Aprender a comunicarse con honestidad y prudencia puede ayudar a sanar el mundo, afirma el Papa León

El Papa León XIV saluda a visitantes y peregrinos desde el papamóvil mientras recorre la Plaza de San Pedro en el Vaticano antes de su audiencia general del 30 de julio. (Foto CNS/Lola Gomez)

Por Carol Glatz, Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO — El mundo, marcado por un clima de violencia y odio, necesita sanación, afirmó el Papa León XIV.

“Vivimos en una sociedad que se está enfermando a causa de una ‘bulimia’ de conexiones en las redes sociales: estamos hiperconectados, bombardeados por imágenes, a veces incluso falsas o distorsionadas”, dijo a miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para su audiencia general el 30 de julio.

Al aprender a comunicarse con honestidad y prudencia, los cristianos pueden ayudar a evitar herir a los demás, y al compartir el Evangelio, pueden llevar a las personas a ser sanadas por su palabra, dijo.

Era su primera audiencia general pública desde que se tomó un breve descanso estival en julio. Decenas de miles de personas, muchas de ellas peregrinas en Roma para el Jubileo de los Jóvenes, celebrado del 28 de julio al 3 de agosto, entre las que se encontraban muchos grupos de Estados Unidos y algunos que viajaban con sus obispos.

El arzobispo Nelson J. Pérez, de Filadelfia, por ejemplo, viajaba con una delegación de unos 40 jóvenes y ministros de la juventud. Tuvo la oportunidad de saludar al Papa después de su discurso principal y le regaló una gorra verde del equipo de fútbol americano Philadelphia Eagles.

Los visitantes de la plaza también obsequiaron al Papa con varios regalos mientras recorría la plaza en el papamóvil abierto, como dos sombreros blancos de vaquero y una pequeña caja de pizza para llevar.

El papamóvil se detuvo cerca de unas personas que sostenían dos grandes carteles escritos a mano que decían: “Papa León, te traje (pizza) de Chicago” y “Tenemos pizza de Aurelio’s”, el nombre de una pizzería-restaurante con sede en Homewood, Illinois, al sur de Chicago y cerca del suburbio donde creció el pontífice.

El Papa tomó la caja, vio lo que era y le dio al grupo un pulgar hacia arriba. En su página web, el restaurante presume de su propia versión de la pizza de pepperoni con “la pizza Poperoni™, en honor a la visita más reciente del Papa y a su amor por la pizza de Aurelio’s”.

Su catequesis, dedicada al tema del Jubileo “Jesucristo, nuestra esperanza”, fue la última de una serie de charlas sobre el ministerio público de Jesús. Se centró en “la curación del sordomudo” en el Evangelio de San Marcos (7,31-37).

“También este tiempo que estamos viviendo necesita curación. Nuestro mundo está atravesado por un clima de violencia y odio que mortifica la dignidad humana”, dijo el Papa.

“Somos arrollados por múltiples mensajes que suscitan en nosotros una tormenta de emociones contradictorias”,añadió.

Ante esto, “es posible que surja en nosotros el deseo de apagar todo. Podemos llegar a preferir no sentir nada”, dijo. “Nuestras palabras también corren el riesgo de ser malinterpretadas, y podemos sentir la tentación de encerrarnos en el silencio, en una incomunicación en la que, por muy cercanos que estemos, ya no somos capaces de decirnos las cosas más simples y profundas”.

El relato evangélico del hombre sordo con dificultad para hablar muestra la comprensión de Jesús de “lo que se esconde detrás del silencio y la cerrazón de este hombre, como si hubiera captado su necesidad de intimidad y cercanía”.

“Jesús le ofrece ante todo una proximidad silenciosa”, lo toca y le dice: “¡Efatá!”, es decir: “¡Ábrete!”.

“Es como si Jesús le dijera: ‘¡Ábrete a este mundo que te asusta! ¡Ábrete a las relaciones que te han decepcionado! ¡Ábrete a la vida que has renunciado a afrontar!’. Cerrarse, de hecho, nunca es una solución”, afirmó.

“Todos experimentamos que se nos malinterpreta y que no nos sentimos comprendidos”, añadió. “Todos necesitamos pedirle al Señor que sane nuestra forma de comunicarnos, no solo para ser más eficaces, sino también para evitar herir a los demás con nuestras palabras”.

“Queridos hermanos y hermanas, pidamos al Señor que podamos aprender a comunicarnos con honestidad y prudencia”, dijo el Santo Padre.

“Oremos por todos aquellos que han sido heridos por las palabras de los demás”, dijo. “Oremos por la Iglesia, para que nunca falte en su tarea de llevar a las personas a Jesús, para que puedan escuchar su Palabra, ser sanadas por ella y convertirse, a su vez, en portadoras de su anuncio de salvación”.

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