“La conciencia es la voz de Dios que resuena en el corazón humano”. Cité esta frase del documento Formando la Conciencia para Ser Ciudadanos Fieles (2007) cuando fui a la Universidad de Notre Dame a principios del mes de septiembre para ser parte de un panel de cinco miembros que discutimos el tema “Ser un Persona de Fe en una Democracia Liberal”.
Este forum se ha vuelto un evento anual en los últimos cinco años, y fue un honor para mí el haber estado ahí con otros panelistas, que incluían a Mormon Elder Dallin Oaks, Pastor Rick Warren de Saddleback Church, Rabbi David Saperstein y Rev. Richard Cizik de Evangelical Partnership for the Common Good. El foro de 90 minutos se encuentra en You Tube en www.youtube.com/watch?v=mS7UaFGtrdo. En general, fue una experiencia enriquecedora.
La primera pregunta del moderador fue acerca del voto: “Todos sabemos que hay un documento llamado Ser Ciudadanos Fieles, pero ¿qué es lo que Ud. realmente le dice a los católicos que se encuentran en conflicto al prepararse para votar? Respondí, “Mi respuesta es simple. ¡Únanse a mí a estudiar Ser Ciudadanos Fieles!” Ser Ciudadanos Fieles es intencionalmente publicado un año anterior a una elección mayor para promover el estudio profundo y la formación necesaria para el desarrollo de una conciencia bien formada, la cual ¡es una tarea de por vida! Además, hice hincapié de que la Iglesia no apoya candidatos ni coacciona a votantes, lo cual suscitó algunas preguntas interesantes de seguimiento por parte de los otros panelistas.
Cuando Ud. considera la naturaleza de una buena conciencia, Ud. verá por qué necesitamos tiempo. La cita completa de donde obtuve la hermosa definición de conciencia dice: “La conciencia es la voz de Dios que resuena en el corazón humano, revelándonos la verdad y llamándonos a hacer el bien a la vez que a rechazar el mal”. Si esto es cierto, y creo que lo es, entonces nos toma toda una vida para discernir esta voz de Dios. Requiere que rechacemos un entendimiento superficial de la conciencia como “siguiendo mis sentimientos” o simplemente seguir una plataforma del partido o lo más superficial, votar por quien me beneficiará personalmente.
El documento proporciona una dirección clara. Por ejemplo, habla de una jerarquía de cuestiones. No todas las preguntas morales son de la misma importancia. El quitar la vida a seres inocentes, por ejemplo, se indica que siempre estará mal (intrínsecamente malo) y nunca será apoyado.
También subrayé que la creencia religiosa es de suma importancia en la vida de nuestra cultura y en moldear el bien común dentro de nuestra sociedad. Tristemente, algunas personas han equivocado el concepto de separación de Iglesia y estado de una manera que difiere de su intención original, la cual era proteger el libre ejercicio de expresión religiosa a la vez que evitar el establecimiento de una religión nacional. Algunos incorrectamente concluyen que la convicción religiosa debe mantenerse en privado. Mi punto es, que aunque personalmente profundas, nuestras creencias religiosas no son privadas, sino públicas, porque nuestros valores religiosos afectan cada aspecto de nuestras vidas. Nunca buscamos imponer nuestros valores religiosos en otros en el ámbito público, pero claramente nuestra religión moldea lo mejor de nuestras virtudes cívicas.
Un moderador del panel, el profesor de Notre Dame David Campbell del departamento de ciencias políticas, recientemente se asoció con el sociólogo Robert Putnam en un nuevo libro con conclusiones sorprendentes. Ud. quizás recuerde que el Sr. Putnam escribió Bowling Alone, el cual identificó el incremento de la privatización de nuestra cultura. El nuevo libro, Amazing Grace, estudia la relación entre el involucramiento en la vida pública y la práctica religiosa. Identificó una relación rígida y positiva: aquellos que son más religiosos en la práctica realizan mayores contribuciones a la vida cívica y política de nuestra nación. Un resumen lo indica de esta manera: “Los americanos religiosos son mejores prójimos que los americanos seculares—más generosos con su tiempo y tesoro, incluso para causas seculares—pero la explicación no tiene tanto que ver con la fe sino con las comunidades de fe”. En otras palabras, lo que predice mayor involucramiento en la vida pública no es simplemente creer, sino la práctica de lo que uno cree.
Una de las preguntas propuestas que no tuvimos tiempo de explorar fue acerca del incremento de aquellos, especialmente entre los jóvenes, quienes indican su preferencia religiosa como “ninguna”. Mis reflexiones habrían incluido lo siguiente: Primero tenemos que tener cuidado de catalogar. Inclusive aquellos que se llaman a sí mismos católicos, a menos que estén comprometidos con su fe y participando en la Sagrada Eucaristía dominical, no suelen reflejar los valores católicos, pero sí los valores seculares de la época. Segundo, no podemos asumir que todos aquellos que rechazan calificaciones religiosas no están abiertos. En nuestro estudio de lectores del periódico The Record, nos sorprendimos con el número de católicos que no se encuentran registrados que aun leen The Record usualmente porque lo encuentran en casa de sus padres. Mi tercer punto, es la oportunidad dada por la nueva evangelización, ya que aquellos que practican su fe con regularidad profunda son los que llegan a conocer la verdad de nuestra fe y quienes permiten que las buenas nuevas de Jesucristo se produzcan y tomen forma en sus corazones.
Por favor tome el tiempo de estudiar Ser Ciudadanos Fieles. Puede encontrarlo en www.usccb.org/issues-and-action/faithful-citizenship/forming-consciences-for-faithful-citizenship-document.cfm. El documento completo, incluyendo fotos consta de 34 páginas. Además, Jason Hall de Catholic Conference of Kentucky (CCK) escribió un excelente resumen de Ser Ciudadanos Fieles en la edición más reciente de Witness, en la hoja informativa de CCK que puede ser encontrada en https://ccky.org/wp-content/uploads/2012/09/volume12number2Summer1.pdf.
ARZOBISPO JOSEPH E. KURTZ