Por Francis X. Rocca, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO — El papa Francisco abrió el 6 de octubre la primera sesión de trabajo de un Sínodo de los Obispos extraordinario, instando a los participantes a hablar sin temor y escuchar con humildad durante dos semanas de discusión de los “retos pastorales de la familia”.
El cardenal húngaro Peter Erdo de Esztergom-Budapest entonces esbozó algunos de los principales retos que los obispos discutirían, incluyendo temas tan controversiales como la cohabitación, el divorcio, el control de la natalidad y el impacto de las presiones sociales y económicas.
“Que nadie diga: ‘No puedo decir esto; pensarán tal o cual cosa de mí'”, dijo el papa Francisco ante más de 180 obispos y más de 60 otros participantes del sínodo. “Todos deben decir lo que sienten que deben decir en el deber al Señor: sin consideraciones humanas, sin temor. Y, a su vez, uno tiene que escuchar con humildad y acoger con el corazón abierto lo que dicen los hermanos”.
El papa recordó que, después de una reunión de los cardenales del mundo en febrero, un cardenal le dijo que otros habían vacilado hablar abiertamente por temor a discrepar con el papa.
“Esto no es bueno, esto no es ‘sinodalidad’”, dijo el papa.
Más tarde esa mañana el cardenal Erdo, quien como relator del sínodo tiene la tarea de guiar la discusión y sintetizar sus resultados, pronunció un discurso de una hora que extrajo de las declaraciones escritas presentadas previamente por los padres sinodales y de las respuestas a un cuestionario ampliamente anunciado enviado a los obispos del mundo en noviembre pasado.
No se supone que el sínodo del 5 al 19 octubre llegue a conclusiones definitivas, sino que establezca la agenda para un sínodo mundial mayor a realizarse en octubre del 2015, el cual le hará recomendaciones al papa.
El cardenal Erdo dijo que los sínodos procurarían desarrollar “directrices (pastorales compartidas) para ayudar a aquellos que viven en situaciones difíciles”, de modo que los obispos individuales no recurran a las “improvisaciones de un ministerio hecho por uno mismo”.
“Lo que se está discutiendo en este sínodo de naturaleza pastoral intensa no son asuntos doctrinales, sino los prácticos, que aun así son inseparables de las verdades de la fe”, dijo el cardenal.
Entre las situaciones familiares difíciles que él identificó estaba el de los católicos divorciados y recasados civilmente, de cuya situación difícil el papa Francisco ha dicho que ejemplifica una necesidad general de misericordia en la iglesia de hoy día.
El cardenal hizo solamente una referencia indirecta a lo que de seguro será uno los temas más discutidos del sínodo: una polémica propuesta del cardenal alemán Walter Kasper que haría más fácil que esos católicos reciban la Comunión aunque no obtengan anulaciones de sus primeros matrimonios sacramentales.
“Sería engañoso concentrarse solamente en la cuestión de la recepción de los sacramentos”, dijo el cardenal Erdo.
Él se enfocó en vez en la posibilidad de agilizar y simplificar el proceso de anulación, que es la tarea de una comisión especial que el papa Francisco estableció a finales de agosto, y señaló propuestas para permitir que los obispos declaren nulos los matrimonios como una acción administrativa, sin realizar un juicio ante un tribunal eclesiástico.