Esperanza en El Señor — Pobreza y Destitución

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Archbishop Joseph E. Kurtz

El próximo miércoles comienza la Cuaresma. ¡Me gusta el Miércoles de Ceniza! Las personas asisten a Misa en gran número y reciben un signo público de su fe – la señal de la cruz trazada en su frente con cenizas. Es una marca que la mayoría de las personas entienden o que al menos preguntan. Las cenizas en nuestra frente llaman a la conversión interior del pecado y proclaman una proclamación exterior que como católicos necesitamos a Dios y una conversión deseada.

Este acto de humildad es además acompañado cada año por un mensaje de Cuaresma del Santo Padre. El mensaje del papa Francisco es poderoso. Él comenta sobre un versículo de la Sagrada Escritura: Versículo 9 del capítulo 8 de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios, en donde Pablo indica “Ya conocen la generosidad de Cristo Jesús, nuestro Señor, que, siendo rico, se hizo pobre por ustedes para que su pobreza los hiciera ricos”. Consistente con su llamado anual a la humildad y cuidado por los demás, el papa Francisco nos exhorta a usar los días de la Cuaresma en buscar la pobreza de Jesús y descubrir riquezas verdaderas.

Y ¿cuál es la pobreza de Jesús que estamos llamados a acoger? Jesús, quien es la Palabra Eterna hecha carne, se vacía así mismo de su divinidad para tomar parte en nuestra humanidad y volverse pobre y humilde para así descubrir las riquezas que solo Él puede traer. Durante la Cuaresma, nos vaciamos y nos volvemos humildes, generosos y apartados de las cosas de este mundo a través de actos de oración, ayuno y limosna para así volvernos ricos en el fastuoso amor de Dios. Somos invitados a acoger este misterio de pobreza y ausencia, para así entrar la Semana Santa y la Pascua como un tiempo de conversión, cuando la ausencia de nuestro Señor Jesucristo nos hace estar preparados para la alegría jubilosa en la Vigilia Pascual.

Me pareció especialmente convincente el contraste del papa Francisco entre este rico sentido de pobreza y la destitución que necesita erradicarse. El describe vívidamente tres formas de destitución que pueden proveer una meditación fructífera para nuestra oración y reflexión Cuaresmal.

Primero es la destitución material paralizante que rodea a las personas nacidas en un mundo sin suficiente comida, albergue y cuidado médico. Mi viaje con Catholic Relief Services a las Filipinas demostró esta realidad de cercas. También mi visita reciente a Sister Visitor Center en West Louisville, en donde las hermanas y voluntarios sirven a las necesidades materiales de incontables individuos. Las colectas del Plato de Arroz y el servicio voluntario comunitario con Caridades Católicas y otra organización nos proveen oportunidades de hacer nuestra parte en ayudar a individuos a salir de sí mismos de la destitución material para que así descubran y ejerciten su verdadera dignidad como hijos de Dios.

El papa Francisco describe además la destitución moral y espiritual. ¡Quién en esta era no es tocado por algunos por alguna forma de adicción que trae la destitución moral! En una cultura que nos tienta de tantas formas de encerrarse en sí mismos, la temporada de la Cuaresma puede dar un tiempo, con la gracia de Dios y la ayuda de otros, de salir de las adicciones – ya sean drogas y alcohol, mucha televisión o compras, o pornografía por Internet. Los obispos de Estados Unidos están desarrollando una carta pastoral en pornografía que se espera sea publicada en el 2015. Este proyecto emergió por la creciente prevalencia de la adicción a la pornografía, especialmente en el Internet, que contribuye a tanta infelicidad en los individuos y familias.

La destitución espiritual es de la misma forma: es una vida sin Dios. Tristemente, muchos están creciendo sin un entendimiento de Dios. En una reunión reciente de obispos de Latinoamérica y Canadá, escuche hablar de la difícil situación de la juventud que parecían no tener sentido en sus vidas. Que diferente era cuando yo crecía y sentí el sello de descubrir el plan de Dios para mí y ¡una gran voluntad de seguir! Además está el fenómeno de “ateístas prácticos” personas que van a la Iglesia en domingo y que viven el resto de su semana como si Dios no existiera.

El antídoto es dejar la gracia de Dios en nuestras vidas. Como luz del sol brillando en un cuarto obscuro, la gracia de la Cuaresma puede brillar. Así que ahora es el tiempo de actuar.

Piensen acerca de unas resoluciones de Cuaresma. Ir a la Sagrada Eucaristía a diario o al menos un día extra cada semana es un comienzo sencillo. Tomar parte en el programa del Plato de Arroz hace fácil escoger acciones especificas sacrificiales que harán su corazón más generoso y al mismo tiempo ayudar a las personas en necesidad. (Vea www.crsricebowl.org para mayor información acerca del programa y la app).

¡La Cuaresma significa tiempo de primavera! Que esta llamada de conversión sea la primavera y en su paso que lo guíe fuera de la destitución que nos hunde y en su lugar ¡acoja la pobreza de Cristo que lo eleva!

ARZOBISPO JOSEPH E. KURTZ

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