Esperanza En El Señor — Cuando Nos Va Bien en la Vida, Una Mirada Profunda

Arzobispo Joseph E. Kurtz

Recientemente descubrí una cita del beato John Henry Newman que resulta oportuna. Al reflexionar en ella al prepararme para las ordenaciones a finales de este y del próximo mes, pensé en mi formación como seminarista que propició una espiritualidad muy similar a la expresada por el cardenal Newman. De hecho, ya que esta es la temporada de confirmaciones, ordenaciones, graduaciones y bodas, es un maravilloso consejo para todos aquellos presenciando estos umbrales de la vida.

Desde el comienzo de mi formación como seminarista fui atraído al concepto de estar en una aventura y de estar abierto a tareas sacerdotales con la convicción de que en mi ministerio descubriría el plan de Dios para mí.

El beato John Henry Newman es conocido por su conversión a la fe católica y como un intelectual que fue un líder en el movimiento de Oxford. Fue nombrado Beato apenas el año pasado, aunque ha sido admirado por algún tiempo. De hecho “Los Centros Newman” en campus de universidades han sido nombrados en su honor desde hace bastante tiempo.

Nacido en 1800 y alcanzando los 90 años de edad escribió esta reflexión en 1848. Este es un extracto de Meditations on Christian Doctrine, Hope in God—Creator. (Para la sección entera, vaya a www.appleseeds.org/Newman_My-Mission.htm.):

Dios me conoce y me llama por mi nombre….
Dios me ha creado para realizar alguna misión concreta para El;
Él me ha confiado trabajo que no ha confiado a otro.
Tengo mi misión—quizás nunca la conozca en esta vida, pero se me dirá en la siguiente.
De alguna manera soy necesario para Sus propósitos…
Tengo parte en este gran trabajo,
Soy un eslabón en la cadena, un enlace de conexión entre personas.

Recientemente revisé estudios sobre escuelas católicas y las prioridades de los padres con hijos en edad escolar. Uno de los hallazgos más interesantes es el profundo deseo de los padres en asegurar que a sus hijos les vaya bien en la vida.

¿Qué padre no tendría las más tiernas esperanzas para su hijo? Cuando nos va bien en la vida tiene sentido, pero está sujeto a varias interpretaciones diferentes. Un nivel puede ser puramente materialista. Todos sabemos, sin embargo, que aquellos que se enfocan solo en la riqueza material a menudo no son las personas más felices.

Al colocar juntos el deseo de los padres por sus hijos y la meditación del beato Newman, propongo un triple prisma para entender y apreciar lo que “cuando nos va bien en la vida” significa en un nivel más profundo. El prisma incluye el consejo de Newman acerca de la “misión concreta” así como un extracto menos familiar de La Oración de Serenidad.

Primeramente, “cuando nos va bien en la vida” significa descubrir y desarrollar los dones propios. En las Confirmaciones, a menudo predico que todas las personas jóvenes han recibido dones únicos. Descubrir estos dones puede ser la forma que ellos acojan su unción como templos del Espíritu Santo.

Al inicio de este año para La Universidad Católica de América, el cardenal Dolan habló de “La Ley del Don”. En esencia, dijo que el amor no es tanto un sentimiento sino el regalar un regalo a otro… el regalo de uno mismo de una manera de sacrificio. Descubriendo el don de uno mismo a beneficiar a otros significa que es el primer paso del discernimiento de vocación.

Segundo, “cuando nos va bien en la vida” significa acoger una aventura en donde descubrimos nuestra vocación de servicio. La verdadera felicidad en esta vida involucra el servicio. Miro hacia el pasado el compromiso de mis padres quienes acogieron criar cinco hijos. Todos mis hermanos estarían de acuerdo que el amor por mi hermano George, quien nació con síndrome de Down, distinguió su amor. En retrospectiva, sospecho que ellos estarían de acuerdo  con la oración del cardenal Newman.

Finalmente, cualquier medida de “cuando nos va bien en la vida” involucra el final de nuestra vida y un deseo construido en los años de vida eterna. Escuchamos poco hoy en día  acerca del cielo, el infierno y la vida eterna. Aunque, siempre ha sido cierto que la gran prueba de vivir bien nuestra vida está siendo preparada para morir bien.

Una oración familiar expresa esto bien: La Oración por la Serenidad, hecha popular por Alcohólicos Anónimos y escrita por Reinhold Niebuhr. La mayoría puede recitar la primera parte: “Dios, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia”.

Sin embargo, encuentro la segunda parte, aunque menos familiar, mas enriquecedora: “Viviendo un día a la vez; Disfrutando un momento a la vez; aceptando las adversidades como un camino hacia la paz; viviendo como lo hizo Dios en este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que fuera, creyendo que Él hará que todas las cosas estén bien si yo me entrego a Su voluntad; de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz en la siguiente. Amén”.

Por ello, una vida bien vivida llega a ser con estas tres sencillas comprensiones: descubriendo los dones de Dios para Uds. y no preocuparse por los dones de otros; viendo un “servicio definitivo” como la base del plan de Dios para Uds.; siendo razonablemente felices en esta vida y anhelando por la felicidad suprema en la próxima vida. Con estos tres abordajes  “cuando nos va bien en la vida” es una aventura emocionante en descubrir su vocación dada por Dios.

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