Por Cindy Wooden, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Confiando en la misericordia infinita de Dios, la gente no debe temer ni avergonzarse de ir a Confesión, dijo el papa Francisco.
“Hay gente que teme ir a Confesión, olvidando que allí no encontrarán un juez severo, sino al inmensamente misericordioso Padre”, dijo el papa Francisco ante miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro el 2 de agosto para la recitación de mediodía de la oración del Ángelus.
El papa también le dijo a la gente reunida bajo un candente sol que “cuando vamos a la Confesión nos sentimos un poco avergonzados. Eso nos pasa a todos, pero debemos recordar que esta vergüenza es una gracia que nos prepara para el abrazo del Padre, quien siempre perdona y siempre perdona todo”.
En su discurso principal el papa comentó sobre la lectura del día del Evangelio de San Juan, la cual relata cómo las multitudes seguían a Jesús después del milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
“Esas personas lo seguían por el pan material que había aplacado su hambre el día anterior”, dijo el papa Francisco. “Ellos no entendían que ese pan, partido para muchos, era la expresión del amor de Jesús”.
“Le dieron más valor al pan que al dador”, dijo el papa.
Al alimentar a la multitud, él dijo, Jesús quería llevar a la gente al Padre y a una vida que fuera más que simplemente “las preocupaciones cotidianas de comer, vestirse, el éxito o una carrera”.
Toda persona tiene dentro de sí hambre de vida, de sentido y de la eternidad, dijo el papa Francisco. Jesús satisface esa hambre con el regalo de sí mismo en la cruz y en la Eucaristía.
“Jesús no elimina las preocupaciones ni la búsqueda del pan de cada día”, dijo el papa. Sin embargo, “Jesús nos recuerda que el verdadero significado de nuestra existencia terrenal es la finalidad, la eternidad, el encuentro con él, quien es regalo y dador”.
Al darse, dijo el papa Francisco, Jesús también le da a la gente una tarea: “que nosotros, a su vez, satisfagamos el hambre espiritual y material de nuestros hermanos y hermanas proclamando el Evangelio en todas partes”.