Por Arzobispo Joseph E. Kurtz
En la convención de los Knights de Columbus en San Antonio a comienzos de este mes, los Knights se reunieron de cada rincón de la tierra y agradecieron a Dios por un año vibrante. (Nuestros delegados de Kentucky, dirigidos por el delegado del estado Bill Schmidt, asistieron en gran número y fueron honrados por el crecimiento en nuestro estado). El Grand Knight Carl Anderson subrayó el año como un tiempo de crecimiento vibrante y de gran caridad-racionalizando con el llamado del papa Francisco a misericordia compasiva para todos- con números asombrosos de más de 70 millones de horas de caridad y millones de dólares en servicio hacia otros.
Uno de los lugares honrados este año fue la Catedral- basílica menor de Notre Dame de Quebec, la cual es el primado de la Iglesia de Canadá y la sede de la Arquidiócesis Católica Romana de Quebec, la más antigua sede en el Nuevo Mundo al norte de México. Era el año 1664 cuando la parroquia de Notre Dame de Quebec fue fundada. Se me dijo que antes de que Baltimore fuera fundada como una diócesis en 1789, Quebec fue la ciudad sede para el área conocida como Kentucky.
En la convención, hablé con el arzobispo de Quebec, Gerald Lacroix, un joven lleno de energía primado de Canadá acerca de la rica historia del catolicismo y los tremendos retos a la fe católica experimentados en Quebec en estos días. Ha habido una disminución terrible en la participación activa de católicos y un urgente llamado por la nueva evangelización.
Por ello, más sorpresivo fue el crecimiento de los Knights de Columbus en Quebec. Ahora, 20,000 firmes, estos hombres y sus esposas y familias forman un pilar para la nueva evangelización. En un ambiente de grandes amenazas del secularismo que olvida a Dios y la fe, Quebec se encuentra ahora experimentando un resurgimiento. No debería estar sorprendido, desde la profundidad de nuestros corazones hay un anhelo por la verdad y amor a Cristo- un dolor que solo Su amor y Su verdad pueden responder. Esta es la esperanza de la nueva evangelización.
Atentados a una fe vibrante y hasta la libertad religiosa por practicar esa fe crece cada día. Qué doloroso es ver que en la persecución y violencia llevada a cabo en contra de los fieles y la destrucción de Iglesias y sitios santos en Siria y Egipto. Cercas de casa, hay una reducción constante de la libertad religiosa como algo de mantener en privado y reservado por una hora aproximadamente en un día de culto. Triste, también, es la calma a una complacencia que es muy tentadora si uno lee solamente los titulares o noticias destacadas del medio secular.
En medio de estos retos, los Knights de Columbus hermosamente promueven la imagen sobre el altar en la Catedral de Notre Dame de Quebec, la imagen de la Inmaculada Concepción. Con copias enmarcadas para cada representante del estado para llevar en procesión a Misa, este ícono es ahora llevado de regreso a cada estado por su delegado, así todos serán conmovidos por su intercesión y fe. Hace algunos años, la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe fue llevada a Kentucky por los Knights y realizó sus recorridos a través de nuestro Commonwealth. (Recientemente, gracias a la iniciativa del anterior delegado del estado Rick Arnold, fue presentado a Litle Way Pregnancy Resource Center donde ahora reside.
El papa Francisco envió un mensaje especial a los delegados de los Knights de Columbus, recalcando el tema de la convención- “Sean Custodios de los Dones de Dios”. Recordando a San José, en cuya solemnidad inauguró su ministerio papal, nuestro Santo Padre habló sobre custodiar la fe. Estas son las palabras del cardenal Bertone de parte del papa Francisco: “Como custodio de la Sagrada familia, el humilde carpintero de Nazaret es un modelo de las virtudes varoniles de fortaleza silenciosa, integridad y fidelidad que los Knights de Columbus han buscado perseverar, cultivar y pasar a nuevas generaciones de hombres católicos. Fue de hecho una asociación protectora que su orden fue fundada a finales del siglo XIX, en respuesta a la necesidad de promover el bienestar material y espiritual de hombres trabajadores y sus familias, la dignidad del trabajo y las demandas de justicia social, y el avance de la misión de la Iglesia. Fieles a esta visión fundadora, los Knights continúan desempeñando un rol destacado en ayudar a hombres católicos a responder a su vocación a ser “custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro y del ambiente” (Homilía, 19 de marzo de 2013).
No puedo más que recordar las observaciones finales del papa Francisco en su encíclica, Lumen Fidei, en donde nombra a nuestra Santísima Madre María “la buena tierra” en donde la fe crece fuerte y el “ícono perfecto de la fe”. Así como ella intercede por la Iglesia en Quebec, le pedimos su gentil cuidado en la Arquidiócesis de Louisville, cuya Catedral tiene como patrona la Asunción de la Santísima Madre al cielo. Que ella nos guía hacia su hijo Jesucristo, Quien es nuestro poder para vivir como ciudadanos del cielo y la tierra y llegar a ser santos.
