
Quienes se han separado de sus familias a causa de la inmigración a menudo se sienten como si estuvieran en otro mundo, dijo el Padre Silvio J. Fonseca Martínez durante una liturgia especial de Acompañamiento Espiritual para Familias Separadas.
Más de 50 personas, incluyendo familias con niños, se reunieron para la liturgia bilingüe, celebrada el 30 de agosto en la Iglesia St. Peter the Apostol, ubicada en Johnsontown Road, 5431.
“Nos sentimos como si estuviéramos en otro mundo. Escuchamos un idioma diferente y, a veces, incluso somos rechazados por nuestros propios compatriotas y por quienes nos consideran invasores de su país”, dijo el Padre Fonseca Martínez, quien sirve como pastor asociado de la Iglesia Holy Spirit en Jamestown, Kentucky, y de las iglesias de Good Shepherd y Holy Redeemer en Greensburg, Kentucky.
En la homilía, el padre Fonseca Martínez, sacerdote exiliado de su país natal, Nicaragua, habló sobre la experiencia de dolor y sufrimiento de quienes se ven separados de sus familias.
“Con la inmigración, ya sea voluntaria o forzada, el ser humano se siente despojado en lo más profundo de su ser: de su propia naturaleza, de sus seres queridos, de sus costumbres y de la tierra que lo vio nacer. Nos sentimos como en otro mundo”.
— Padre Silvio J. Fonseca Martínez
El Padre pronunció la homilía en español y, posteriormente, el diácono Stephen Bowling la tradujo al inglés.
“With immigration, whether voluntary or forced, the human being feels stripped in the depths of his being — of the very nature of a person, of his loved ones, of his customs, and of the land where he was born.”
Pero para las personas de fe, esta experiencia se convierte en parte de su historia de salvación, señaló.
“Al mismo tiempo que le preguntamos a Dios: “¿Por qué vivimos en este drama?”, invocamos su consuelo y protección”, dijo.
Dios responde dándonos una “nueva familia” a través de la Iglesia Católica, mencionó.
“Dios nos ha dado a todos una nueva familia en la que estamos llamados a ser solidarios”, lo que nos da “esperanza para vivir y mirar hacia el futuro”, añadió.
Entre la congregación había muchos que acudieron en solidaridad con las familias que experimentan separación debido a la inmigración, el distanciamiento u otros factores.
Beth Rodríguez, feligrés de la escuela secundaria St. Peter the Apostol, asistió a la Misa junto con otros jóvenes de la parroquia.
Vinieron a apoyar a quienes experimentan separación familiar, dijo en una entrevista posterior a la Misa.
“Queríamos brindar apoyo a otras personas que fueron separadas de sus familias”, dijo.
De igual manera, Araceli Cortés, feligrés de la Iglesia St. Rita, comentó que asistió a la Misa para brindar apoyo.
Agradece tener aún a sus cuatro hijos en casa, incluyendo a su hijo de nueve años, quien también asistió a la Misa, comentó.
“Le explicaba [a su hijo] que no todos tienen una familia como esta”, dijo. “Hay personas que necesitan nuestra ayuda, consuelo y una familia”. Cortés también se interesó en conocer la experiencia de persecución religiosa del padre Fonseca Martínez, la cual compartió durante una reunión posterior a la Misa.
El padre Fonseca Martínez fue arrestado en la sacristía de la Iglesia de Santa Faz, en su Diócesis de Managua, Nicaragua, tras celebrar la Misa en diciembre de 2023. Permaneció dos semanas en una prisión de máxima seguridad en Nicaragua antes de ser exiliado a Roma junto con 15 sacerdotes, dos obispos y dos seminaristas nicaragüenses en enero de 2024. Su hermano, sobrinas y sobrinos permanecen en Nicaragua.
