Esperanza en El Señor — Que se haga según tu Palabra: el regalo de las escuelas católicas

Archbishop Joseph E. Kurtz

Por Archbishop Joseph E. Kurtz

Cada año cuando se acerca “La Semana de las Escuelas Católicas” me vuelvo nostálgico. Fui bendecido de que mis padres pudieron sacrificarse para que yo pudiera tener una buena educación católica. Ya ha pasado la mitad de un siglo, pero creo que los profundos efectos del aprendizaje, formación de carácter y desarrollo de mis actitudes religiosas y deseos aun permanecen. ¡Si caracterizo este regalo como una inversión, nuestra familia realmente obtuvo que nuestro dinero valiera la pena! 

El pasado martes, celebré una Misa especial en la parroquia St. Albert the Great para representantes de nuestras escuelas primarias y secundarias católicas, y después el viernes, viajé a la Diócesis de Memphis para una Misa de escuelas católicas en la escuela secundaria St. Benedict. ¡Qué privilegio fue elevar en agradecimiento a Dios el regalo especial de las escuelas católicas!

Se me ha dicho que a través de los Estados Unidos hay aproximadamente 1.8 millones de estudiantes en más de 6,300 escuelas católicas. El obispo Michael Barber de Oakland, presidente actual del Comité de Educación Católica de la USCCB dijo: “La gente joven de hoy necesita educación católica más que nunca. En un mundo donde la verdad, belleza y bondad son consideradas subjetivas, el Camino, la Verdad y la Vida ofrecidas a nosotros en Jesucristo son la única fuente de nuestra dirección, claridad y esperanza. Mas allá, enraizadas en la fe no pone en peligro la cualidad académica de las escuelas católicas, pero de hecho es su motivación por la excelencia en todas las cosas”. 

El tema de este año es “Escuelas Católicas: Aprender. Servir. Liderar. Tener Éxito”. En la homilía de ambas Misas, di gracias por la gran experiencia en donde nuestros estudiantes descubren su dignidad como hijos de Dios y profundizan su formación que excede en lo académico, así como también en la formación social y humana. Todo esto se logra en una atmósfera que apoya su crecimiento en alma y espíritu.

El papa Francisco consistentemente nos ha llamado de salir de la propia preocupación a una vida de amor al servicio por los demás en gratitud por los dones de Dios y movidos por su gracia. Recientemente el enfatizó este tema en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, tomando el tema del “fiat” de nuestra Santísima Madre Maria, quien con confianza, humildad y amor respondió al Ángel Gabriel: “Hágase en mí según tu Palabra”

Un predicador comentando en el “fiat” de María conmovió a su congregación anunciando “¡María nunca dijo fiat!” Después rápidamente añadió “¡porque ella no hablaba latín!” Después curiosamente indicó, “¡Todos ustedes saben la palabra en arameo que a ella le gustaba usar! Ella dijo amén. Que se haga según la voluntad de Dios”. Debo admitir que cada vez que doy la hostia en la Sagrada Comunión y digo “El Cuerpo de Cristo”, la respuesta de “Amén” ha tomado un profundo significado.

En las escuelas católicas, cada estudiante aprende a decir “Amén”, no solo con sus labios, pero más profundamente con una vida vivida para Cristo y para los demás. Aplaudamos y oremos en agradecimiento por nuestras escuelas católicas.

La retrospectiva
es casi siempre 20/20.

Durante las últimas dos semanas, aprendí una lección importante acerca de la manera de como los medios y los reportes de los medios pueden llevarme a una decisión apresurada. Habiendo estado en la National Right to Life March en Washington, D.C., fui inspirado por mi experiencia de miles de personas que se unieron para dar un testimonio claro para defender la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Me desanimó ver un video que apareció para mostrar el pobre comportamiento a lo cual reaccioné muy rápido.    

A medida que surgía una historia mas completa, puedo ahora ver que actué demasiado rápido. Tengo que decir que mi respuesta fue algo fuera de lugar de lo normal en como busco tomar decisiones. Verdaderamente, más tarde me uní al obispo Foys de la Diócesis de Covington y pedí disculpas a la comunidad de la escuela secundaria católica de Covington y a los estudiantes involucrados por el apresurado juicio que hice. Soy consciente de que el obispo Foys traerá un corazón y una mente pastoral a cualquier resolución final. La lección que aprendí es de que mientras la red de los medios sociales ha sido una gran bendición en permitirnos comunicarnos amplia y rápidamente con las personas, también tiene sus graves deficiencias. 

Hace años, apoyé un esfuerzo del ministerio para la familia de la Conferencia de Obispos Católicos Canadienses para promover lineamientos para el uso apropiado de los medios sociales. Recuerdo que la rapidez en el juicio nunca ayuda, y este incidente es una buena lección, no solo para mí, pero para otros también, al tratar de utilizar bien estos vehículos de comunicación.

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