Por Joseph J. Kolb, Catholic News Service
ALBUQUERQUE, Nuevo México (CNS) – Diácono de 92 años de edad que trabaja en una iglesia de Albuquerque se recuperaba física y emocionalmente de un asalto en el que tres individuos robaron ofrendas de Navidad de la cajuela de su automóvil.
El sargento Sean Frick, vocero del departamento de Policía de Albuquerque, dijo que el diácono Rubén Barela caminaba por un estacionamiento cubierto de nieve de la parroquia de Nuestra Reina de los Cielos, el 28 de diciembre, y llevaba una bolsa con las ofrendas de Navidad cuando un hombre, que iba en un vehículo de la marca Jeep, se le acercó para preguntarle algunas direcciones. Después de que le respondió, el diácono Barela colocó la bolsa en la cajuela de su coche.
“Cuando regresaba para subirse al coche, el hombre del Jeep le obstaculizó el paso con su vehículo”, dijo Frick.
Frick añadió que uno de los tres maleantes, un joven de unos 20 años de edad, más o menos, se acercó al coche, sacó las llaves que estaban puestas en la cerradura de ignición, se dirigió a la cajuela, la abrió y se robó la bolsa con el dinero.
El diácono Barela salió con algunas pequeñas heridas en el altercado y posteriormente fue a un hospital local para su reconocimiento, dijo Frick.
El padre William Young, pastor de la parroquia Reina de los Cielos, calcula que los ladrones se llevaron unos $20,000.
El padre Young, enojado, sin ocultar sus sentimientos, habló con el canal KOB-TV.
“No tengo alta opinión de tales fascinerosos”, dijo el padre Young. “Esas personas son unos cobardes haciéndole su fechoría a un hombre de edad avanzada”.
Por añadidura a la frustración de los feligreses es el hecho de que se había llevado a cabo otro robo anterior de unos objetos de valor real y simbólico, durante la celebración del Día de Acción de Gracias: dos coronas, valuadas en $7,000 fueron extraídas de la cabeza de la estatua de la Virgen María y del niño Jesús.
Christina Manley, maestra de cuarto año de primaria y parroquiana de la Reina de los Cielos, dijo que el ataque en contra del diácono Barela demostraba la tasa creciente de crímenes violentos que suceden sin sentido en Albuquerque.
“No me quedé impresionada porque esto pasó en Albuquerque, debido a la alta tasa de crímenes, pero sí triste en extremo y disgustada por la creciente falta de decencia humana que en nuestra bella ciudad se observa con frecuencia”, dijo Manley. “Y pues el Año Nuevo nos hace ya que practiquemos el perdón”.
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