Una de las cosas con las que todos podemos identificarnos es el deseo innato dentro de nosotros de estar protegidos o de tener la seguridad de que alguien nos vigila y cuida. Necesitamos saber que, junto con nuestro esfuerzo concertado en este sentido, otros nos están vigilando. Algunos expresan esto diciendo que todos necesitamos saber que alguien ‘nos respalda’. En tiempos serenos y en tiempos difíciles, ya sean espirituales o no, necesitamos saber que hay alguien que nos va a ayudar de manera práctica. psicológica y emocionalmente para afrontar y soportar las batallas que necesitamos librar en la vida. Es un gran consuelo y confianza saber que alguien está desempeñando este papel lo mejor que puede. Este conocimiento de su compromiso de ayudarnos nos permite descansar más tranquilos y nos ayuda en nuestros esfuerzos por no permitir que nuestros miedos corran salvajemente y sin control sobre nuestras vidas. Saber que alguien nos respalda nos ayuda a afrontar el futuro y avanzar con confianza hacia todo lo que la vida nos depara.
Al considerar a aquellos que principalmente velan por nosotros, podemos estar seguros de que en la cima de esta lista está nuestro Dios vivo. Nuestro Dios siempre está de nuestro lado y vela por nosotros como nadie más puede hacerlo. Dios siempre está ahí para ayudarnos y defendernos cuando enfrentamos dificultades. La asistencia y protección de Dios a este respecto se nos revelan, prometen y ofrecen de muchas maneras, y una de ellas es a través de los santos en el cielo. Durante el mes de noviembre honramos a todos los Santos. De manera particular, un santo responde a nuestra necesidad de ayuda apoyándonos.
Este ángel sirve para protegernos y ayudarnos en la batalla contra la tentación, la maldad y el mal en la vida. Estoy hablando de San Miguel Arcángel.
Durante siglos, la Iglesia ha considerado a San Miguel Arcángel como un santo invocado para ayudarnos en las grandes luchas de la vida. Cuando tengo miedo, e incluso a veces cuando no tengo miedo, todavía me encuentro pronunciando la oración que pide la ayuda de San Miguel. Esta antigua oración dice:
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Esta es también una oración apropiada para este tiempo del Año Litúrgico. Un tiempo en el que nuestro evangelio y otras lecturas de la Misa adquieren un tono de turbulencia y agitación a medida que el apocalipsis y el fin del tiempo son el enfoque de las lecturas de los últimos domingos del Tiempo Ordinario y nuestra reflexión inicial al comienzo del tiempo de Adviento. Mientras la Iglesia nos llama estos días a reflexionar sobre el fin de los tiempos, podemos estar seguros de que Dios está con nosotros y que San Miguel Arcángel está y estará allí para ayudar a todos los justos en nuestra lucha por hacer lo correcto y vencer el mal y las luchas en nuestras vidas.
Por la gracia y la providencia de Dios, hemos entrado nuevamente en la celebración de otoño más importante aquí en nuestro país: el Día de Acción de Gracias. Me encanta la temporada de otoño y el Día de Acción de Gracias. Quiero aprovechar esta oportunidad para ofrecer a todos un sincero deseo de una celebración del Día de Acción de Gracias bendecida y llena de paz. Que nuestra generosidad y abundancia nos inspiren y exijan que mostremos generosidad hacia los necesitados, y que todos hagamos una pausa por un momento para contar las tantas bendiciones que tenemos. Que seamos conscientes de todas las razones por las que debemos estar agradecidos a Dios, que ha sido generoso con todos nosotros. ¡Dios los bendiga y los guarde en estos días de Acción de Gracias!