Este artículo forma parte de la serie: La Doctrina Social de la Iglesia. Dicha serie, da continuidad a lo dialogado en el V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana/Latina.
Este artículo está escrito bajo la perspectiva de “Actuar” de la metodología Ver-Juzgar-Actuar
“Enfrentamos cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo”. Así leemos lo que propone el papa Francisco en su carta encíclica sobre la fraternidad y la amistad social Fratelli Tutti (no. 69) al reflexionar sobre la parábola del buen samaritano.
Como católico, tengo la opción de pasar de vista al hermano o hermana que “sufre al costado del camino”, que necesita mi atención, mi tiempo, mi compasión. La otra opción es poner mi fe en acción como hizo el buen samaritano. (Lc 10, 30-35)
Lo que he aprendido sobre la doctrina social de la Iglesia me ha inspirado a guiar mi conducta y poner mi fe en acción. (CCC no. 2422)
Mas allá de colaborar en esfuerzos locales a nivel personal (donaciones monetarias) o a nivel de parroquia (donaciones de comida y ropa) para ayudar a satisfacer las necesidades inmediatas de personas o familias, he puesto mi fe en acción practicando la abogacía.
Al practicar la abogacía, vivo mi fe católica esforzándome por influenciar la política pública a nivel local y nacional para lograr cambios que beneficien a las personas más vulnerables. Los siete temas claves sobre la doctrina social de la Iglesia destacados por la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos me han servido de guía al abogar por una “sociedad justa…en medio de los desafíos de la sociedad moderna”: la vida y la dignidad de la persona; el llamado a la familia, a la comunidad y a la participación; los derechos y deberes; la opción por los pobres e indefensos; la dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores; la solidaridad y el cuidado por la creación de Dios.
Quizás la abogacía suena algo complicada, difícil o imposible de realizar. Pero no lo es. Vivimos en un mundo donde enfrentamos muchos retos, en una sociedad que no es justa para todos, que no sirve al bien común y donde muchos sufren. Retos como la pobreza, el hambre, la salud mental, la pena de muerte, la inmigración, la falta de vivienda asequible y la participación en el proceso político son algunos de los temas y retos por los que podemos abogar.
Hay varias formas de practicar la abogacía. Una muy fácil es mediante la inscripción para recibir alertas en momentos clave de legislación de proyectos de ley a nivel estatal o nacional. Las alertas se pueden recibir de la USCCB, la conferencia episcopal del estado, la oficina diocesana de acción social y organizaciones como Catholic Relief Services (CRS) y Pobreza USA. Otra forma es escribiendo o llamando a nuestros congresistas y representantes y senadores estatales para compartir quienes somos y por qué un problema es de interés para nosotros.
La forma más impactante de abogar es reuniéndonos en persona con nuestros congresistas y con nuestros representantes y senadores estatales. Estas reuniones sirven no solo para abogar sino también para crear relaciones con nuestros líderes, lo que facilita una mayor interacción y confianza para tratar temas futuros.
Con la colaboración y guía de CRS, la Comunidad de Solidaridad de nuestra diócesis logró tener reuniones virtuales con ayudantes de las oficinas de nuestros dos senadores durante el receso de agosto del año pasado para abogar por la reautorización del Farm Bill de 2023. El Farm Bill es un paquete de legislación plurianual que crea una variedad de programas de alimentos y agricultura nacionales e internacionales, incluyendo el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP).
La abogacía no es difícil y todos tenemos el derecho y la oportunidad de practicarla. El sitio web de CRS (crsespanol.org) ofrece información y herramientas para ayudarnos a practicar la abogacía.
“Cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada anciano, con esa actitud solidaria y atenta, la actitud de proximidad del buen samaritano” (Fratelli Tutti no. 69).
Carlos Flores es el director de Ministerios Interculturales en la Diócesis de St. Petersburg, Fl.
