By OSV News
Por Justin McLellan, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO — Reafirmando la centralidad de la sinodalidad en la Iglesia católica, el Papa Francisco dijo que ahora corresponde a las iglesias locales aceptar y aplicar las propuestas del documento final aprobado por el Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad.
Aprobado por el Papa, el documento final del sínodo “forma parte del magisterio ordinario del sucesor de Pedro y, como tal, pido que sea aceptado”, escribió el pontífice en una nota publicada por el Vaticano el 25 de noviembre.
“Las Iglesias locales y las agrupaciones de iglesias están llamadas ahora a poner en práctica, en sus diferentes contextos, las autorizadas indicaciones contenidas en el documento, a través de los procesos de discernimiento y de decisión previstos por el derecho y el propio documento”, escribió el Santo Padre casi un mes después de la clausura del sínodo.
El documento final esbozaba las prioridades clave para la Iglesia, entre ellas una mayor participación de los laicos a través de nuevos ministerios y estructuras de gobierno ajustadas, una mayor transparencia y responsabilidad entre los dirigentes de la Iglesia y la creación de un espacio para grupos anteriormente marginados.
Después de que los miembros del sínodo votaran para aprobar el documento final, el Papa Francisco anunció que no escribiría la exhortación apostólica que se suele publicar después del sínodo, sino que ofrecería el documento a toda la Iglesia para su aplicación.
Con la excepción de los primeros sínodos convocados por San Pablo VI en 1967 y 1971, todas las asambleas ordinarias del Sínodo de los Obispos han ido seguidas de una exhortación sobre los temas del sínodo y los mensajes del Papa.
En su nota, el Papa Francisco aclaró que, aunque el documento “no es estrictamente normativo” y debe adaptarse a los contextos en los que se aplica, sigue comprometiendo “a las iglesias locales a tomar decisiones coherentes con lo que en él se indica”.
También subrayó la necesidad de tiempo para poder abordar cuestiones más amplias de toda la Iglesia, como las asignadas a los 10 grupos de estudio que creó en primavera para explorar cuestiones planteadas durante el sínodo, como el ministerio de la mujer, la educación en los seminarios, las relaciones entre los obispos y las comunidades religiosas, y el papel de los nuncios. Es posible que se creen más grupos, dijo el Papa.
La conclusión de la asamblea general del Sínodo de los Obispos “no pone fin al proceso sinodal”, escribió.
Citando su exhortación de 2016, “Amoris Laetitia”, sobre el matrimonio y la vida familiar, el Papa escribió que “no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas por intervenciones del magisterio”, sino que los obispos de cada país o región pueden buscar “soluciones más inculturadas” a cuestiones que impliquen tradiciones y desafíos locales.
Añadió que el documento final del sínodo contiene recomendaciones que “ya pueden ponerse en práctica en las iglesias locales y en las agrupaciones de iglesias, teniendo en cuenta los diferentes contextos, de lo que ya se ha hecho y de lo que queda por hacer para aprender y desarrollar cada vez mejor el estilo propio de la Iglesia sinodal misionera”.
“En muchos casos se trata de aplicar eficazmente lo que ya está previsto en la legislación vigente, latino y oriental”, mientras que en otros contextos las iglesias locales pueden proceder a la creación de “nuevas formas de ministerialidad y de acción misionera” a través de un proceso de discernimiento y experimentación sinodal.
El Papa Francisco también especificó que durante las visitas “ad limina” de los obispos a Roma, se pedirá a cada obispo que discuta qué decisiones se han tomado en su iglesia local respecto a lo que se ha indicado en el documento final del sínodo, reflexionando sobre los desafíos y los frutos.
Mientras tanto, dijo, la Secretaría General del Sínodo y los diversos dicasterios de la Curia Romana estarán a cargo de supervisar la “fase de implementación” del camino sinodal.