
Por Justin McLellan
CIUDAD DEL VATICANO — La Iglesia Católica debe tener mucho cuidado para evitar ritos o bendiciones que sugieran que el matrimonio es otra cosa que un vínculo sacramental entre un hombre y una mujer, dijo el prefecto entrante de la oficina doctrinal del Vaticano.
“No hay nada que pueda compararse con eso (el matrimonio) y usar ese nombre para expresar otra cosa no es bueno ni correcto”, dijo el arzobispo de La Plata, Argentina, Víctor Manuel Fernández, en una entrevista con InfoVaticana, un sitio web de noticias sobre la Iglesia católica con sede en España, publicada el 5 de julio.
“Por eso pienso que el mayor cuidado que hay que poner es en evitar ritos o bendiciones que puedan alimentar esa confusión. Ahora, si una bendición se da de tal manera que no provoque esa confusión, habrá que analizarlo y confirmarlo”, añadió.
Aunque los hombres y mujeres homosexuales deben ser respetados, cualquier forma de bendecir una unión del mismo sexo es “ilícita”, dijo la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe en un documento publicado en 2021.
El juicio negativo recae sobre la bendición de las uniones, no sobre las personas que aún pueden recibir una bendición como individuos “que manifiestan la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios, así como propone la enseñanza eclesial”, señaló en un comunicado.
“No es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas, incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”, dijo la oficina doctrinal en una nota explicativa que acompaña a la declaración. El Papa Francisco aprobó tanto la declaración como la nota para su publicación.
El Papa Francisco nombró al arzobispo Fernández prefecto del influyente Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano el 1 de julio. El teólogo argentino, un especialista bíblico, fue elegido presidente de la comisión de doctrina de la conferencia episcopal argentina en 2017 y desde 2018 ha sido arzobispo de La Plata, hogar de unos 630.000 católicos.
En la entrevista del 5 de julio, el arzobispo reveló que inicialmente rechazó su nominación como prefecto porque “no me consideraba adecuado para liderar el trabajo en el área de disciplina”, particularmente en relación con el trabajo del dicasterio en el manejo de acusaciones de abuso de menores.
Sin embargo, dijo que el Papa Francisco le pidió entonces que delegara las investigaciones sobre las denuncias de abusos presentadas contra miembros del clero en la sección de disciplina del dicasterio creada en 2021.
“Es complejo porque en principio uno tiene que creerles a los que presentan acusaciones de abusos de menores, hay que creerles, y por otro lado no puede condenar al cura sin el debido proceso, que requiere tiempo”, dijo.
En otra entrevista publicada el 6 de julio con Javier Martínez-Brocal, corresponsal en el Vaticano del diario español ABC, el arzobispo dijo que dejaría a la sección de disciplina “trabajar con autonomía, de forma similar a lo que ocurre con la Comisión (Pontificia) para la Protección de Menores, que dirige el cardenal (de Boston) O’Malley y en la que el prefecto tiene poca participación”.
El arzobispo Fernández también respondió a las críticas de algunos católicos sobre su nombramiento, diciendo que no es ni conservador ni liberal pero que no quiere ser etiquetado como “un centrista extremo”. Citó su fuerte oposición al aborto que fue noticia durante las campañas en Argentina para legalizarlo, así como su amor por la doctrina social de la Iglesia; dijo que quiere responder a la invitación del Papa a “estar muy atentos a las condiciones de la gente, a no hacer sufrir a la gente con nuestros juicios grabados en piedra”.
Calificó esta mezcla de principios teológicos de “coherencia evangélica”, que implica “defender la vida en todas las circunstancias, tanto para el niño no nacido como para el que se cría en la miseria y es abandonado por la sociedad”.
“Es también (tener) la ternura de un hermano” que comprende que las reglas no son únicas cuando se trata de la vida de las personas, dijo a ABC. “Probablemente por eso me atacan tanto desde la derecha como desde la izquierda”.
El arzobispo también señaló que la tentación de caer en un extremo polarizado está aumentando tanto dentro de la Iglesia como en la sociedad en general.
“Cristo nos dijo que tenemos que estar en el mundo, hasta el fondo, pero sin ser del mundo”, dijo el arzobispo. “Necesitamos ‘ser’ más y mostrar algo diferente, pero nos infectamos (con la polarización) y perdemos la frescura del Evangelio, no exhibimos nada verdaderamente abarcador”.
“La fe está polarizada igual que la sociedad”, dijo.
Aunque el arzobispo Fernández afirmó claramente que “la doctrina no cambia”, dijo que el dicasterio funcionará bajo su liderazgo de forma diferente que, en el pasado, centrándose más en fomentar la conversación y promover el conocimiento teológico en lugar de “perseguir” o “condenar.”
En los detalles particulares de la vida cotidiana de la gente, “es difícil arrojar la doctrina como piedras”, dijo. “Esta convicción mía probablemente dará otro color al dicasterio, pero eso es inevitable si uno se da cuenta de que soy el primer latinoamericano que ocupa este cargo”.