El acompañamiento es clave para la visión ampliada del Vaticano para la formación matrimonial

Julio Prendergast y Christina MacDougall eran todo sonrisas cuando salían de la iglesia St. John the Baptist en Wading River, N.Y., después de la misa de su boda el 20 de agosto de 2021. (Archivo CNS/Foto OSV News de Gregory A. Shemitz)

Por Maria Wiering

Cuando Adriana Vásquez trabajaba en el ministerio matrimonial para la Arquidiócesis de Nueva York hace dos décadas, ayudó a enriquecer la teología transmitida en sus materiales y talleres para católicos de habla hispana.

Más tarde descubrió, sin embargo, que un contenido excelente no era suficiente.

“Me consternó años después descubrir que algunas de esas parejas que asistieron a esos talleres se divorciaron más tarde”, dijo en una entrevista con OSV News.

A medida que ha continuado trabajando en el ministerio matrimonial en varias otras diócesis, Vásquez ha identificado un enfoque que marca una gran diferencia para las parejas comprometidas: la evangelización a través del acompañamiento personal.

Antes del Día de San Valentín, el día más popular para que las parejas se comprometan, según el sitio web de planificación de bodas WeddingWire, los expertos en ministerios matrimoniales dicen que la práctica del acompañamiento personal podría convertirse en una tendencia mundial en la preparación del matrimonio católico, debido a una visión renovada de formación matrimonial introducida el año pasado en un documento del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida de la Santa Sede.

Emitido primero en italiano junio con una traducción al inglés publicada en octubre y también disponible en español, el “Itinerario catecumenal para la vida matrimonial” presenta un enfoque de tres etapas para preparar a hombres y mujeres para el matrimonio católico. También aborda la celebración de la boda y el acompañamiento pastoral de los primeros años de casados de la pareja.

El enfoque tiene como objetivo no solo transmitir doctrina, sino también “dejar resonar entre los cónyuges el misterio de la gracia sacramental”, afirma el documento.

En una introducción a “Itinerarios catecumenales”, el Papa Francisco enmarca el “acompañamiento” como una acción importante de la Iglesia Católica en su conjunto, escribiendo que ” existe ante todo el deber de acompañar con responsabilidad a quienes expresan la intención de unirse en matrimonio, para que sean preservados de los traumas de la separación y nunca pierdan la fe en el amor”.

El documento comparte una visión de acompañamiento a la medida de cada pareja por parte de sacerdotes de parroquias, agentes pastorales y otras parejas casadas de su parroquia. Afirma que “no se trata tanto de transmitir nociones o de adquirir competencias, sino de guiar, ayudar y estar cerca de las parejas en un camino que hay que recorrer juntos”.

La idea de un “catecumenado matrimonial” tiene sus raíces en los escritos del Papa San Juan Pablo II sobre la vida familiar, y el lenguaje establece una conexión con el proceso de la Iglesia para dar la bienvenida a nuevos miembros.

Eso es apropiado, porque permite que una pareja de novios redescubra el misterio de la fe, dijo Julia Dezelski, subdirectora de matrimonio y vida familiar de la Secretaría de Laicado, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.

La ruptura de los matrimonios en Estados Unidos y en todo el mundo, y su implicación para los niños y la vida familiar, indica que la Iglesia debería invertir más en las parejas comprometidas, dijo.

Según el Center for Applied Research in the Apostolate de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C., la cantidad de bodas católicas anuales en los Estados Unidos ha disminuido un 65% de 426,309 en 1969 a 148,134 en 2014 — con una caída a 97,200 bodas en 2020 (el siguiente año en el que se pudo recolectar datos). Entre 1969-2020, la población autoidentificada como católica creció de 54.1 millones a 73.2 millones.

Un estudio de Pew Research de 2015 encontró que entre los católicos que han estado casados, el 34% ha experimentado el divorcio. Mientras tanto, el 44% de los católicos reporta haber cohabitado con una pareja romántica antes del matrimonio.

“Es crucial que construyamos familias y matrimonios más fuertes, comenzando con matrimonios más fuertes”, dijo Dezelski.

El panorama actual de preparación para el matrimonio entre las diócesis de EE.UU. “varía drásticamente”, dijo. Sin embargo, Dezelski ha observado que más diócesis y parroquias incorporan parejas mentoras para el acompañamiento personal en la formación matrimonial. Varios programas de preparación para el matrimonio ampliamente utilizados los requieren. Las parejas mentoras también se recomiendan en el documento de 2021 de la USCCB “Llamados a la alegría del amor: marco pastoral nacional para el ministerio del matrimonio y la vida familiar”.

Bajo muchos de estos modelos, un párroco o coordinador parroquial del ministerio matrimonial asigna una pareja mentora casada y capacitada en el programa a una pareja de novios.

Un apostolado popular de formación matrimonial, Witness to Love, ha invertido ese enfoque, alentando a la propia pareja comprometida a elegir una pareja para que los guíe siempre y cuando ellos cumplan ciertos requisitos, como el asistir a la iglesia con regularidad, practicar su fe y estar casados por cinco años o más.

Witness to Love contiene muchos aspectos de lo que prevé el documento ” Itinerarios catecumenales” para un catecumenado matrimonial, dijo Mary-Rose Verret, quien fundó el apostolado en 2011 con su esposo, Ryan.

La esperanza es que, al conectarse con mentores en los que ya confían y respetan, los novios comprometidos compartirán su fe con autenticidad, se sentirán más atraídos a la Iglesia y abiertos a la conversión personal, y continuarán su relación con sus mentores más allá del día de la boda. También brinda a las parejas mentoras la oportunidad de evangelizar, experimentar una conversión más profunda y fortalecer sus matrimonios.

El catecumenado matrimonial “no es una invitación (para las diócesis y las parroquias) a incluir algo nuevo en su proceso existente”, dijo. “Es una súplica para repensar por completo la forma en que se está pensando en la formación de parejas que se casan hoy. Es obvio que el mejor contenido que se haya creado en la historia de la Iglesia no está funcionando. No es porque el contenido no sea genial. Es porque en última instancia, la evangelización se mueve al ritmo de las relaciones”.

Decepcionada por la escasez de parejas jóvenes en las bancas y los informes de divorcios entre parejas recién casadas en su propia parroquia de Luisiana, Mary-Rose, quien ha trabajado en la preparación matrimonial tanto a nivel diocesano como parroquial, y Ryan comenzaron a entrevistar parejas en 2008 sobre su preparación matrimonial. Los testimonios de más de 400 parejas los han convencido de que los enfoques convencionales de formación matrimonial son insuficientes y que la confianza y las relaciones son factores clave que faltan en las experiencias de preparación matrimonial de la mayoría de las parejas. Eso llevó a los Verret a hacer de las parejas mentoras elegidas un sello distintivo de Witness to Love.

“Esto está llamando a la gente a volver a lo básico de lo que siempre hemos conocido como Iglesia”, dijo Verret. “Los amigos traen amigos a Cristo”.

Más de 80 diócesis de EE.UU. utilizan Witness to Love en sus parroquias. Es una de las opciones de preparación para el matrimonio en la Arquidiócesis de Cincinnati, Ohio, donde Vásquez ahora es directora general de matrimonio y familia en su Centro para la Nueva Evangelización. Ella dijo que el énfasis del catecumenado matrimonial en el acompañamiento refleja una tendencia que ella ve en los ministerios parroquiales en general.

“Es ese encuentro con Cristo por lo que la pareja está desesperadamente hambrienta, no solo contenido sobre el sacramento, no solo información, sino la experiencia de conversión real para encontrar a cada pareja en su propio camino particular”, dijo.

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