Por Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO — La fragilidad de la vida humana es parte de su belleza y es algo que la gente verdaderamente aprende solamente estando cerca de, compartiendo con y atendiendo a aquellos que están sufriendo, dijo el papa Francisco.
“Aun en el sufrimiento nadie está jamás solo porque Dios, en su misericordioso amor por la humanidad y por el mundo, abraza hasta las situaciones más inhumanas en las cuales la imagen del Creador que está presente en cada persona parece opaca o desfigurada”, dijo el papa ante miembros del Pontificio Consejo Para la Pastoral de la Salud.
Reunido con miembros del consejo el 24 de marzo, el papa Francisco dijo que el beato Juan Pablo II, quien será canonizado el 27 de abril, fue ejemplo vivo del llamado a “hacer el bien sufriendo y hacer el bien por aquellos que sufren”.
Ante el ejemplo y la enseñanza del beato Juan Pablo, él dijo, la gente reaccionó “con mucho afecto y veneración, reconociendo que Dios estaba con él”.
Dios siempre está presente con los que sufren, dijo el papa, y eso fue particularmente cierto durante el sufrimiento y la pasión de Jesús.
Contemplar a Cristo sufriendo en la cruz es la mejor educación para aprender a reconocer a Cristo en todos los que están enfermos, indefensos o adoloridos, dijo el papa.
“Salvaguardando y promoviendo la vida, en toda etapa y en toda condición que se encuentre, reconocemos que la dignidad y el valor de todo ser humano es desde la concepción hasta la muerte”, él dijo.
