Esperanza en El Señor — Obispo David Thompson que en paz descance

Archbishop Kurtz
Archbishop Kurtz

“¡Siempre buscó el éxito para otros!” Así habló monseñor James Carter en la homilía del funeral para el obispo emérito David B. Thompson de Charleston, South Carolina el 4 de diciembre. Tenía una lágrima en mi ojo al darme cuenta de la pérdida de un querido amigo, mentor y verdadera figura de un padre.

La semana anterior a su muerte, el obispo Dave con orgullo en su voz me llamó para felicitarme en mi elección como presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Siempre había sido así con él – desde que llegué a conocerlo y a quererlo en 1976. En cierto sentido, más que un amigo, él era como un padre para mi. (Mi padre falleció en 1977).

Después de regresar del funeral, recibí un paquete que contenía el regalo de Navidad del obispo Thompson — un libro con una tarjeta bien hecha. Después se recibieron llamadas de muchos más, todos los que habian recibido un regalo personal y todos asombrados de que el Obispo haya realizado su compra navideña antes de su muerte. ¿Mencioné que el obispo Thompson había cumplido 90 años el pasado 29 de mayo? Tal energía y amor — ¡todo por Cristo y otros! Él siempre buscó el éxito para aquellos que llegaba a conocer.

Después de un lapso de 40 años, vine a admirar y a apreciar al obispo Thompson. Como la mayoría de los buenos amigos, la intensidad de su amor y caracter fue revelado a través del tiempo. En 1976 cuando fui asignado a ser residente en la Rectoría de la Catedral de Allentown donde él era el pastor, yo ya sabía de su gran reputación como un verdadero caballero y un fino sacerdote administrador.

Lo que estaba a punto de descubrir en los siguientes 12 años era su habilidad de siempre ver a Jesucristo y de respetar a la persona: Jesucristo como la persona a seguir en su vida y la persona enfrente de él en el momento como la persona más importante en su vida. El obispo Dave tenía ese don de dar toda su atención a aquellos con quien hablaba. En muchas comidas en la mesa de la rectoría, aprendí de él mucho más acerca de ser un pastor y ayudar a colaborar con otros y a apoyar a aquellos con quien trabajo. ¡El siempre buscó el éxito para otros!

El obispo Thompson fue el maestro de la homilía de tres puntos y era un hombre de humildad, fidelidad y diversión.

Él era un hombre humilde y nunca permaneció en sí mismo sino en otros.El gran escritor cristiano C.S. Lewis habló del cielo como ese tiempo en donde la alegría que sentimos en nuestro éxito terrenal en vida realmente será experimentado como euforia cuando otros encuentran el éxito. El obispo Dave tenía ese don, y yo fui el beneficiado de esta pequeña “probada de cielo” aquí en la tierra. ¡Él siempre buscó el éxito para otros!

Un ícono de fidelidad, al Obispo Thompson le encantaba ser sacerdote y en sus últimas dos décadas, un obispo. Para él todo era de ser fiel en su llamado a Cristo y Su Iglesia y de dar sus dones al servicio de Cristo. El papa Francisco habla de atraer a las personas a Cristo y después acompañarlas en su peregrinar. Aprendí esto del testimonio constante del Obispo Dave. Él me hizo que quisiera ser fiel y entusiasta con cada acto sacerdotal, desde preparando mis homilías hasta celebrar la Santa Eucaristía y estar presente para la persona enfrente de mi en ese tiempo.

Finalmente, él era divertido. Cenas en la Catedral eran un deleite. En ese tiempo habia tres pastores asociados, así que la cena frecuentemente involucraría a cinco o seis de nosotros.

La cena del sábado por la noche después de Misa con confesiones era grandioso. Afectuosamente la llamábamos “Saturday Night Live”, ya que en la cena festiva nadie estaba a salvo de la buena diversión que había. Yo me aseguraba de no faltar a la reunión del Saturday Night Live semanal en la rectoría.

Quizás el mejor lugar en donde llegué a conocer al obispo David Thompson fue en el campo de golf. En cualquier ronda, cada uno de nosotros recordaría los tiros buenos que eran parte de nuestro juego y pasábamos por alto aquellos que iban a dar entre los árboles y al agua. Del obispo Thompson aprendí la habilidad de relajarse y disfrutar la compañia de otros. Incluso después de ser obispo, mi rutina por los primeros cinco años en Knoxville era un viaje anual al Sur de Carolina y visitar al obispo Thompson en Tennessee. Jugamos golf, compartimos comidas y sobre todo, compartimos una amistad. Hace unos años el vino a visitarme a Louisville y jugamos golf con amigos en las colinas del campo de “My Old Kentucky Home” en Bardstown. Después cuando le pregunté si le gustaba, el entonces obispo de 86 años de edad respondió: “¡Roma fue construida sobre siete colinas. Bardstown tiene 18!” Él era divertido.

Adviento es una “Época en la que recibimos al Señor Jesús más profundamente en nuestras vidas para que podamos estar preparados para su gloriosa venida final. El obispo Thompson me ha ayudado a celebrar bien el Adviento este año y, yo rezo para que su memoria se mantenga viva por muchos Advientos por venir. ¡Que mi querido amigo (y padre) descance en paz!

ARZOBISPO JOSEPH E. KURTZ

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