Por David Agren
Catholic News Service
CIUDAD DE MÉXICO (CNS) —Los obispos de Guatemala han criticado deportaciones de Estados Unidos durante la pandemia de COVID-19, diciendo que la práctica “no tiene sentido de humanidad” durante una crisis de salud.
En una declaración, los obispos pidieron a Estados Unidos y México que detengan las deportaciones, que “nos golpea en el contexto de una precariedad nacional en términos de servicios de salud y estrategias contundentes para contener la pandemia”.
También condenaron la falta de solidaridad y estigmatización que ahora enfrentan las personas deportadas.
“¿Cómo es posible que ahora sean echados desde los Estados Unidos todos estos conciudadanos que han trabajado honradamente favoreciendo la economía norteamericana aunque su estatus no sea considerado ‘legal’?” dijeron los obispos en la declaración del 15 de abril.
“¿Ya no les son útiles a la sociedad norteamericana, particularmente si han contraído el coronavirus? Si los gobiernos de Estados Unidos y de México se han mostrado siempre como paladines de la defensa de los derechos humanos, ¿por qué ahora demuestran lo contrario?” continuó la declaración.
“El ejemplo que ambos gobiernos dan así al mundo entero es el de no tener el mínimo sentido de humanidad”.
Deportaciones de migrantes a Centroamérica han continuado durante la crisis del COVID-19, a pesar de que los países a los que se envían a los migrantes han cerrado sus fronteras e impuesto cuarentenas.
Guatemala cerró sus fronteras el 17 de marzo. Algunos de los migrantes que antes regresaban de Estados Unidos pasaban previamente por un refugio Scalabriniano en la Ciudad de Guatemala, pero la instalación suspendió el servicio para los retornados, diciendo que no podía dar atención médica adecuada en caso de un brote de coronavirus.
El ministro de Salud, Hugo Monroy, dijo el 14 de abril que la mitad de los aproximadamente 200 casos de COVID-19 en Guatemala llegaron al país por personas deportadas, con 75 por ciento de los casos por personas que llegaron en un vuelo a fines de marzo. Monroy luego se retractó de sus comentarios.
La conferencia de los obispos, mientras tanto, pidió al país que integren mejor a los migrantes que regresan, ya que algunas comunidades habían prohibido el regreso a personas que venían de otros países debido a problemas de salud.
“Cuando les enviaban las remesas los felicitaban y alababan. Ahora que regresan deportados, sin ningún dólar en la bolsa, son discriminados y rechazados. ¿Es esto espíritu cristiano? ¿Es esto solidaridad nacional?” preguntaron.
La declaración también reconoció las dificultades sufridas por los pobres en el país centroamericano, donde quedarse en casa a menudo significa la posibilidad de hambre, así como una pérdida de ingresos.
“Es de gravísima preocupación la situación de millones de guatemaltecos, que viven día a día de trabajos informales y ahora no reciben ingresos”, dijeron los obispos.
Los obispos reconocieron los esfuerzos del gobierno para ayudar a los que se quedaron en sus casas en cuarentena, pero advirtieron sobre “la misma vieja administración”, en la que los programas sociales se utilizan con fines políticos y “favoritismos” es común.