Aumenta la persecución contra la Iglesia en Nicaragua durante la Semana Santa

El cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes, de Managua, bendice a los fieles que alzan sus palmas durante la misa del Domingo de Ramos, el 24 de marzo de 2024, en Managua. (Foto OSV News/Maynor Valenzuela, Reuters)

By David Agren, OSV News

La policía y los paramilitares mantuvieron una fuerte presencia fuera de la catedral nicaragüense de Managua el Domingo de Ramos, asegurándose de que las celebraciones tuvieran lugar en su totalidad en la propiedad de la iglesia — y enviando un mensaje no tan sutil de intimidación. 

Dentro de la catedral, el cardenal Leopoldo Brenes de Managua no le prestó atención a este acoso. Centró su homilía en el perdón.

“El perdón es parte de la pasión del Señor, es parte de ese fruto de una experiencia de sufrimiento, de una experiencia de dolor pero que ha hecho con amor y Cristo Jesús lo ha hecho porque ha sido la misión que se le ha encomendado”, dijo el cardenal Brenes. “Que sea eso un punto fuerte cuando tengamos alguna duda recordemos eso Dios que nos ama y nos ama intensamente, como bien nos dice el Papa Francisco, Dios perdona todo y nos perdona a todos”.

Los católicos de toda Nicaragua celebran la Semana Santa bajo vigilancia, ya que el régimen sandinista prohíbe las procesiones públicas por tercer año consecutivo. 

Las restricciones profundizan la represión del régimen de los copresidentes Daniel Ortega y Rosario Murillo, que han tachado a los líderes católicos de “terroristas”, han enviado al clero al exilio y han intentado controlar cada vez más las actividades de la Iglesia.

“La dictadura de Nicaragua ha prohibido las procesiones en la calle. Lo que no podrán impedir es que el Crucificado revele su victoria en cada lucha por la verdad y la justicia, en cada esfuerzo por defender la dignidad de las personas y en cada acto de solidaridad por las víctimas”, dijo el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, a través de una publicación en las redes sociales. El obispo Báez abandonó Nicaragua en 2019 por motivos de seguridad, pero ha atendido a nicaragüenses exiliados en la zona de Miami y ha seguido denunciando la represión del régimen sandinista.

La represión del régimen implica cada vez más la intimidación de los sacerdotes, que son espiados por la policía, los paramilitares e incluso los feligreses, según observadores eclesiásticos. Según un informe de Church Solidarity Worldwide, los sacerdotes deben presentarse periódicamente ante la policía y dar detalles de sus actividades semanales. Tampoco pueden salir de sus municipios locales sin permiso, algo que dificulta la celebración de misas en las diócesis diezmadas por el exilio del clero. También deben cuidar sus palabras durante la Misa.

“Los dirigentes religiosos de todo tipo denunciaron haber recibido regularmente o´rdenes verbales de los agentes de seguridad, de no mencionar temas especi´ficos, como los presos poli´ticos, Israel y la situacio´n general en Nicaragua, en ninguno de sus discursos pu´blicos y de no utilizar la combinacio´n de los colores azul y blanco (los colores de la bandera nicaragu¨ense) en ninguna decoracio´n u otro material”, dice el informe. 

“Predicar sobre la unidad o la justicia u orar por li´deres religiosos encarcelados o incluso por la situacio´n general del pai´s, por ejemplo, puede considerarse una cri´tica al gobierno y clasificarse como un delito”, añade el informe.

Los espías asisten habitualmente a las misas y se infiltran en las comunidades parroquiales. La policía suele hacer visitas intimidatorias a los sacerdotes.

“Lamentablemente, el régimen ha logrado infiltrar dentro de las parroquias, dentro de los cuadros pastorales, como lectores, catequistas y otros miembros de cuadros pastorales” a través de una red de espionaje conocida como consejos de poder ciudadano, dijo Denis Alaniz, periodista de Panorama Católico, que cubre la Iglesia católica nicaragüense desde el exilio.

“Algunos sacerdotes que han tenido la valentía de mencionar algo sobre la justicia social. Entonces, para poder predicar les están exigiendo enviar sus homilías, pero no en todos los casos”, dijo.

Alaniz dijo a OSV News que algunos sacerdotes en la Diócesis de Matagalpa — donde el Obispo local Rolando Álvarez y muchos sacerdotes fueron forzados al exilio — están omitiendo las homilías y “o sea, no están predicando durante la misa para evitar ser secuestrados”.

Añadió que el trabajo de los sacerdotes “consiste básicamente en sobrevivir y poder estar lo más callado posible para poder continuar su labor pastoral. Al menos la administración de los sacramentos”.

La Iglesia Católica se había convertido en el último bastión de la disidencia en Nicaragua mientras el régimen sandinista cerraba los medios de comunicación independientes, extinguía la personalidad jurídica de las organizaciones no gubernamentales y religiosas — incluidas las congregaciones religiosas y los proyectos caritativos de la Iglesia — y amedentrar a la comunidad empresarial para que guardara silencio.

El régimen ha retratado a la Iglesia católica como un enemigo desde 2018, cuando los manifestantes exigieron la destitución de Ortega. La Iglesia proporcionó refugios a los manifestantes que fueron atacados por la policía y los paramilitares y trabajó con las familias de los presos políticos.

“Siempre aumentan la represión durante las fiestas, o en cualquier lugar donde la gente se reúne con fines prácticos”,dijo Caroline Cowen, consultora de asuntos internacionales, a OSV News. 

El Viernes Santo de 2025 cae el 18 de abril, aniversario del día en que estallaron las protestas, algo por lo que “todavía están enfadados”, dijo.

Al menos 226 eclesiásticos — entre ellos cuatro obispos — se han visto obligados a abandonar Nicaragua o se les ha prohibido regresar tras viajar al extranjero, según Martha Patricia Molina, abogada nicaragüense en el exilio que documenta la represión contra la Iglesia católica en su país de origen. Unas 14 órdenes religiosas también han abandonado Nicaragua desde 2018, según Molina, y al menos 74 organizaciones patrocinadas por católicos han sido cerradas, incluidas universidades, capítulos de Cáritas y proyectos de caridad, según su último informe de diciembre de 2024.

“Es una muestra de temor ante el poder espiritual de la Iglesia”, dijo Arturo McFields, un ex diplomático nicaragüense, sobre la continua represión en comentarios a OSV News. “A pesar de los controles, de los encarcelamientos, de las expulsiones de sacerdotes, de la quema de templos, de la profanación de símbolos sagrados a pesar de de la censura a las procesiones religiosas de Semana Santa”, expresó. “A pesar de todo, la fe del pueblo sigue intacta y eso les da temor”.

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