Dios, Padre Todopoderoso, tú nos llamas a cada uno a una vocación particular.
Bendice a tu Iglesia otorgando a hombres y mujeres la valentía, el celo y la humildad para responder con un “Sí” a tu llamado a servir al pueblo de la Arquidiócesis como santos sacerdotes, diáconos y religiosos consagrados.
Llama a quienes, de entre nuestras familias, servirán fiel y generosamente en las generaciones venideras.
Señor, elevamos ante ti nuestra oración por las vocaciones, por la intercesión de María, nuestra Madre, en el Espíritu Santo, por Cristo nuestro Señor.
Amén.
