Esta reflexión es parte de una serie enfocada en las 10 Prioridades Pastorales del Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano/Latino
En esta ocasión, quiero comenzar esta reflexión citando la carta apostólica Dilecti Amici de San Juan Pablo II de 1985, quien refiriéndose a los jóvenes se indica:
“… a vosotros, jóvenes, os pertenece el futuro, como una vez perteneció a las generaciones de los adultos y precisamente también con ellos se ha convertido en actualidad. De esa actualidad, de su forma múltiple y de su perfil son responsables ante todo los adultos. A vosotros os corresponde la responsabilidad de lo que un día se convertirá en actualidad junto con vosotros y que ahora es todavía futuro” (#1).
Como podemos observar, hay un llamado hacia la juventud sobre la gran responsabilidad que tienen. Así como los adultos la tuvieron en su tiempo y como aún se tiene. Es aquí donde me detengo y hago las siguientes preguntas de reflexión: ¿se da acogida al joven?, ¿se le involucra? ¿se le escucha? ¿se le toma en cuenta? ¿se le acompaña? ¿se le permite liderar? Específicamente, ¿qué hago yo?
Probablemente haya más preguntas que pueden hacerse. El joven tiene inquietudes, sueños, retos y esperanzas que necesitan ser escuchadas para poder brindarle el apoyo necesario, porque si no es así, cómo ejercerá su responsabilidad en la vida de la Iglesia. Por supuesto que el contexto sociocultural que se vive es difícil porque ensombrece lo que Jesús ofrece, pero el testimonio de una comunidad eucarística y misionera es más fuerte, porque puede transformar y dar vida en abundancia.
Dentro de los enfoques pastorales indicados en el Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano/Latino (PPNMHL), indicados de forma general, se encuentran: el llamado a salir al encuentro de los jóvenes que viven en las periferias, ofrecer ministerios integrales que consideran su realidad, formación continua en la fe y catequesis, abogar por políticas publicas que dan respuesta a sus necesidades, proveer acompañamiento en tiempos de transición, acompañar a quienes muestran liderazgo, fomentar el valor de la comunidad y familia extensa, conectarlos con otros jóvenes de su diócesis y más allá.
Además, es importante ofrecer formación espiritual en donde se cuenta con la riqueza de la piedad popular. También, ofrecer formación pastoral en donde se identifique a aquellos jóvenes y adolescentes con aptitudes de liderazgo y alentarlos a la corresponsabilidad. El joven tiene mucho que dar, no solo a personas de su edad, pero puede también acompañar a personas de diferentes generaciones (PPNMHL pág. 34-36).
Los invito a que revisen el Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano/Latino para que puedan revisar los objetivos y enfoques pastorales a mayor profundidad. El enlace para revisarlo en inglés o español es: https://vencuentro.org/national-pastoral-plan-for-hispanic-latino-ministry-resources/
El joven como alegre discípulo misionero, puede lograr contrarrestar muchos de los retos que enfrentan los jóvenes. Su compromiso a la misión de la Iglesia ofrecerá un testimonio único y de gran valor en donde se encuentre en respuesta al amor de Dios.
Me gustaría finalizar indicando de la exhortación apostólica Christus Vivit #109 para su reflexión el siguiente párrafo:
“Si eres joven en edad, pero te sientes débil, cansado o desilusionado, pídele a Jesús que te renueve. Con Él no falta la esperanza. Lo mismo puedes hacer si te sientes sumergido en los vicios, las malas costumbres, el egoísmo o la comodidad enfermiza. Jesús, lleno de vida, quiere ayudarte para que ser joven valga la pena. Así no privarás al mundo de ese aporte que sólo tú puedes hacerle, siendo único e irrepetible como eres”.
Eva Gonzalez, directora de Ministerio Hispano, Arquidiócesis de Louisville.
