Por Carol Glatz Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO — Los que son mansos son pacientes, tiernos y misericordiosos, unen a las personas y salvan las relaciones, dijo el papa Francisco.
La mansedumbre implica aferrarse tenazmente a la confianza y la relación con Dios y proteger sus dones de paz, misericordia y fraternidad, dijo el papa el 19 de febrero durante su audiencia general semanal en el aula Pablo VI.
El papa continuó una serie de conversaciones sobre las ocho bienaventuranzas al reflexionar sobre la tercera bienaventuranza: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra”.
Parece extraño que la mansedumbre y la herencia de la tierra estén de alguna manera relacionadas, dijo el papa.
Pero esto está enraizado en el Salmo 37: 3-11, que les dice a los creyentes que confíen en el Señor, se abstengan de la ira, sean pacientes y “hagan brillar su justicia” porque entonces “heredarán la tierra” y se deleitarán “en gran prosperidad”.
La “tierra” a la que se refiere el salmo es algo más grande que un territorio terrestre, que a menudo es una fuente de conflicto, guerra y agresión, dijo el papa.
“Esa tierra es una promesa y un regalo para el pueblo de Dios”, dijo. Es el cielo, esa “tierra nueva” que Dios ha hecho para sus hijos.
“El manso es aquel que ‘hereda’ el más sublime de los territorios”, dijo el papa Francisco. “No es un cobarde, un débil que se encuentra una moral improvisada para no tener problemas. ¡Todo lo contrario!”