Esperanza en El Señor — Abran sus corazones a la vida

Archbishop Kurtz
Archbishop Kurtz

La entrevista del Papa ha cautivado las noticias con su poderoso tema: “curando heridas y dar calor a los corazones”. Su mensaje es convincente y viene directo de su corazón y, de hecho, del corazón de nuestro Salvador Jesús. ¿Por cuál persona ve Jesús en este mundo que no la vea como hecha a imagen y semejanza de nuestro Dios Trino? Octubre es el Mes Respetemos la Vida y el tema de este año del papa Francisco es “Abran Sus Corazones a la Vida”.

El panfleto resumido en el paquete Mes Respetemos la Vida (enviado a cada parroquia) se refiere a la manera popular y pensamientos erróneos en nuestra cultura. A principios de los noventas, hubo una decisión realizada por la Suprema Corte que parecía promover la atractiva virtud de la libertad pero realizada de una manera muy peligrosa. En la decisión de Casey vs. Paternidad Planeada, la decisión mayoritaria dio el siguiente razonamiento: “En el corazón de la libertad está el derecho de definir el propio concepto de la existencia, significado, del universo, y del misterio de la vida humana”. Léalo despacio y reflexione. Tal dirección, aunque algo razonable al comienzo es realmente una receta de confusión y aislamiento. En su lugar, nuestra enseñanza de la Iglesia acentúa el bien común: que el respeto por la vida humana se centra en la gran verdad de que cada vida preciada es un don de Dios a ser apreciado. (Encuentre más acerca del Paquete de Respetemos la Vida en www.usccb.org/respectlife).

El ver primero a la persona fue lo que me motivó a promover “La Bendición de Una Criatura en el Vientre Materno”. Es una manera edificante de honrar cada vida humana como un don preciado y de recordar con alegría nuestra corresponsabilidad. A veces, a menudo describimos corresponsabilidad en términos de manejo de nuestros recursos financieros, pero corresponsabilidad es realmente un principio conductor para cada aspecto de la creación al tratar de cuidar el universo de Dios. Este profundo cuidado incluye especialmente lo que el papa emérito Benedicto llamó “ecología humana” – cuidado por cada ser humano. Estoy complacido por los esfuerzos de las parroquias a través de la arquidiócesis de proveer esta bendición por criaturas en el vientre materno y de proveer apoyo, oraciones y amor por sus padres.

Al realzar, apreciar y regocijarnos, también estamos llamados a proteger la vida humana como una prioridad principal para todos nosotros como bautizados seguidores de Jesús. Veo alrededor de los 24 condados de la Arquidiócesis, y veo incontables esfuerzos por mantener preciada el don de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Realizamos el alcance hacia aquellos viviendo en la pobreza y agradecemos a Dios por el trabajo de centros de embarazo pro-vida, Catholic Charities y St. Vincent de Paul, los cuales todos son pro-vida en acción.

Algunos comentadores de manera inequívoca ven el llamado por misericordia del papa Francisco como un llamado a aminorar nuestra preocupación a proteger la vida humana. Sin embargo, sus palabras en una reciente entrevista muestran que este no es el caso en lo absoluto. De hecho, el llama por la misericordia de Dios a fluir a través de la Iglesia con sus enseñanzas y convicciones.

Nuestro Santo Padre menciona dos extremos en su entrevista, llamándonos a evitar el rigorismo y la laxitud: “El confesor, por ejemplo, siempre está en peligro de ser muy riguroso o muy blando. Ninguno es misericordioso, porque ninguno de ellos toma la responsabilidad por la persona. El riguroso se lava las manos y lo deja al mandamiento. El ministro blando se lava las manos al decir simplemente, ‘esto no es un pecado’ o algo parecido. En el ministerio pastoral debemos acompañar a la persona, y curar sus heridas”.

El cardenal Sean O’Malley, quien preside el Comité de Obispos de los Estados Unidos en Actividades Pro-vida, escribió recientemente sobre unir sus esfuerzos hacia los del papa Francisco y nos llama a curar las heridas y dar calor a los corazones. El cardenal O’Malley lo dice bien: Solo un amor tierno y compasivo, que busca servir a los más necesitados sin importar el sacrificio personal, es lo suficientemente fuerte como para vencer una cultura de la muerte y cultivar la civilización del amor. Abramos el corazón y reflexionemos sobre cómo Dios nos está llamando a cada uno de nosotros a dar testimonio del valor sagrado de la vida humana y a ayudar en los esfuerzos pro-vida. Quizás se nos llama a ayudar a los padres a recibir a su hijo no nato como un milagro de la creación de Dios, a visitar a los ancianos o a ofrecer ayuda a los enfermos y a los que sufren, a rezar y ayunar por la vida, a apelar a la buena voluntad de nuestros funcionarios o a participar de esfuerzos educativos en nuestras parroquias”. (Lea su declaración completa en https://ow.ly/poBMR).

Este mes de octubre llama a verdaderos misioneros por la vida que hablan con valentía, actúan con compasión y tratan a todos incluso a aquellos con quienes no estamos de acuerdo con civilidad.

Bienvenido, Ed Harpring

Tomo la oportunidad de dar la bienvenida al reciente designado Coordinador de Ministerios Pro-Vida en nuestra Oficina de Ministerios para la Familia de la Arquidiócesis. El Sr. Ed Harpring, de la parroquia St. Barnabas, trae consigo gran conocimiento y aptitudes así como verdadero instinto pastoral para actividades pro-vida: valentía, compasión y civilidad. ¡Que el Señor bendiga su trabajo!

ARZOBISPO JOSEPH E. KURTZ

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