Esperanza en El Señor— Impartiendo el aliento de la vida

Archbishop Joseph E. Kurtz
Archbishop Joseph E. Kurtz

Enero es un mes en el que recordamos de una manera especial el regalo de la vida humana y la necesidad de proteger la vida de su destrucción por medio del aborto.

Esto es debido al aniversario del 22 de enero de 1973 de la decisión de la Suprema Corte de Roe vs. Wade, la cual legalizó el aborto en los Estados Unidos.

Este mes, también recordamos la dignidad de la vida humana al conmemorar el Mes de Conciencia de la Pobreza (vea https://www.usccb.org/about/catholic-campaign-for-human-development/poverty-education/poverty-awareness-month.cfm), al recordar la lucha contra el pecado del racismo liderado por el Dr. Martin Luther King Jr., y al nosotros reflexionar en la situación de los migrantes durante la Semana Nacional de Migración.

Cuando esta columna aparezca, estaré realizando una visita pastoral por parte de la USCCB a Vietnam para continuar los esfuerzos entre conferencias episcopales para fortalecer las relaciones en todo el mundo y construir esa cultura de encuentro que es una base importante para todos nuestros esfuerzos para promover la dignidad humana. 

Debido a que este año el 22 de enero cae en domingo, el día lunes, 23 de enero fue designado por la Iglesia como el Día de Oración por la Protección Legal de Niños No Nacidos. Desde 1973, más de 56 millones de abortos se han realizado, testificando a la tragedia que nuestro Santo Padre, el papa Francisco llama “una cultura del desecho”.

Por ello, este día es conmemorado como un día particular de oración por la restauración total de la garantía legal del derecho por la vida y de penitencia por las violaciones a la dignidad de la persona humana cometidas por medio de actos de aborto. Sin embargo, los católicos están invitados, cuando sea posible durante el año, de involucrarse en las prácticas penitenciales de oración, ayuno y dar limosna para terminar con el aborto en nuestra nación.

Se me pidió escribir una reflexión para este día para la publicación de enero del 2017 de “Give Us This Day”. A continuación está lo que escribí:

“Solo tú tienes el poder de impartir el aliento de vida al formarnos a cada uno de nosotros en el vientre de nuestra madre”. Esta oración de inicio del día 23 de enero del Día de Oración por la Protección Legal de Niños No Nacidos exalta el poder de Dios y me ayuda a comprender el cuidado de Dios por mí antes de que viera la sonrisa de mi madre por la primera vez. Cuanto más exalto en el amor divino por mí “desde el vientre”, me convierto en un mayor protector de algunos de los más vulnerables en nuestra sociedad – el niño en peligro y la madre y la familia necesitando mi compasión y ayuda.

Consiente de que mi vida es tocada por la preciosa sangre de Jesús derramada por todos, como la primer lectura de la Carta a los Hebreos nos recuerda hoy, estoy conmovido de orar por aquellas personas más lastimadas. Así como Jesús ve el precioso regalo de la vida humana, que mis ojos vean lo que él ve.

Parece que la oración, inclusive la más privada, mueve el corazón a actuar en el mundo. Mi primera acción pública, una carta al editor, fue escrita en enero de 1973, alrededor de nueve meses de mi vida como sacerdote, y expresaba mi profunda preocupación sobre proteger al niño en el vientre después de Roe vs. Wade. Este es el año número 44 que he orado por ser un protector, humilde y audaz—caminando con una madre tan necesitada como para considerar no dar a luz. Hoy, me comprometo a proteger la vida y a cultivar una cultura de la vida como respetuosamente caminar con todos, nacidos y no nacidos. Alabo a Aquel que imparte el aliento de la vida.

(Texto de reflexión reimpreso con permiso. “Give Us This Day: Daily Prayer for Today’s Catholic,” January 2017 [Collegeville, MN: Liturgical Press]).

Arzobispo Joseph E. Kurtz

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