Recientemente, el Consejo de Iglesias de Kentucky me invitó a compartir mis pensamientos para su hoja informativa sobre el muy familiar versículo de Miqueas, capítulo 6, versículo 8: “Se os ha dicho, oh hombre, lo que es bueno, y lo que el Señor os pide: A sólo hacer lo correcto y a amar la bondad, y a caminar humildemente con vuestro Dios.” El resultado final es una reflexión apropiada para el Año de la Misericordia, y por tanto la comparto con vosotros:
En una época que ha sido caracterizada como una época en la que prima el ego, los seguidores de Jesús son llamados y se les da la gracia para descubrir lo que es el regalo de uno mismo. Al nombrar este año como un Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco habla de Jesús como “…la cara de la misericordia del Padre” — una misericordia que puede ser compartida sólo si primero se ha experimentado. De esta forma, el consejo del profeta Miqueas del siglo 8º no es tanto una guía de auto ayuda como un sendero que requiere de humildad.
El Padre Servais Pinckaers, O.P., en su Espiritualidad del Martirio: hasta los Límites del Amor, apunta que los mártires no deberían conjurar una imagen de un acto de valor por la fe; sino más bien evocar un testimonio fiel de las palabras y acciones de aquel que aspira a “caminar humildemente” y seguir a Jesús como Señor y Salvador. Miqueas más que un mapa para llegar a la justicia nos da una actitud, una actitud por la cual el seguidor mira al exterior para dar más que para demandar.
En Camino al Carácter, David Brooks capta bien a Miqueas. Donde nuestra época ensalza las “virtudes del curriculum” (enseñando al mundo nuestra mejor cara), lo que nuestra época necesita desesperadamente son las “virtudes del elogio” – aquellas virtudes por las que una persona será recordada y que se perpetuarán hasta la eternidad — la fidelidad, la paciencia, el servicio duradero, el amor sacrifical. A través de estas cualidades, la llamada de Miqueas a hacer lo correcto y lo bueno siempre será seguida humildemente en este viaje al que llamamos “vida.”
Recordario sobre el 9 de Septiembre Día de Oración y Ayuno por la Paz en Nuestras Comunidades
Hablando de la llamada a hacer lo correcto y a amar la bondad, quiero recordar a los católicos que mañana, 9 de septiembre, es el dia nacional de oración por la paz en nuestras comunidades. Después de los ataques mortales sobre oficiales de policía en Dallas durante una concentración de protesta con motivo de la muerte de dos hombres en Luisiana y Minnesota, hice un llamamiento a la oración, a la reflexión, al civismo y al diálogo pacífico. Después nombré al Arzobispo Gregory de Atlanta para que encabezara un grupo de trabajo especial que hiciese recomendaciones concretas a la Conferencia Episcopal para dar cuerpo a esta llamada. El primer paso de este grupo de trabajo fue basar nuestros esfuerzos en la oración conjunta.
En la Archidiócesis de Louisville nos reuniremos como un solo pueblo en la Parroquia de San Martín de Porres (3112 West Broadway) a las 7 p.m. para tener una tarde de oración. Tal oración nace de una convicción profunda. La convicción es esta: el amor vence al mal, y el regalo del amor viene de Dios, el Padre de todos nosotros. De forma que nos reuniremos para suplicarle que nos ayude a recibir adecuadamente este regalo mientras acompañamos y ayudamos a las comunidades que sufren. Ya que vamos a guardar este día de oración en viernes, nuestro día tradicional de ayuno, invito también a los católicos de toda la Archidiócesis a guardar un día de ayuno para dar a conocer nuestra necesidad de sanación y reconciliación.
La presencia de católicos de todas partes de la Archidiócesis enviará un mensaje de apoyo y solidaridad. Por favor únanse a mí mañana por la tarde en este servicio de oración.
Arzobispo Joseph E. Kurtz
