Préstamos de día de pago son obstáculo

Por Mark Pattison, Catholic News Service

WASHINGTON (CNS) – ¿Usted ha visto los anuncios en los que se proclama un interés de cero por ciento de interés en préstamos de dinero para pagar automóviles nuevos? Bueno, ¿qué le parecería finiquitar un préstamo con unos 400 por ciento de interés?

Esto es lo que sucede hoy en día en la industria de préstamos de día de pago. Se espera que la Oficina Federal de Protección Financiera para el Consumidor expida algunas normas, quizá antes de finales del mes de febrero corriente, para ponerle jaque a una industria que amasa $46 mil millones de dólares en transacciones cada año.

Molly Fleming, que encabeza una campaña de reforma para la organización PICO National Network, informa de cómo personal de la alacena de alimentos en la parroquia de Cristo Rey en Kansas City, Missouri, se dieron cuenta de las transacciones de los prestamistas de día de pago en su comunidad.

“Y observaron cómo se doblaban o triplicaban las necesidades en su alacena”, le dijo Fleming al Catholic News Service. El personal les preguntaban a las personas que acudían a pedir ayuda que “qué estaba pasando y que cuál era la nueva necesidad”. La respuesta fueron los préstamos en día de pago, “producto nuevo del que nadie sabía nada, en cuyos negocios cargaban cientos de dólares de interés a la semana que las personas no podían afrontar”.

Los préstamos de día de pago es una forma más de usura en la práctica de préstamos. Los préstamos con prenda de la factura, que también suben a tasa de interés de tres dígitos, han hecho que muchas personas que han solicitado el préstamo pierdan su respectivo automóvil.

“Para miembros pobres de familias trabajadoras, en especial, el automóvil se equipara con el trabajo. Si uno pierde su coche, pierde el trabajo. No se puede permitir el fallo en los pagos del préstamo o se pierde el automóvil, aunque esto ha pasado muchas, muchas veces”, dijo Fleming.

Los préstamos en abonos para el consumidor también están bajo escrutinio pues la tasa de interés de este tipo de préstamos en algunos estados del país ha dado un salto de hasta un 200 por ciento.

“La falta de cuentas de ahorros o falta de acceso a servicios bancarios hace que muchas familias recurran a préstamos de día de pago y también los servicios de cambio de cheques abusan de la inseguridad financiera y falta de entendimiento para atrapar a las familias trabajadoras bajo montañas de deudas”, se decía en la publicación correspondiente al mes de febrero Seguridad Familiar y Estabilidad, emanada de la Oficina de Desarrollo Social Doméstico de los obispos de los Estados Unidos.

En el Catecismo de la Iglesia Católica, de la misma manera, se estudia tal explotación económica con vista poco favorable: “Incluso si no se contradicen las normas de la ley civil, cualquier forma de arrebato injusto y conservación de la propiedad de otros va en contra del séptimo Mandamiento de la Ley de Dios: así también la retención deliberada de bienes prestados u objetos perdidos; fraude en los negocios; pago injusto de salarios; aumento artificial de precios, aprovechándose de la ignorancia o penalidades de otra persona”, se decía.

Los préstamos del día de pago es solamente la última tranza para separar a la gente de su dinero, de acuerdo a Eva Schulte, directora de “Comunidades en las que se desarrollan oportunidades”, organización fundada en 1977 por el padre Norman Rotert, quien murió en diciembre pasado, mientras era pastor de la parroquia de Santa Teresa Pequeña Flor en Kansas City, Missouri.

Por aquel entonces, conforme la congregación del padre Rotert, que estaba principalmente compuesta por gente de piel blanca, empezó a cambiar con creciente número de afroamericanos, “se dio cuenta de cómo el miedo dividía a la gente. Las personas dedicadas al negocio de los bienes raíces pudieron servirse de ese miedo y ‘darle vuelta’ a casas que podían cambiar de dueño por razón de que las familias de piel blanca desalojaban el terreno”, dijo Schulte, aceptando precios más bajos, mientras que los agentes de bienes raíces les vendían las propiedades a compradores afroamericanos al precio real de mercado.

De lo que los explotadores no se dieron cuenta fue, de acuerdo con Schulte, que el padre Rotert era “párroco comprometido con la justicia racial”. Sacó su licencia de bienes raíces y él mismo compró casas, dijo. Y cuando “se dio cuenta de que eso no era suficiente”, añadió Schulte, fundó “Comunidades en las que se desarrollan oportunidades”.

Los críticos de préstamos del día de pago iniciaron una campaña de peticiones para que se limitara la tasa de interés de los préstamos del día de pago, que alcanzaban el 1,925 por ciento, en un 36 por ciento en las votaciones de Missouri, en 2012.

Pero a pesar de que se logró reunir el doble de las firmas requeridas, “los participantes en la industria de préstamos del día de pago nos vencieron en las cortes”, dijo Fleming, poniendo en duda la mitad del número de firmas, “personas que recogían firmas falsas ” pagadas por la industria, alegó ella, y “ganchudos” que ella dice robaron 5,000 firmas sustrayéndolas de un automóvil, una semana antes de que se venciera el plazo para aceptar firmas.

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