Esperanza en El Señor — ‘Santos a la puerta de al lado’

Archbishop Joseph E. Kurtz

El arzobispo Kurtz pronunció su discurso de graduación el domingo, 13 de mayo a la generación graduada de Athenaeum of Ohio/Mount St. Mary’s Seminary of the West. Su tema para la plática fue la nueva exhortación apostólica del papa Francisco “Alegraos y Regocijaos”.

En la Solemnidad de la Ascensión cuando Jesús asciende a la derecha del Padre en Gloria, Él prometió no dejarnos huérfanos. Hoy, también nos unimos a nuestra nación honrando a alguien que seguramente el Espíritu Santo inspira y sostiene en su vocación noble y prominente – nuestra madre. ¡Feliz Día de las Madres!

Recientemente el papa Francisco le dio a la Iglesia el regalo de una tercera Exhortación Apostólica, “Alegraos y Regocijaos” – “Gaudete Et Exsultate”. Gaudete significa alegraos. La alegría es difícil de alcanzar. La alegría no es un regalo dado a aquellos que buscan en la tierra en busca de ella – para ellos siempre está alrededor de la siguiente esquina. No, la alegría es el regalo que surge en tu corazón cuando al servir bien a otros te das cuenta que vivir por el otro parece traer alegría como una fuerte ola deja un rastro pacífico. Te cubre a ti y a quienes sirves. 

En su llamado a todos nosotros al camino a la santidad, el papa Francisco habla de una manera atrayente del “santo a la puerta de al lado” cuyo testimonio humilde somos tentados a dar por hecho. Después él incluye una cita de Sta. Teresa Benedicta de la Cruz, la filósofa Edith Stein que fue martirizada en manos de los nazis. Ella habla de los puntos decisivos en la historia y de los humildes profetas que los han traído. Después se vuelve muy personal. Dice que en la vida de cada héroe hay el que causa ese punto decisivo al servicio humilde. Ella añade que es probable que descubran esas almas a quienes les deben los puntos decisivos en su vida personal el día que todo aquello escondido será revelado.

Así que permítanme hablarles de lo heroico – las grandes cosas que Dios quiere de ustedes y de quien los inspira desde las sombras. Por supuesto, Jesús nos da la definición de grandeza que voltea al mundo de cabeza y dando vueltas sobre su eje: el grandioso es el que sirve a otro humildemente.

Déjenme decirles dos historias que se entrelazan. La primera comenzó en 1941 cuando mi hermano George nació con Síndrome de Down. Él era el cuarto niño de George y Stella Kurtz – que nunca buscaron vivir una vida heroica. Cinco años después me uní yo a la familia, toda la comunidad y yo en el pequeño pueblo minero al noreste de Pensilvania observamos cómo mis padres se dieron a conocer por el cuidado de George. Hubieran estado avergonzados ser llamados santos a la puerta de al lado o héroes, pero eran ambos.

Cuando George tenía 18 años de edad, un genetista en Francia de nombre Dr. Jérôme Lejeune hizo un gran descubrimiento – la causa genética del Síndrome de Down. También él no comenzó querer ser llamado un héroe o “un santo a la puerta de al lado”. El llegó a amar a los niños y a los jóvenes adultos con Síndrome de Down a quienes sirvió como doctor y que fueron sus pacientes de investigación.

De lo que vino a darse cuenta era de que la oposición a los niños nacidos con Síndrome de Down era muy fuerte. Antes de su descubrimiento, se pensaba que la gente nacida con este síndrome tenía una enfermedad, eran un castigo para los padres y que deberían mantenerse en las sombras de la sociedad. Muchos veían solo el peso y no el regalo de estos niños especiales.

El Dr. Lejeune habló fuertemente sobre los niños nacidos con Síndrome de Down. El perseveró en la defensa de la vida a pesar de la gran oposición de la comunidad profesional. Él perdió contratos gubernamentales en Francia y algunos dicen de la posibilidad de ganar el Premio Noble de la Paz. Lo hizo porque como él repetiría, “Una frase, solo una, dicta nuestra conducta, la expresión de Jesús mismo: “Lo que hicieron con algunos de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mi” (Mt 25:40).

Ahora ¡aquí está el punto! Lo que el Dr. Lejeune hizo por los niños nacidos con Síndrome de Down y lo que mis padres hicieron por mi hermano, ustedes graduados lo harán en servicio por alguien y en este acto de humildad por alguien encontraran grandeza. No sean ansiosos. No se preocupen. Jesús dijo “No tengan miedo”. Aspiren a la grandeza sirviendo humildemente con Jesucristo quien los guía.

San Bernardo de Clairvaux tuvo un interesante cambio cuando en una homilía del siglo XII describe la túnica de Jesús. A diferencia de un nuevo cambio de ropa que le dan a un sastre para obtener la medida perfecta, la túnica de Jesús se mantiene igual. Jesús es el mismo ayer, ahora y por siempre – pero nuestras mentes y corazones se ajustan y toman forma con los años. Ustedes han sido formados y preparados para la prueba que el Padre ha preparado para ustedes desde toda la eternidad como sacerdote, diácono o ministro laico.

Hay un segundo punto al ustedes avanzar a servir como un sacerdote, diácono o ministro laico. Recuerden que su camino a la grandeza no es una jornada que toman solos. En sus vidas, hay esa persona que ha sido un punto decisivo para ustedes. Digan gracias que Jesús, Él que ha ascendido a la derecha del Padre, no los dejó huérfanos. Les ha dado “un santo a la puerta de al lado”.

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