Por Caroline de Sury, OSV News
PARÍS — Una lluvia helada y el cierre por completo de la “Ciudad de la Luz” debido a invitados de alto perfil no impidieron que las multitudes llegaran lo más cerca posible de la Catedral de Notre Dame para su Misa inaugural celebrada el 8 de diciembre. El icono parisino también abrió sus puertas al público por primera vez tras el devastador incendio de 2019, con la segunda Misa de ese domingo estando abierta para para parisinos y turistas.
La primera Misa Solemne fue testigo de la consagración del nuevo altar de bronce de la catedral por el arzobispo de París, Laurent Ulrich, con el presidente de Francia y su esposa observando en primera fila.
Tras una espectacular ceremonia nocturna de reapertura el 7 de diciembre, la catedral se iluminó esta vez con la luz del día, cuando la procesión de 170 obispos entró en Notre Dame el domingo por la mañana, seguida por más de 100 portaestandartes que representaban a todas las parroquias de París, y siete sacerdotes representantes de las diversas iglesias católicas orientales.
Los obispos llevaban vestimentas adornadas con cruces doradas, creadas por el famoso diseñador francés Jean-Charles de Castelbajac, que se inspiró en la gran cruz dorada situada en la parte trasera de la catedral, sobre su Piedad. Castelbajac es conocido por su amistad con el difunto cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París durante muchos años.
Los celebrantes ocuparon sus lugares en los asientos de roble tallado del coro de canónigos de la catedral, cuyos paneles superiores del siglo XVIII representan escenas de la vida de la Virgen María. Ellos estaban a ambos lados del grupo de niños del coro de la Maîtrise Notre Dame de París, vestidos con albas azules.
La catedral estaba abarrotada cuando el arzobispo Ulrich roció a la multitud con agua bendita, antes de bendecir el altar, el ambón y el atril desde el que se leyeron los textos de las Escrituras.
Mientras el presidente Emmanuel Macron y su esposa, la primera dama de Francia Brigitte Macron, se sentaban en primera fila junto al Gran Duque Enrique y la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo, la catedral se llenaba de invitados, entre ellos presidentes de empresas de moda francesas y altos cargos políticos.
En el exterior, en el muelle detrás del río Sena, cientos de fieles se reunieron cerca de las pintorescas librerías de segunda mano, cerradas en ese momento, para seguir la misa en una pantalla gigante, a pesar de la lluvia.
“Tanto si están en este edificio como delante de una pantalla, o fuera bajo la lluvia, son destinatarios de la benevolencia de Dios”, dijo el arzobispo al comienzo de la Misa. También rindió homenaje a quienes “afrontan los rigores de la guerra” y rezó por Francia, “que escruta su futuro con preocupación”, en referencia a la crisis política que viven los franceses estos días.
El gobierno francés se vio oficialmente obligado a dimitir el 5 de diciembre, después de que el Parlamento destituyera al primer ministro en una moción de censura por sus planes fiscales.
Ante la nutrida presencia de representantes políticos, el arzobispo de París se dirigió a todos en su homilía, creyentes y no creyentes.
“No se contenten con disfrutar del placer de estar aquí en un día tan especial en el que la catedral de París recobra su esplendor, como nadie lo ha conocido antes”, dijo a los reunidos. “Ya sean creyentes o no, son bienvenidos a participar en la alegría de los creyentes aquí presentes que dan gloria a Dios por haber encontrado su iglesia madre”.
“No se queden sólo deslumbrados por la belleza de las piedras encontradas, sino déjense llevar a las alegrías más grandes, al don más hermoso que Dios os hace y nos hace de su presencia amorosa, de su cercanía a los más pobres, de su poder transformador en los sacramentos”, dijo el arzobispo Ulrich.
“Esta mañana se borró el dolor del 15 de abril de 2019”, dijo con referencia al incendio que provocó el derrumbe de la aguja de la catedral, dejando a los parisinos llorando en las calles, rezando por los bomberos que acudieron a combatir las llamas. Los bomberos fueron aplaudidos por una multitud en pie durante cinco minutos seguidos, mientras caminaban por Notre Dame entre decenas de jefes de Estado, entre ellos el presidente electo Donald Trump y el presidente de Ucrania Volodymyr Zelenskyy, en las ceremonias de reapertura del 7 de diciembre.
“Aunque la conmoción causada por el incendio haya sido duradera, el dolor ya estaba superado cuando la oración se elevó desde las orillas del Sena y desde cientos de millones de corazones de todo el mundo”, subrayó el arzobispo Ulrich.
Lo sucedido con Notre Dame — una rápida resurrección de las cenizas en 5 años — no es el único ejemplo de la gracia de Dios a lo largo de los siglos, subrayó el arzobispo Ulrich.
“Generación tras generación — lo experimentan los creyentes — el Señor no abandona a los suyos”, dijo. Aunque “la angustia y la violencia no cesan a lo largo de la historia de los hombres”, son Dios y sus discípulos “quienes se alimentan de su fuerza para mostrar el camino hacia la victoria de la vida”.
La consagración del nuevo altar mayor fue una parte central de la Misa inaugural. La moderna estructura de bronce diseñada por el artista francés Guillame Bardet asombró a todo quien entraba a la renovada catedral como un ejemplo de arquitectura contemporánea que completa suavemente el diseño centenario.
En primer lugar, el arzobispo colocó en el interior del altar las reliquias de cinco santos y santas, tres mujeres y dos hombres, cuya historia está ligada a la iglesia de París, entre ellas las de Santa María Eugenia Milleret, Santa Magdalena Sofía Barat, San Carlos de Foucauld y el Beato Vladimir Ghika. Entre las reliquias se encontraban también las de Santa Catalina Labouré, especialmente vinculada al día de la consagración del altar.
Santa Catalina es conocida en todo el mundo por haber recibido apariciones de la Virgen María en 1830 en su convento de la rue du Bac, en París, tras lo cual la religiosa pidió, siguiendo la petición de María, que se acuñara la Medalla Milagrosa, también conocida como Medalla de la Inmaculada Concepción. La fiesta de la Inmaculada Concepción se celebra ordinariamente el 8 de diciembre en el calendario romano; este año, sin embargo, al caer en el segundo domingo de Adviento, se ha trasladado al 9 de diciembre.
Tras una larga oración de dedicación, el arzobispo Ulrich ungió el altar con el óleo bendito del santo crisma, extendiéndolo por toda la superficie con sus propias manos. A continuación, se encendieron velas de incienso en cinco puntos del altar, sobre las cinco cruces grabadas en bronce. Por último, los sacerdotes cubrieron el altar con un paño blanco y encendieron las velas para continuar con la Misa, acompañados por los cantos del coro.
En un mensaje enviado al arzobispo de París el 7 de diciembre, la noche de la ceremonia de reapertura, el Papa Francisco dijo que pronto Notre Dame “volverá a ser visitada y admirada” por enormes multitudes de personas de todas las clases sociales.
“Sé, Excelencia, que sus puertas estarán abiertas de par en par para ellos, y que usted se comprometerá a acogerlos generosa y libremente, como hermanos y hermanas”, escribió, haciendo olas de comentarios en Francia de que el mismo Papa se pronunció en contra de la tarifa de entrada a la catedral propuesta por el Ministerio de Cultura de Francia.
“Que (ellos) alzando los ojos a estas bóvedas que han recobrado su luz, compartan su invencible esperanza”, dijo el Papa a los 15 millones de personas que se espera que visiten Notre Dame cada año a partir de ahora.
El domingo inaugural de Notre Dame concluyó en París con una segunda Misa en la catedral, esta vez abierta al público y celebrada por el rector-arcipreste de Notre Dame, el padre Olivier Ribadeau Dumas. Para asistir, era necesario haber reservado un lugar en una nueva aplicación digital creada para Notre Dame de París.
El 3 de diciembre, día en que se puso en marcha la aplicación, las 1.500 plazas ofertadas para esta primera misa se habían reservado todas en 25 minutos, según confirmó The Associated Press. El padre Ribadeau Dumas llevaba mucho tiempo deseando volver a la catedral para celebrar una misa tan sencilla, una vez que la “pompa” de las ceremonias de reapertura hubiera sido sustituida por una “humilde normalidad”, según declaró varias veces a OSV News.