Obispos hacen llamado a compasión, reforma migratoria durante Misa fronteriza

Por Patricia Zapor, Catholic News Service

Un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos en Nogales, Arizona, el 31 de marzo le muestra a un grupo de obispos estadounidenses una escalera improvisada que los inmigrantes usan para abrirse camino ilegalmente saltando el muro fronterizo. Nueve obispos participaron en una gira de dos días enfocada en asuntos fronterizos en Nogales. Ellos usaron la oportunidad para pedir otra vez cambios en el sistema de inmigración estadounidense. Los obispos, mostrados desde la izquierda, son el auxiliar Eusebio L. Elizondo de Seattle, John C. Wester de Salt Lake City y Gerald F. Kicanas de Tucson, Arizona. Los obispos celebraban una Misa el 1 de abril a la memoria de aquellos que han muerto intentando cruzar la frontera. (Foto CNS/Nancy Wiechec)
Un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos en Nogales, Arizona, el 31 de marzo le muestra a un grupo de obispos estadounidenses una escalera improvisada que los inmigrantes usan para abrirse camino ilegalmente saltando el muro fronterizo. (Foto CNS/Nancy Wiechec)

NOGALES, Arizona — Con el fondo de los listones de hierro oxidado del muro de 30 pies a lo largo de la frontera Estados Unidos-México a unos cuantos pies de distancia, el cardenal Sean P. O’Malley de Boston y otra docena de obispos procedentes de tres países oraron el 1 de abril por compasión y por un regreso a los ideales de acoger inmigrantes.

Más de 300 personas formaron la congregación al aire libre en el lado estadounidense de la frontera y otros cientos participaron en el lado de México, recibiendo la Comunión puesta en manos extendidas entre los listones, ilustrando que, como lo puso un miembro adolescentes del coro, “todos somos una comunidad, todos somos bilingües y biculturales”.

Refiriéndose a una visita del papa Francisco el verano pasado a la isla italiana de Lampedusa, donde inmigrantes procedentes del Oriente Medio y África intentan entrar ilegalmente a Europa, el cardenal O’Malley citó en su homilía los comentarios del papa sobre la “globalización de la indiferencia”.

“Hemos perdido el sentido de responsabilidad por nuestros hermanos y hermanas”, dijo el papa Francisco. “Hemos caído en la hipocresía del sacerdote y el levita que Jesús describió en la parábola del buen samaritano”.

El cardenal O’Malley citó al papa Francis adicionalmente: “La cultura de la comodidad, que nos hace pensar solamente en nosotros mismos, nos hace insensibles a los gritos de otras personas”.

La Misa en la intersección de las calles International y Nelson concluyó una experiencia de dos días en la región fronteriza para obispos de lugares tan lejanos como Atlanta y Guatemala. Comenzando con una Misa el día anterior en la misión San Javier del Bac en las afueras de Tucson, que data de cuando la región completa era parte de México, los obispos entonces caminaron por toscos senderos desérticos usados por los migrantes.

Arrastrándose bajo de líneas de alambre de púas, apretándose para caminar a través de una alcantarilla debajo de una carretera, esquivando cactus y abrojos, el grupo topó con botellas de agua vacías, mochilas y otras pertenencias abandonadas por los migrantes que cruzan el terreno montañoso y rocoso mientras intentan pasar las varias medidas y agentes de seguridad usados por la Patrulla Fronteriza para intentar detener la inmigración ilegal.

Entonces el grupo se reunió con la Patrulla Fronteriza en la sede regional de esta antes de cruzar hacia México para servir cena en un comedor auspiciado por la iglesia. El comedor le sirve a personas que han sido deportadas o que están considerando si quieren intentar o no entrar furtivamente en Estados Unidos.

“Venimos al desierto hoy porque es el camino a Jericó”, dijo el cardenal O’Malley en su homilía. “Este es viajado por muchos intentando llegar a la metrópolis de Jerusalén. Hemos venido aquí hoy para ser vecinos y encontrar un vecino en cada una de las personas sufrientes que arriesgan sus vidas y a veces pierden sus vidas en el desierto.

“El arduo trabajo y los sacrificios de tantos inmigrantes es el secreto del éxito de este país. A pesar del vociferar xenófobo de un segmento de la población, nuestra población inmigrante contribuye poderosamente a la economía y al bienestar de Estados Unidos”.

Él añadió que el grupo también vino a expresar duelo por la pérdida de “incontables inmigrantes que arriesgan sus vidas en manos de los ‘coyotes’ (contrabandistas) y a las fuerzas de la naturaleza para venir a Estados Unidos”.

La Misa, que fue transmitida en vivo vía Internet y continúa disponible para verse en YouTube, fue organizada por la Iniciativa Kino Para la Frontera, de los jesuitas, y Servicios de Migración y Refugiados de la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos.

La Diócesis de Tucson y la Arquidiócesis de Hermosillo, México, trabajaron estrechamente juntas en el arreglo de los detalles. El obispo Gerald F. Kicanas de Tucson y el arzobispo Ulises Macías Salcedo de Hermosillo estaban entre los concelebrantes.

Un coro de la escuela secundaria católica Lourdes, en Nogales, y miembros de los consejos de los Caballeros de Colón de todo el sur de Arizona estaban entre los muchos voluntarios. Uno de los muchos roles más inusuales desempeñados por los voluntarios fue asegurar que nada más que la Eucaristía o las manos se pasaran a través de los listones del muro fronterizo, que fue parte de una compleja negociación con la Patrulla Fronteriza para permitir que la Misa se diera dentro de la jurisdicción de la agencia. Durante toda la Misa una docena o más de agentes de la Patrulla Fronteriza observaron los procedimientos desde justo afuera de un puerto de entrada peatonal a una cuadra al oeste del altar.

Dick Goddard, caballero de la parroquia St. Pius X en Tucson, estuvo entre los ujieres voluntarios. Él dijo que justo se había enterado de la Misa el día anterior, pero que pensaba que era importante asistir. Él había hecho el viaje de una hora conduciendo hasta la frontera con tres compañeros feligreses.

“Dicen que tenemos un sistema de inmigración descompuesto”, dijo Goddard. “Obviamente lo tenemos. Los derechos humanos y la dignidad se han perdido en toda esta cosa. Tenemos que hacer algo para llamar la atención a eso”.

Muchos de los congregados en el lado mexicano llegaron a la Misa después de haber conocido a los obispos y a otros miembros de la delegación durante su visita al comedor el día anterior.

Padre Clete Kiley, sacerdote arquidiocesano de Chicago que trabaja como director de política de inmigración para el sindicato laboral UNITE HERE, dijo que dos de los jóvenes con quienes había hablado durante la cena del 31 de marzo habían captado su atención, sonriendo ampliamente a través de los listones del muro según los sacerdotes y obispos ensamblaban el altar en una gran tarima traída para la ocasión.

La homilía del cardenal O’Malley, pronunciada en gran medida en español, fue recibida con aplausos en varios momentos, tales como cuando habló de cómo los migrantes de hoy día, que vengan con o sin permiso gubernamental, mantienen el mismo tipo de valores que trajeron las generaciones anteriores de inmigrantes.

“Nuestro país ha sido el beneficiario de tantos grupos de inmigrantes que tuvieron la valentía y la fortaleza de venir a Estados Unidos. Ellos vinieron huyendo de condiciones horrorosas y albergando el sueño de una vida mejor para los niños”, él dijo.

“Ellos fueron algunos de los ciudadanos más industriosos, ambiciosos y emprendedores en sus propios países y trajeron a su nueva patria una enorme energía y buena voluntad. Su arduo trabajo y sacrificio han hecho grande este país”, él añadió.

Después de la Comunión una procesión de obispos se subió la carretera de acceso de la Patrulla Fronteriza a lo largo del muro. En una parte del camino subiendo la empinada colina, el cardenal O’Malley colocó dos coronas de flores junto a una cruz para conmemorar a aquellos que han muerto a lo largo de la frontera, incluyendo “rancheros, agricultores, pacifistas y viajeros que buscan terreno común de paz y prosperidad”, según el programa de Misa describía el monumento.

Otra Misa se celebró simultáneamente en la frontera entre las ciudades San Luis, México, y San Luis, Arizona, en la punta suroeste del estado.

Los eventos religiosos transfronterizos para llamar atención a los asuntos relacionados con la inmigración han sido auspiciados por diócesis de Estados Unidos y México desde hace años. Entre estos están las procesiones anuales del Vía Crucis durante la Cuaresma y Las Posadas, representación de la temporada navideña de la búsqueda de alojamiento por María y José en Belén, así como Misas ocasionales en la frontera.

La Misa del 1 de abril tuvo quizás el mayor número de obispos participando, así como de sacerdotes de toda la región y de todo el país.

Otros obispos presentes en la Misa incluyeron el auxiliar de Seattle, Eusebio L. Elizondo, presidente del comité de migración de los obispos estadounidenses; John C. Wester de Salt Lake City; Oscar Cantú de Las Cruces, Nuevo México; Mark J. Seitz de El Paso, Texas; Cirillo B. Flores de San Diego; el auxiliar Luis R. Zarama de Atlanta; y los jubilados Ricardo Ramírez de Las Cruces y Gerardo Flores de Vera Paz, Guatemala.

El obispo Flores trajo una carta de saludo y apoyo de parte de la conferencia episcopal de Guatemala en reconocimiento a los muchos guatemaltecos que pasan por México y Arizona en su camino hacia el norte.

 

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