
By Tom Tracy, OSV News
MIAMI — Hace casi una década, la Arquidiócesis de Miami organizó una peregrinación desde Miami hasta La Habana, en apoyo a la visita del Papa Francisco a Cuba al inicio de su pontificado.
El encuentro histórico, ocurrido en septiembre de 2015, se programó justo antes de la visita del Papa a tres ciudades de los Estados Unidos, que culminó con el Encuentro Mundial de las Familias, en Filadelfia.
Quizás fue un momento de grandes esperanzas para la distensión de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, y representó la tercera peregrinación papal a la isla desde la visita de San Juan Pablo II en 1997 y la visita del Papa Benedicto a Cuba en 2012.
El padre Richard Vigoa, actual párroco de la comunidad de St. Augustine, en Coral Gables, y quien ayudó a coordinar la peregrinación de La Florida junto con el arzobispo Thomas G. Wenski, de Miami, recordó cómo en la Plaza de la Revolución de La Habana — un espacio históricamente reservado para mítines políticos — el Papa Francisco pronunció una homilía poderosa centrada en el llamado cristiano al servicio.
“El Papa declaró: ‘Nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas… Quien no vive para servir, no sirve para vivir'”, recordó el padre Vigoa.
“Esas palabras, pronunciadas bajo la mirada de iconos revolucionarios, contenían un desafío sutil pero profundo tanto al autoritarismo del Estado como a la propia misión de la Iglesia: dar prioridad a la dignidad y las necesidades de las personas por encima de doctrinas abstractas o agendas políticas”, aseguró.
Mientras que San Juan Pablo II criticó con valentía tanto el socialismo autoritario como el capitalismo desenfrenado, y Benedicto XVI pidió una “auténtica libertad” en Cuba, el padre Vigoa, quien es cubano-estadounidense, sostuvo que el Papa Francisco se centró en el papel del individuo en la promoción de la comunidad y la compasión.
El Papa Francisco falleció el lunes 21 de abril a los 88 años de edad, un día después de su última aparición pública durante los festejos de la Pascua. Su funeral se llevó a cabo el sábado, 26 de abril en Roma.
“Su énfasis en el servicio personal y la reconciliación se alineó con sus esfuerzos entre bastidores para mediar en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, un hito que subrayó el compromiso duradero del Vaticano con la paz y el diálogo”, reiteró el padre Vigoa, y añadió que Cuba ha liberado este año a más de 500 presos en honor al Año Santo, un gesto que refleja la influencia continua del mensaje de misericordia y reconciliación del Papa.

“Su visita revitalizó el papel de la Iglesia cubana en la sociedad civil, y fomentó un renovado enfoque en el servicio a los más vulnerables y la defensa de una mayor libertad religiosa”, afirmó el sacerdote.
“Para nuestra arquidiócesis, acompañar a un numeroso grupo de peregrinos para celebrar las misas del Papa Francisco en Cuba fue una experiencia profunda”, aseguró.
Esa visita del Papa Francisco a Cuba del 19 al 22 de septiembre del 2015 fue también más que un acontecimiento diplomático; fue una misión pastoral que dejó una huella indeleble en el panorama espiritual de la isla, reafirmó el sacerdote.
“Al enfatizar el servicio por encima de la ideología, y la compasión por encima de la división, ofreció una visión de la Iglesia como un faro de esperanza y un catalizador para la conexión humana genuina”, dijo el padre Vigoa.
Vivian Manerrud, quien fue propietaria de la antigua compañía Airline Brokers, en Miami, y una de las organizadoras profesionales del viaje de la Arquidiócesis a Cuba, recordó con cariño aquel viaje, el que describió como “perfecto” en términos de la experiencia para los peregrinos estadounidenses.
Manerrud, ahora retirada en el Medio Oeste, recordó cómo muchos de los peregrinos (entre ellos varios cubano-estadounidenses) tuvieron intensos encuentros religiosos y emocionales en Cuba, y cómo el Papa Francisco proyectó los valores y sentimientos cristianos apropiados durante su estadía allí.
“Vivió una vida en representación de los desfavorecidos, ya fueran los pueblos indígenas de Sudamérica, los pobres o los enfermos; nada se le escapaba y era consciente de cada palabra que pronunciaba. Ser desagradable no era su estilo”, aseveró Menerrud.
“Recordaré a Francisco como un hombre del pueblo; un hombre que no solo practicaba la fe cristiana, sino que vivía la fe como lo habría hecho Cristo”, indicó.
Reconoció que el legado del Papa Francisco puede ser polémico, y que tenía muchos críticos acérrimos, incluso dentro de la comunidad cristiana; y dijo que le resultaba desgarrador ver comentarios despectivos en línea tras el fallecimiento del Sumo Pontífice.
“Este hombre era lo más parecido a Cristo que se puede encontrar. Ojalá yo tuviera su paciencia”, comentó.
“Alguien dijo que murió como un roble fuerte, erguido. ¿No fuimos afortunados y bendecidos por haberlo visto en Cuba?”, manifestó Manerrud.
El padre Vigoa apuntó que, en los años transcurridos desde la peregrinación del Papa Francisco a Cuba, las condiciones sociales y económicas de la isla han continuado en deterioro, y que todavía queda mucho trabajo que hacer allí por Cuba y por la Iglesia.
Las promesas de diálogo y reforma han encontrado dificultades continuas, represión política y una emigración masiva, según el sacerdote.
“La Iglesia, aunque renovada en su misión, sigue encontrando limitaciones en su capacidad para servir abierta y libremente. Pero incluso en medio de un panorama cada vez más sombrío, no nos desanimamos. Las semillas de esperanza sembradas durante aquella visita siguen creciendo tranquilamente en los corazones de los fieles”, afirmó.
“Como cristianos, no vivimos de los titulares pesimistas, sino de la promesa eterna de que Cristo está con su pueblo y de que la transformación auténtica siempre es posible”.