En final discurso presidencial, cardenal DiNardo pide nuevo comienzo

El cardenal Daniel N. DiNardo de Galveston-Houston, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos sonríe durante una conferencia de prensa en la asamblea general de otoño de la USCCB en Baltimore el 11 de noviembre de 2019. El cardenal dijo a sus hermanos obispos que ha sido “un honor servir, incluso en los momentos difíciles”. (Foto CNS-Bob Roller)

Por Carol Zimmermann

Catholic News Service

BALTIMORE (CNS) — En su último discurso como presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, el cardenal Daniel N. DiNardo de Galveston-Houston les dijo a sus hermanos obispos que había sido “un honor servirles, incluso en los momentos difíciles”.

El prelado de 70 años dio las gracias por los últimos tres años a los obispos, a quienes les llamó hermanos, quienes a su vez le dieron las gracias a él con una ovación al final de su presentación de nueve minutos el 11 de noviembre al comienzo de la reunión anual de los obispos en Baltimore.

“Comencemos de nuevo”, dijo, al final de su discurso, desviándose de los comentarios que había preparado y citando a san Agustín.

El cardenal, quien había sufrido un derrame cerebral hace unos meses, no comentó los detalles específicos de la crisis de abuso sexual en la iglesia, tan prominentes este año pasado, pero habló del continuo trabajo de los obispos por la transparencia que se relaciona con el manejo de la crisis. Dijo que las medidas contra el abuso adoptadas por los obispos de Estados Unidos en su reunión del pasado junio, “son sólo un principio. Hay que hacer más”.

También indicó que el papa Francisco ha “abierto la puerta a una nueva hora de responsabilidad para los obispos” con medidas mundiales de responsabilidad.

“Mi servicio como presidente ha sido un continuo recordatorio de que realmente la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la pueden superar”, dijo, posiblemente aludiendo a desafíos más allá de los muros de la iglesia. Al final de su intervención, habló sobre cómo la cultura de hoy ha sido dominada por diversas ideologías, divisiones políticas y una dura retórica.

“Como seguidores de Cristo, tomemos un camino distinto. Sigamos una sencilla verdad: Dios siempre es cortés. Seamos corteses”, urgió a los obispos.

El cardenal subrayó aspectos clave del trabajo de la iglesia de los Estados Unidos que él presenció directamente en los últimos años, durante sus visitas a voluntarios católicos y migrantes en la frontera, esfuerzos provida para proteger a los no nacidos, y sus propias conversaciones con quienes han sido víctimas de abuso por los líderes eclesiales.

Dijo que fue a la frontera con sus hermanos obispos porque, “Jesús ya estaba ahí”.

Aplaudió el trabajo de los voluntarios en la frontera y también de quienes trabajan en centros de embarazo y maternidad por todo el país, así como quienes trabajan en la vida pública promoviendo cuidados de salud lo suficientemente integrales como para “defender el derecho a la vida de todo niño”.

De nuevo, hablando a quienes pudieran estar siguiendo la reunión electrónicamente, el cardenal urgió a las mujeres que están considerando un aborto a llamar a una parroquia católica donde se les ofrecerían recursos de ayuda.

“La lucha continua para defender a los no nacidos” es un desafío significativo y la iglesia continuará en este trabajo, dijo, “mientras que vidas inocentes sigan estando desprotegidas”.

Sobre el tema del abuso sexual clerical, dijo que su vida había “cambiado para siempre” al reunirse con personas que fueron abusadas, diciendo que, si algunas personas en la iglesia no los escucharon, ellos “se negaron a ser arrinconados en las sombras”.

Su testimonio, dijo, no sólo trajo ayuda a otros supervivientes, sino que también “alentó la decisión” de sus hermanos obispos a responder con apoyo pastoral y programas de prevención, comprobación de historiales, y políticas de tolerancia cero. Los que fueron abusados “nos han dado el conocimiento necesario para responder”, dijo.

“Nunca debemos dejar de luchar por esta justicia” para las víctimas de abusos dentro de la iglesia, y debemos trabajar para asegurarnos de que nunca más va a ocurrir en el futuro, subrayó.

El cardenal también dijo que la iglesia de los Estados Unidos debe seguir corrigiendo el clericalismo, diciendo que los líderes eclesiales deben ser los servidores de todos, y dijo que la iglesia debe continuar sus esfuerzos de evangelización, especialmente el trabajo comenzado durante el proceso de Encuentro por todo el país.

En su discurso final de la reunión de otoño pasado, el cardenal DiNardo dijo que había iniciado la reunión expresando cierta desilusión, pero dijo que había terminado con esperanza, refiriéndose a su anuncio al principio de la reunión de que el Vaticano quería que los obispos retrasaran cualquier voto en su respuesta a la crisis del abuso hasta después que tuviera lugar una reunión global sobre este tema.

En una conferencia de prensa del 11 de noviembre durante el primer día de la reunión de otoño de 2019, el cardenal dijo que estaba recuperado en un 85% de su derrame cerebral ocurrido en la primavera.

También reiteró que todavía tiene la misma esperanza que había expresado a principios de su mandato como presidente, pero también reconoció que hace tres años no tenía ni idea de lo “escarpado” que iba a ser el camino.

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