Ayuno Cuaresmal
¿A quién le gusta ayunar? Cuando yo crecía, el ayuno y la abstinencia eran parte de nuestra rutina familiar como católicos. Ayunábamos por varias horas antes de ir a Misa todo el tiempo, y por supuesto, ayunábamos y nos absteníamos durante la Cuaresma. Aun recuerdo la cuenta atrás hasta la Pascua cuando finalmente podíamos comer dulce de nuevo y las interminables discusiones si el domingo era un día de descanso.
Hoy en día, muchos ayunan por razones puramente seculares, tal como limpiar el cuerpo, pérdida de peso, o quizás vida sencilla. Tristemente, sin embargo, hemos olvidado la profunda base religiosa de estos actos de sacrificio.
Yo ayuno porque Jesús en los Evangelios me dijo que lo hiciera. Él también lo hizo. En una ocasión una persona dijo que Jesús estaba participando profundamente en Su oración con Abba, Su Padre Celestial, que no podía ni pensar en comida. Como en una emergencia, cuando estamos muy preocupados por un ser querido en necesidad y de repente descubrimos que hemos pasado un día sin comer, así también Jesús estaba tan cercas de Su Padre que se olvidó de comer. Por ello, cuando ayunamos durante la Cuaresma, tratamos de olvidar de comer para que así podamos imitar y tener la experiencia de cercanía de Jesús hacia nuestro Padre Celestial. El ayuno realizado de manera correcta nos lleva hacia una oración profunda y, no de manera sorpresiva, a una mayor preocupación por los demás. Jesús amaba tanto que no podía comer; nosotros nos detenemos un poco de comer para que así ¡podamos llegar a ser como Él en el amor!
En el seminario, era llamado desprendimiento. Intencionalmente me alejé de cosas para que yo pudiera vivir más sencillamente. Jesús, quien es la Palabra Eterna hecha carne, se despoja de su divinidad para tomar nuestra humanidad y se vuelve pobre y humilde para que así podamos descubrir las riquezas que solo Él puede traer. Durante estos días ustedes y yo somos desafiados, a través de nuestros actos de oración, ayuno y limosna, para ser más humildes, generosos y desprendernos de las cosas del mundo para así volvernos ricos en el gran amor de Dios y dejar que este amor toque nuestros corazones al caminar con Jesús por el camino de la Semana Santa.
Esta Cuaresma regresaré a un sacrificio que he realizado en años anteriores: prometer no comer dulces y postres, así como ayunar los viernes. (Como recordatorio, el ayuno y la abstinencia durante la Cuaresma requiere que no se coma carne en viernes y entre comidas, con solo una comida completa, el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo). Después contaré el costo de los dulces cada día y daré una donación al programa de Catholic Relief Services de Un Plato de Arroz al acercarse la Semana Santa. (Para mayor información acerca de este programa, vaya a www.crsricebowl.org.)
De esta manera, espero, la conversión interior y amor sacrificador al cual somos llamados durante la Cuaresma – profundizado por nuestra oración, ayuno y abstinencia – se desborda en actos de servicio y generosidad expresados a través de la limosna.
Reflexiones en estas tres maneras de la Cuaresma – oración, ayuno y limosna – fueron indicadas en la reciente hoja informativa Catholic Connection. Anótense para recibir esta hoja informativa cada mes, vaya a www.archlou.org/connection.
Lectura Cuaresmal
¡Cada Cuaresma escojo un libro! Claro que la Sagrada Escritura es primero, pero también escojo otros recursos. Este año estoy leyendo el libro Roman Pilgrimage: The Station Churches por George Weigel.
Monseñor Ed. Thompson, el hermano gemelo de mi buen amigo el obispo David Thompson que murió a finales del año pasado me envió un volumen. Es muy fascinante, pero un poco caro, con fotos bonitas de las estaciones cuaresmales de Roma. La tradición, de la cual conoceré mas hacia el termino de la Cuaresma, es caminar a una Iglesia diferente o “estación” en Roma cada mañana de Cuaresma, que nos lleva a una profundización en el misterio de Cristo y de nuestro Bautismo en Cristo. Esta aventura, por supuesto está en el centro de la Cuaresma, y mis actos de oración, ayuno y limosna me permiten responder a este amor abundante y redentor de Cristo que debe abrumar mi vida diaria.
La introducción del libro identifica el enfoque de la Cuaresma como “conversión hacia Jesucristo y la profundización de nuestra amistad con él”. Incluye una cita del 2011 del papa emérito Benedicto que llama a la Sagrada Escritura “la aventura de Dios, la grandiosidad de lo que ha hecho por nosotros”. Al leer un capítulo cada día, espero con interés de participar imaginativamente en esta peregrinación.
Nuestro Santo Padre, el papa Francisco, también realizó una peregrinación la mañana del Miércoles de Ceniza al ir en procesión de St. Anselmo a la Basílica de St. Sabina, la Iglesia Dominica en Aventine Hill para la bendición e imposición de las cenizas. Escribí acerca de St. Sabina en un blog desde Roma hace dos años, justo después del fallecimiento del arzobispo Kelly, recordando y celebrando el obsequio de sus raíces Dominicas en nuestra arquidiócesis. (Vea https://www.archlou.org/hope-in-the-lord-walking-in-the-footsteps-of-our-holy-father/)
Buenas lecturas y ayuno son dos canales para que nuestro Señor Jesús actúe entre nuestras almas durante estos preciosos cuarenta días. ¡Espero que todos ustedes tengan una Cuaresma llena de bendiciones!
Arzobispo Joseph E. Kurtz