Mientras Jesús se revelaba y enseñaba a sus discípulos, la Sagrada Escritura nos dice que en varias ocasiones Jesús compartió con sus discípulos la verdadera naturaleza de su misión como Mesías. Jesús dejó muy claro que su actividad como Mesías no se basaría en las expectativas políticas y reales del pueblo, sino que se fundaría en el amor y el servicio; en su disposición a sufrir y morir para liberarnos del poder del pecado.
Luchando por comprender plenamente quién era Jesús y elaborando bajo sus vívidas expectativas sobre el tipo de Mesías que sería, los discípulos una y otra vez no lograron entender todo a lo que Jesús hacía referencia cuando hablaba de su sufrimiento y muerte como Mesías. Estaba casi más allá de la comprensión de los discípulos que aquel en quien pusieron toda su esperanza pudiera soportar una muerte tan agonizante y aparentemente vergonzosa. Jesús conocía las expectativas de sus discípulos y sabía que su pasión y muerte inminentes serían un gran desafío para su fe. Verlo sufrir y morir en la cruz no sería lo que los discípulos esperaban, y Jesús sabía que por eso necesitaba intentar fortalecer la fe de los discípulos.
Entonces Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a un monte alto. Allí, ante ellos, fue transfigurado y vieron brillar su gloria como Hijo de Dios. Habiendo visto su gloria, Jesús esperaba que cuando comenzara su pasión y llegara su muerte, estos tres discípulos a su vez recordarían esta experiencia y fortalecerían la fe de los demás en un momento en que la fe de todos los discípulos sería severamente probada.
Durante su transfiguración, la voz del Padre anima a los discípulos presentes a escuchar lo que Jesús dice sobre su misión como Mesías, esperando que no sean víctimas de sus propias expectativas de un Mesías. Para el evangelista San Marcos, cuyo relato de la Transfiguración reflexionamos durante la Cuaresma de este año, el evento de la cruz es fundamental para comprender quién es Jesús y la naturaleza de su misión como Mesías. Los discípulos deben luchar con la realidad de la cruz para llegar a comprender a Jesús como Hijo de Dios y Mesías. Si los discípulos escuchan las predicciones de Jesús sobre su pasión y buscan comprender verdaderamente el gran amor que se expresará en su pasión y muerte, descubrirán quién es Jesús como Mesías y llegarán a comprender su papel en fomentar el Reino de Dios.
Somos muy parecidos a los discípulos de Jesús. Muchas veces, operamos según nuestras propias expectativas sobre quién es Dios y no entendemos completamente la verdadera naturaleza del deseo de Dios para nosotros. Cuando las cosas no salen como esperamos, nuestra fe se tambalea, como lo fue la fe de los discípulos en el momento de la crucifixión y muerte de Jesús. Sin embargo, los discípulos estaban dispuestos a luchar con la realidad de la cruz y, debido a su fidelidad en la lucha, finalmente entendieron la naturaleza de su relación con Jesús y cómo él los salvó de la muerte eterna.
Lo mismo es válido para nosotros. Si estamos dispuestos a permanecer fieles a la lucha de tratar de comprender la naturaleza del suceso de la cruz a medida que continúa en nuestras propias vidas, entonces llegaremos a comprender quién es Jesús para nosotros hoy en nuestras vidas de fe. Jesús nos hace testigos de tantas “transfiguraciones” en nuestra vida y en el mundo. Cuando la vida se pone difícil, debemos recordar todo lo que Dios ha hecho por nosotros y confiar en que no nos abandonará. Que algún día alcancemos la fuerza de la fe de los discípulos, que fueron fieles en la lucha. ¡Oremos juntos para que esta temporada de Cuaresma fortalezca nuestra voluntad y capacidad de llevar nuestra propia cruz hasta nuestra prometida resurrección!