La Iglesia siempre en reforma.
La frase en latín es: ecclesia semper reformanda. Recuerdo como a menudo era usada durante los procedimientos del Concilio Vaticano II en los sesentas. Líderes en la Iglesia reconocieron que la pureza de la Iglesia viene de Cristo, cuyo cuerpo nos volvemos. Al mismo tiempo, la Iglesia está compuesta de seres humanos que permanecen imperfectos – en necesidad de una constante purificación intelectual, emocional y espiritual.
Esta realidad ha llegado con noticias recientes que nos afligen a todos al dar testimonio de la triste realidad del arzobispo McCarrick, un prelado en los Estados Unidos. El arzobipo McCarrick y otros líderes de la Iglesia por todo el mundo han dañado a individuos vulnerables y han causado profundo dolor y escándalo. Juntos oramos por nuestro Santo Padre, el papa Francisco, mientras el busca tomar decisiones audaces por el bien de la Iglesia y por aquellos fieles que han sido dañados.
Estos eventos han traído a la mente la importancia de una permanente purificación y formación en Cristo en cada esquina de la Iglesia. Pronto, la Arquidiócesis de Louisville tomará parte en una revisión de nuestro cumplimiento con el “Estatuto para la Protección de Niños y Jóvenes”, para desarrollar un ambiente seguro dentro de nuestra Arquidiócesis y parroquias. Nuestro compromiso a proteger a gente joven contra el abuso y fomentar la castidad en todos los aspectos de la vida de la Iglesia debe continuar a ser constante y audaz.
Me sorprende que los recientes esfuerzos para construir una cultura de formación y reforma estén a nuestro alrededor. A principios de este verano los sacerdotes de la Arquidiócesis se reunieron en Saint Meinrad para nuestra asamblea anual. El tema fue construyendo una vida que es saludable, feliz y abierta a servir a otros. Elogio al padre Matthew Hardesty por su trabajo en colaborar con el padre Jeff Shooner por el bien de nuestros sacerdotes. Además estoy feliz de anunciar que el padre Bill Hammer será quien supervise el trabajo de la formación permanente de sacerdotes y pido por sus oraciones mientras el comienza este esfuerzo.
Además, esta semana los seminaristas de la Provincia de Louisville (las cuatro diócesis de Kentucky y tres de Tennessee) se reunirán en Barren River State Park para profundizar su solidaridad y compromiso a ser formados a imagen de Jesucristo. Durante esta misma semana, 100 líderes laicos de toda la Arquidiócesis se reunirán en St. Meinrad para involucrarse en oración, formación y desarrollo de liderazgo al profundizar su compromiso para Cristo a través de su ministerio pastoral.
Apenas la semana pasada, viajé a Omaha Nebraska para hablar a más de 150 parejas casadas que sirven en el Catholic Engaged Encounter, y fui testigo de su animado compromiso. Posteriormente, viajé a Philadelphia para conducir un retiro para más de 40 sacerdotes en mi alma mater, Saint Charles Seminary, quienes buscaban de nuevo profundizar su compromiso para Cristo y Su Iglesia.
El proceso de formarnos y reformarnos en Cristo, el cual ha sido un reto y una oportunidad para cada edad dentro de la Iglesia, es una responsabilidad tanto individual como comunal para todos los católicos. Aquellos de ustedes leyendo esta columna ahora y los próximos artículos en “The Record” están participando en tal acto de formación permanente.
Por favor oren por mí, por nuestros sacerdotes y religiosos y por todos los fieles de la Arquidiócesis para que continuemos purificando nuestras vidas para poder acoger nuestra vocación en Cristo y servir a otros en Su nombre. La Iglesia es verdaderamente ecclesia semper reformanda.
