

García ofreció a sus oyentes varias herramientas para ayudarlos a ministrar a personas con diferentes capacidades. Por ejemplo, presentó un listado de elementos que necesitan los niños con autismo:
• Un entorno estructurado, ayudas visuales, actividades sensoriales y lecciones adaptadas al nivel de aprendizaje de los estudiantes.
“Los catequistas debemos asegurarnos de que lleguemos a tiempo y preparados”, señaló García. “Es necesario tener un entorno de aprendizaje, incluso cuando se crea que el niño no está escuchando. Ofrecer el mismo entorno a todos”.
• Flexibilidad.
“Queremos que reconozcan 20 oraciones, pero debemos adaptarnos. No necesitamos ser tan rígidos”, indicó.
• Interacción con sus compañeros.
“No segregar a los estudiantes. Involúcrenlos. Oren juntos. Trabajen con ellos uno a uno (si es necesario) y vuelvan a las actividades con sus compañeros”, mencionó García.
Araceli Cortes, catequista bilingüe de la Iglesia St. Rita, dijo que lo que aprendió en el taller la ayudará a ministrar a los adolescentes de St. Rita.
“Fue una presentación excelente”, mencionó. “Será útil dondequiera que vayas”.
Cortes dijo que apreció especialmente la lección relacionada con los niños con autismo.
“En el pasado, a la gente se le decía simplemente que disciplinara a sus hijos. Ahora sabemos que hay niños con necesidades especiales”, dijo Cortés. “Es bueno ser sensible”.
El día concluyó con una demostración de una misa sensorial. García compartió una variedad de consejos, como elegir lecturas de un leccionario para niños, proporcionar leccionarios con letra grande para personas con discapacidad visual, ofrecer dispositivos de escucha y optar por música más suave.
Eva González, directora de la Oficina de Ministerio Hispano, dijo que el taller se organizó en respuesta al Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano/Latino.
