Por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO — El Papa Francisco rezó para que los católicos en China sean libres de compartir el Evangelio y vivir su fe plenamente.
En un momento en el que las relaciones entre el Vaticano y China son tensas debido a las aparentes diferencias sobre un acuerdo para nombrar obispos, el Papa marcó públicamente la Jornada Mundial de Oración anual por la Iglesia Católica en China el 24 de mayo, fiesta de María Auxiliadora, “venerada e invocada en el Santuario de Nuestra Señora de Sheshan en Shanghai”.
“Invito a todos a elevar una oración a Dios para que la Buena Noticia de Cristo crucificado y resucitado sea proclamada en su plenitud, belleza y libertad, dando fruto para el bien de la Iglesia católica y de toda la sociedad china”, dijo el Papa al final de su audiencia general semanal.
El Papa Francisco dijo que quería que “nuestros hermanos y hermanas en China” supieran que los católicos de todo el mundo están cerca de ellos, “compartiendo sus alegrías y esperanzas”, y que “todos los que sufren, pastores y fieles”, encuentren consuelo y aliento “en la comunión y la solidaridad de la Iglesia universal”.
En 2018, el Vaticano y el gobierno de China firmaron un acuerdo que delinea los procedimientos para garantizar que los obispos católicos sean elegidos por la comunidad católica en China y aprobados por el Papa antes de sus ordenaciones e instalaciones. El acuerdo se renovó en 2020 y de nuevo en 2022.
Pero en abril, las autoridades chinas transfirieron al obispo Joseph Shen Bin de Haimen a la Diócesis de Shanghai, aparentemente sin el acuerdo del Vaticano. Y en noviembre, apenas un mes después de la última renovación, el Vaticano emitió una declaración pública de pesar, esencialmente acusando al gobierno chino de violar el acuerdo cuando el obispo John Peng Weizhao de Yujiang fue instalado como obispo auxiliar de Jiangxi, “una diócesis no reconocida por la Santa Sede”.
