
Por Gina Christian, OSV News
Antes del Día Nacional de Concientización sobre la Trata de Personas, jornada celebrada el 11 de enero en EE.UU., la directora de una red religiosa que busca acabar con esta práctica dijo a OSV News que “ha habido progresos” en la lucha para abolir la esclavitud moderna.
“Hace veinte años, no sé si hubiéramos tenido necesariamente la comprensión de lo que era el problema, y mucho menos el lenguaje que tenemos en torno a él (y) … los servicios, la investigación, las organizaciones sin fines de lucro”, dijo Katie Boller Gosewisch, directora ejecutiva de la Alianza para Acabar con el Tráfico Humano.
Fundada en 2013 bajo el nombre de U.S. Catholic Sisters Against Human Trafficking (Hermanas Católicas de EE.UU. contra la Trata de Personas), hoy en día la alianza incluye a más de 200 congregaciones de religiosas, junto con coaliciones y miembros individuales, que trabajan para erradicar la esclavitud moderna a través de la educación, la defensa, los servicios para supervivientes y los recursos religiosos.
Según la Organización Internacional del Trabajo, unos 27,6 millones de personas están atrapadas en alguna forma de trabajo forzoso, y otros 22 millones en matrimonios forzosos.
El 39,4% de ellos son mujeres y niñas: 4,9 millones en explotación sexual comercial forzada y 6 millones en otros sectores económicos. Unos 3,3 millones, el 12%, son niños, más de la mitad de los cuales son explotados sexualmente con fines comerciales. El trabajo forzoso genera anualmente 236.000 millones de dólares de beneficios ilegales.
La alianza ofreció un conjunto de herramientas para la conmemoración nacional del 11 de enero — establecida por el Congreso en 2007, y que también incluye la iniciativa “Wear Blue Day” para señalar el apoyo a la erradicación de la trata —, así como un mes completo de sensibilización que culmina con la Jornada Mundial de Oración y reflexión contra la Trata de personas el 8 de febrero, festividad de Santa Josefina Bakhita.
Nacida como esclava en Sudán, Bakhita llegó a ser hermana canosiana en Italia. Desde su canonización por el Papa Juan Pablo II en 2000, se ha convertido en la patrona de los sobrevivientes de la trata de seres humanos.
El conjunto de herramientas de la alianza incluye una serie de recursos católicos, extraídos de lo que la organización denomina la “larga historia de la Iglesia de pronunciarse sobre los derechos de los trabajadores”.
Las Escrituras y la doctrina social católica afirman claramente la dignidad de la humanidad otorgada por Dios, así como la dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores. La encíclica “Rerum Novarum” del Papa León XIII de 1891 esbozó con mayor detalle la doctrina católica sobre el capital y el trabajo. La Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual, “Gaudium et Spes”, deploró entre otros abusos “la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana”.
Gosewisch dijo a OSV News que la declaración del Papa Francisco del Año Jubilar 2025, cuyo lema es “Peregrinos de esperanza”, proporciona un impulso adicional para acabar con la esclavitud moderna.
“La esperanza es la aspiración a la felicidad que Dios ha escrito en nuestros corazones”, dijo. “Creo que, sin esperanza, contemplar esta situación (de la trata de seres humanos) sería muy, muy terrible”.
Quienes se dedican a erradicar la trata de personas “realmente necesitan esperanza”, añadió.
“Es un área difícil en la que trabajar. Puede ser peligroso, puede ser triste, puede ser desgarrador”, dijo. “Así que tener esa esperanza es muy necesario”.
Gosewich admitió que “la gente pregunta: ‘¿De verdad cree que puede acabar con la trata de personas?'”.
Su respuesta es inmediata.
“Sí, lo creo”, dijo. “¿Creo que va a ser fácil? No. ¿Creo que va a ocurrir mañana? Pero creo que tenemos que trabajar para eliminar las causas profundas de la trata de seres humanos. Creo que tenemos que trabajar para comprender la humanidad de cada uno de nosotros, y honrar esa humanidad”.
Según ella, ninguna medida de alcance puede resolver el problema.
“No va a ser sólo la aplicación de la ley”, dijo. “Va a ser la aplicación de la ley y los servicios sociales; va a ser la educación y la atención de salud. Va a ser todo tipo de ámbitos diferentes que tienen que unirse para lograrlo. … Se necesitará un pueblo”.