Esperanza en El Señor — Homilía para la Misa de ordenación

En pasados viajes a la ciudad eternal de Roma, a menudo me encuentro en esa calle popular que corre por toda la vieja ciudad llamada Corso. Con bastante frecuencia me detengo en una iglesia imponente conocida como Chiesa Nuova para hacer una visita al Santísimo Sacramento. Por alguna razón me atrajo el santuario del lado izquierdo, el cual es el altar de San Felipe Neri, la fiesta de cuyo santo celebramos hoy. 

San Felipe es el sacerdote del siglo XVI conocido por su alegre, espíritu simple. Una leyenda es de que en oración en las catacumbas debajo de esa iglesia, el corazón de San Felipe se expandió con tal exaltación que quebró dos costillas. Así como en el Evangelio de hoy, Jesús exige gran celo de estos cinco trabajadores preparándose para la ordenación. Serán trabajadores en la cosecha que no es suya. Será la cosecha de Dios. En 1963, el arzobispo Fulton Sheen escribió acerca de sacerdotes en su libro, “Your Life is Not Your Own” que recuerdo haber leído en mi primer año de seminario. La vida de un sacerdote no es suya.

En la primera lectura de hoy, escuchamos más acerca de la misión que no es la propia. El profeta Jeremías recibe tres indicaciones de Dios: Ve donde sea que te envíe. Habla como te lo ordeno. No tengas miedo.

“Ve donde sea que te envíe” Es la primera instrucción dada a ustedes cinco hombres a ser ordenados. ¡Son palabras de aventura! En un nivel, se refiere a su asignación arquidiocesana. En mis 46 años como sacerdote, los nombramientos que recibí fueron boletos a nuevas aventuras. Espero que les gusten tanto como a mí me han gustado.

La profundidad de la aventura será revelada cuando sirvan por un número de años y miren hacia atrás, recordando a aquellos que han sido enviados a servir. A menudo, recibo cartas diciéndome sobre el poder de la presencia sacerdotal en la vida de alguien. A veces estas cartas describen un gran y desinteresado acto de servicio por el sacerdote o por la manera en que un sacerdote acompaña a una persona que se está convirtiendo a Cristo y a Su Iglesia. Recientemente, recibí una carta de agradecimiento por la manera en que el sacerdote transmitió reverencia en su celebración de la Misa. Ese sacerdote quizás ni sepa la manera en que ha inspirado a otro.

“Habla como te lo ordeno”, es la segunda instrucción para Jeremías de Dios. Así también, ustedes que serán ordenados deben amar las palabras de Dios en las sagradas escrituras y nunca cansarse de la oración y el estudio. Por el bien de las personas que sirvan, ¡sean buenos estudiantes!

“No tengan miedo”, es la ultima instrucción de Dios. ¿Por qué Dios plantea la cuestión del miedo? Porque Dios no quiere que eviten el conflicto a toda costa. Mas bien, Él quiere que vayan al entorno de la gente a quienes sirven. Este servicio puede ser desordenado, pero Dios está con ustedes. Sean fuertes y santos. Sean gentiles en su cuidado pero firmes en sus convicciones.

Recién comencé a leer “Forged in Crisis” por Nancy Koehn – la historia de cinco personas valientes y de cómo se hicieron valientes. La cubierta lo describe bien: “cinco líderes valientes cuya extraordinaria pasión y perseverancia cambió la historia”. La valentía se forja por su respuesta en crisis. No eviten las crisis a toda costa sino más bien vayan al entorno de las personas que sirven.

Hay muchas citas de las Escrituras que nos previenen a no ser “complacedores de personas”. San Pablo en Gálatas 1:10 – “¿Estoy buscando el favor de los hombres o de Dios?” o San Pedro en Hechos de los Apóstoles 5:29 – “Queremos obedecer a Dios en lugar de a los hombres”. Hoy la segunda lectura de los Efesios 4 lo dice bien: “¡Vive una vida que valga tu llamado – 24/7!”.

Déjenme expresarlo claramente. ¡Ustedes están llamados no a ser víctimas pero a ser testigos! El padre Martin Laird pasa dos capítulos al final de su libro, “Into the Silent Land,” entre la diferencia entre una víctima y un testigo. Dice que una víctima siempre va por la vida encontrando una excusa por su fallo y frustración… y se vuelve una víctima a la primera señal de conflicto y problema. El testigo es el que confía en el Señor Jesús, quien se mantiene firme con Cristo como un testigo humilde, confiado en la gracia de Dios.

Déjenme añadir dos oraciones finales por ustedes: Que trabajen con alegría y agradecimiento. Que su trabajo sea alegría. La alegría es elusiva y parece aparecer cuando, después de que han servido con todo su corazón, un sentido de la presencia de Dios y su bienestar los envuelve a ustedes y a quienes sirven. ¡Sean hombres de alegría!

Sean un hombre que trabaja con agradecimiento. Cada día oren en agradecimiento por el “santo a la puerta de al lado”. El papa Francisco en “Gaudete et Exultate” cita a Sta. Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) que fue martirizada en 1941 en manos de los Nazis por su herencia judía. Ella escribe sobre esas personas cuya influencia fue un punto  de inflexión decisivo en sus vidas personales – sus padres, un sacerdote, un maestro. Añade que a veces la persona es apreciada después de que su vida ha sido consumida.

Así que hombres a ser ordenados como trabajadores en la viña del Señor, sean

Hombres de aventura.

Hombres de
    estudio y oración.

Hombres firmes – sin miedo.

Hombres de alegría.

Hombres agradecidos.

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