Por Carol Glatz, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO — A pesar de los problemas y preocupaciones en el mundo, Jesús invita a los cristianos a mirar hacia el cielo, confiar en su amor salvador y hacer espacio para él con el fin de encontrar de nuevo la esperanza, dijo el Papa Francisco.
“La tristeza es fea”, dijo a los visitantes reunidos en la Plaza de San Pedro para el Ángelus del 1 de diciembre, primer domingo de Adviento.
“De hecho, puede pasar que las ansias, los miedos y los afanes por nuestra vida personal o por todo lo que hoy acontece en el mundo, pesen como rocas sobre nosotros y nos empujen al desánimo. Si las preocupaciones cargan al corazón y nos inducen a encerrarnos en nosotros mismos”, dijo.
“La invitación de Jesús es esta: levantar la cabeza hacia lo alto y tener el corazón ligero y despierto”, dijo, reflexionando sobre la lectura del Evangelio del día de San Lucas, que habla de “de trastornos cósmicos y de angustia y miedo en la humanidad”.
“En este contexto Jesús dirige a sus discípulos una palabra de esperanza”, dijo, animándoles a no dejar que sus corazones se apesadumbren y a esperar atentos la venida del Hijo del Hombre.
Los corazones de los discípulos estaban agobiados por el miedo y angustias, dijo el Papa. “Pero Jesús quiere liberarlos de las angustias presentes y de las falsas convicciones, indicando cómo estar prevenidos en el corazón, como leer los eventos a partir del proyecto de Dios, que actúa la salvación también dentro de las circunstancias más dramáticas de la historia”.
La invitación de Jesús es importante para los fieles de hoy. “Nos preguntamos: ¿cómo hacer para tener un corazón ‘ligero’, un corazón despierto, libre? ¿Un corazón que no se deja aplastar por la tristeza?”.
Jesús, dijo, nos invita “a levantar la cabeza, a confiar en su amor que nos quiere salvar y que se hace cercano en cada situación de nuestra existencia, a hacerle espacio para volver a encontrar la esperanza”.
“Que este tiempo de Adviento sea una ocasión preciosa para levantar la mirada hacia Él, que aligera el corazón y nos sostiene en el camino”, dijo el Papa Francisco.