
By Marietha Góngora V., OSV News
Este año, Catholic Relief Services (CRS) anunció, mediante comunicado de prensa, el primer Bono de Impacto Social (SIB, por sus siglas en inglés) “destinado a transformar la vida de jóvenes de 18 a 24 años, que enfrentan barreras como pobreza, violencia o exclusión, al abrirles las puertas a la economía formal”.
Esta iniciativa, según el comunicado, está avanzando en su fase piloto en el estado mexicano de Nuevo León, gracias a la alianza con su gobierno local. Durante más de 25 meses CRS y la organización YouthBuild México, adelantarán “la implementación del programa de formación, inclusión laboral y acompañamiento a las juventudes, y al cumplirse con evidencia los resultados pactados, el Gobierno del Estado, hará la transferencia del apoyo económico a CRS”.
OSV News habló con Carla Fajardo, directora regional para América Latina y el Caribe de CRS, sobre esta iniciativa que promueve la empleabilidad en la población juvenil de Nuevo León.
Fajardo explicó que un bono de impacto social “es una manera innovadora de pagar por servicios que han tenido un resultado exitoso dentro de un contexto de desarrollo”.
“En el caso de un bono de impacto social, por ejemplo, son los gobiernos quienes al final del proceso, cuando ha habido ya un resultado positivo y que ha sido ejecutado con indicadores predefinidos, el gobierno paga a quien ha dado el dinero para esos resultados, pero paga solamente si esos resultados han sido positivos”, dijo Fajardo sobre esta nueva iniciativa de CRS.
Beth Collins, directora de inversión de impacto de CRS, dijo en un comunicado de CRS que gracias a esta alianza con el gobierno de Nuevo León incursionarían juntos en este modelo de programa que busca reducir el desempleo y la informalidad juvenil. “Esperamos que con el éxito de esta iniciativa piloto podamos expandirnos por México y otros países de América Latina donde CRS trabaja”, dijo Collins.
Se espera “alcanzar a 500 jóvenes que participarán en el programa intensivo de capacitación y asegurar que al menos el 60% de ellos y ellas obtengan empleo formal. Cada hito del programa tendrá definidas sus metas y medios de verificación, mismos que serán validados por una agencia independiente”, cita el comunicado, que agrega que “la meta con mayor nivel de complejidad es garantizar la retención laboral por 9 meses de los y las jóvenes participantes”.
Fajardo asegura que este esfuerzo involucra al sector gobierno, sector privado, organizaciones de base y a la comunidad, y que es una organización independiente la que va a “verificar que los resultados logrados son los resultados acordados para que los gobiernos puedan reembolsar el dinero que se ha gastado, en este caso a CRS. Aquí lo innovador es que el gobierno paga solo por resultados obtenidos, evitando pérdidas desde el lado gubernamental y haciendo que puedan tener mucho más impacto en aquellos servicios sociales que ellos necesiten invertir”.
“Se eligió Nuevo León porque hay un compromiso y un interés por explorar nuevas maneras de trabajar y de conseguir mover esta población hacia un mayor bienestar para lograr reducir la pobreza y que los jóvenes tengan más oportunidades”, señaló Fajardo, quien explicó que quienes participen deben tener entre 15 a 29 años de edad y que la selección estará a cargo de YouthBuild México.
Fajardo explicó que parte del proceso inicial es identificar aquellas empresas del sector privado y conocer sus necesidades de personal para que la formación y capacitación de estos jóvenes sea acorde a las mismas. “Hay una parte de diseño programático, de estructuración, pero también hay una parte de trabajo con el sector privado, principalmente identificando apertura y posibilidades de captación de estos jóvenes cuando terminen la capacitación”.
Se ha contemplado que los jóvenes reciban, además de una formación técnica, entrenamiento sobre habilidades blandas, académicas y digitales. “Lo que esperamos es que después de esta primera etapa podamos continuar aumentando el número de jóvenes que pueden acceder a este tipo de programas”, expresó.
Fajardo comenta que la fase de análisis de este programa empezó en 2018, sin embargo, no podemos olvidar que la pandemia del COVID-19 puso al mundo en pausa. “Esperamos que a pesar de que hemos tomado mucho tiempo para poder llegar a donde estamos, este sea como el catalizador que abra la compuerta para tener los procesos ya mucho más rápidos porque con esto se demuestra que este mecanismo funciona, entonces el resto ya viene mucho más rápido y de manera más sencilla”.
Para ella, la creación de este tipo de programas “abre la cancha para que los chicos puedan tener más espacios para poder volver a reinsertarse en el sector formal sin necesidad de pasar por una educación, porque muchos de ellos no pueden seguir pagando una educación terciaria — educación superior formal o técnica — porque sus familias no tienen las posibilidades”.
“Hay un involucramiento súper positivo de todos los actores y finalmente eso es lo que queremos porque para llegar a escala necesitamos a todos los actores. CRS no lo puede hacer solo, el gobierno no lo puede hacer solo, el sector privado no lo puede hacer solo, pero juntos sí podemos hacer una gran diferencia”, concluyó Fajardo.