Por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO — Los cristianos deben confiar más en el Espíritu Santo que en sus propios planes y estrategias si esperan cumplir su misión de compartir la buena nueva del amor de Dios y de la salvación en Cristo, dijo el Papa Francisco.
El Papa comenzó su audiencia general del 6 de diciembre explicando a la multitud que una vez más le había pedido a un ayudante que leyera su catequesis “porque todavía estoy luchando — estoy mucho mejor, pero me cuesta si hablo demasiado”.
Desde finales de noviembre, el Papa Francisco tiene dificultades respiratorias relacionadas con una infección bronquial.
Monseñor Filippo Ciampanelli, un funcionario de la Secretaría de Estado del Vaticano, leyó el texto del Papa, que formaba parte de una serie de catequesis de un año sobre el celo por la evangelización. El Papa Francisco retomó el micrófono al final de la audiencia para pedir a la gente que siguiera rezando por la paz en Ucrania y en Israel y Palestina.
El texto principal del Papa se centró en la necesidad de rezar y contar con la ayuda del Espíritu Santo en la evangelización. Sin el Espíritu Santo, escribió el Papa, “todo celo es vano y falsamente apostólico: sería sólo nuestro y no daría fruto”.
“El Espíritu es el protagonista, precede siempre a los misioneros y hace brotar los frutos”, dijo el Papa, y ese es un pensamiento reconfortante porque así los cristianos saben que, aunque tienen la obligación de compartir el Evangelio, los resultados son siempre obra del Espíritu Santo.
“El Señor no nos ha dejado cuadernos de teología o un manual de pastoral para aplicar, sino al Espíritu Santo que suscita la misión”, dijo.
La acción misionera inspirada por el Espíritu “siempre tiene dos características: creatividad y sencillez”, decía el texto del Papa, y esos rasgos son especialmente necesarios “en esta nuestra época, que no ayuda a tener una mirada religiosa sobre la vida”.
En “el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial”, dijo, está la sencilla verdad del Evangelio: “Jesucristo te ama; dio su vida para salvarte; y ahora está vivo a tu lado cada día para iluminarte, para fortalecerte y para liberarte”.
Cuando compartir ese mensaje evangélico parece “difícil, arduo (y) aparentemente infructuoso”, dijo, la gente puede tener la tentación de dejar de intentarlo.
“Quizá nos refugiamos en zonas de seguridad, como la repetición habitual de cosas que se hacen siempre, o en las tentadoras llamadas de una espiritualidad intimista, o incluso en un sentimiento mal comprendido de la centralidad de la liturgia”, dijo. “Son tentaciones que se disfrazan de fidelidad a la tradición, pero a menudo, más que respuestas al Espíritu, son reacciones a las insatisfacciones personales”.
Pero los cristianos pueden estar seguros de que confiando en el Espíritu Santo y centrándose en las verdades clave del Evangelio, encontrarán que “brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual”.
El Papa Francisco exhortó a los cristianos a rezar cada día pidiendo la ayuda y la guía del Espíritu Santo y a no tener miedo “porque Él, que es armonía, mantiene siempre unidas la creatividad y la sencillez suscita la comunión y envía en misión, abre a la diversidad y reconduce a la unidad”.