Las fronteras deben ser puntos de contacto, no de separación, dice el Papa en Hungría

El Papa Francisco acepta el ofertorio de húngaros vestidos con trajes tradicionales durante la Misa en la plaza Kossuth Lajos de Budapest el 30 de abril de 2023. (Foto de CNS/Vatican Media)

Por Cindy Wooden

BUDAPEST, Hungría — Ser cristiano es ser abierto y acogedor con los demás, dijo el Papa Francisco al celebrar la Misa frente al edificio del Parlamento de Hungría.

“Para cada uno de nosotros convertirse, como Jesús, en una puerta abierta. Es triste y hace daño ver puertas cerradas: las puertas cerradas de nuestro egoísmo”, el aislacionismo y la indiferencia hacia los pobres y los enfermos, dijo en la Misa del 30 de abril en la plaza Kossuth Lajos de Budapest.

En un país que ha ayudado a cientos de miles de ucranianos que huían de la guerra, pero que por lo demás mantiene una política de “no a los inmigrantes”, el Papa denunció “las puertas cerradas al extranjero, al que es diferente, al migrante, al pobre”.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y la presidenta, Katalin Novák, promotores de las restricciones migratorias, se encontraban entre los 50,000 asistentes a la Misa.

Akos Ugron, que llevaba su chaqueta de Malteser International sobre su uniforme de líder scout, dijo que la Misa era exactamente lo que había esperado de la visita del Papa Francisco: “que estuviéramos todos juntos. Muchos han venido de las partes  más lejanas del país”.

Al igual que sus compañeros voluntarios húngaros de la organización humanitaria de los Caballeros de Malta, ha ayudado a ucranianos a cruzar la frontera. Dijo, sin embargo, que está de acuerdo con el gobierno en que los migrantes deben entrar en el país sólo legalmente.

El Papa Francisco retomó el tema de las fronteras y la acogida al final de la Misa, antes de dirigir el rezo del “Regina Coeli”.

El cardenal Peter Erdo, de Esztergom-Budapest, había descrito Hungría como “la frontera oriental de la cristiandad occidental durante mil años”.

El Papa Francisco comentó: “Es hermoso que las fronteras no representen barreras que separan, sino zonas de contacto; y que los creyentes en Cristo pongan en primer lugar la caridad que une y no las diferencias históricas, culturales y religiosas que dividen”.

Antes de dirigir la oración mariana, dijo a los presentes en la plaza que quería confiar a María “la fe y el futuro de todo el continente europeo, en el que he estado pensando estos días y, de modo particular, la causa de la paz”.

“Virgen Santísima”, rezó, “mira a los pueblos que más sufren. Mira sobre todo al cercano y martirizado pueblo ucraniano y al pueblo ruso, consagrados a ti”.

“Infunde en los corazones de los hombres y de los responsables de las naciones el deseo de construir la paz, de dar a las jóvenes generaciones un futuro de esperanza, no de guerra”, rezó el Papa, “un futuro lleno de cunas, no de tumbas; un mundo de hermanos y hermanas, no de muros y barricadas.”

En su homilía de la Misa, el Papa Francisco se centró en la lectura del Evangelio, Juan 10:1-10, donde Jesús se describe a sí mismo como un pastor que llama a sus ovejas por su nombre y como la puerta para las ovejas.

Jesús trae a la gente al redil, a la comunidad, a la Iglesia, dijo el Papa, y luego los envía fuera.

“Somos reunidos en la familia de Dios para ser constituidos su pueblo”, dijo, “después somos enviados al mundo para que, con valentía y sin miedo, seamos anunciadores de la Buena Noticia, testigos del amor que nos ha regenerado”.

Jesús es una puerta abierta, dijo el Papa, que acoge a las personas en la comunidad y las envía de nuevo en su nombre.

El Papa Francisco dijo que le entristece ver “puertas cerradas de nuestras comunidades eclesiales: cerradas entre nosotros, cerradas al mundo, cerradas al que ‘no está en regla’, cerradas al que anhela al perdón de Dios”
.
“Por favor”, dijo a los católicos húngaros, “¡abramos las puertas! También nosotros intentemos — con las palabras, los gestos, las actividades cotidianas — ser como Jesús, una puerta abierta, una puerta que nunca se le cierra en la cara a nadie, una puerta que permite entrar a experimentar la belleza del amor y del perdón del Señor”.

Diciendo que se dirigía particularmente a sí mismo y a sus compañeros obispos y sacerdotes, el Papa Francisco dijo que deben ser buenos pastores como Jesús, que “no se aprovecha de su cargo, es decir, no oprime al rebaño que le ha sido confiado; no ‘roba’ el espacio de los hermanos laicos; no ejercita una autoridad rígida”.

La llamada se extiende a “quienes tienen responsabilidades políticas y sociales”, dijo. “Sean abiertos e inclusivos unos con otros, para ayudar a Hungría a crecer en la fraternidad, camino de la paz”.

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